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Huertas en Castro de Fuentidueña con el caserío y la iglesia de la Inmaculada al fondo. / ELENA RUBIO
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Castro de Fuentidueña posee numerosas bodegas que los vecinos utilizan para reunirse y como merendero

ELENA RUBIO ARAGONESES

Jueves, 9 de julio 2009, 04:58

Castro de Fuentidueña está enclavado en la denominada zona de los Castros, en el inicio de la Sierra de Pradales. Se sitúa a medio camino entre la meseta de la provincia y la ribera del Duero. Una zona que es famosa por su vino y su cordero. Aquí en Castro de Fuentidueña no podía ser menos y es que por estas tierras se crían y se pueden saborear unos sabrosos corderos churros.

Además, la orografía de su paisaje permite que por el término municipal existan numerosas bodegas horadadas en la tierra, lo que ha hecho que durante años se haya producido gran cantidad de vino. Fueron construidas a finales del siglo XIX y principios del XX y cada bodega consta de una entrada, un corredor de bajada y un solo nicho. Actualmente, en el pueblo no hay muchas viñas pero los vecinos del pueblo siguen comprando la uva para producir sus propios caldos que disfrutan con amigos y conocidos. Durante estos días de calor es frecuente encontrarles en el exterior de las bodegas, que han evolucionado a merenderos al tener una pequeña construcción a la entrada.

Las bodegas no son el único patrimonio industrial de la localidad ya que en el pueblo también hubo un lagar, del que hoy solo quedan unas ruinas. Situado en un camino del término municipal fue construido también a principios del siglo pasado. Se trata de un edificio rectangular de unos diez metros de largo por cinco de ancho, realizado en mampostería de barro. Tanto el muro como el hastial que soporta el contrafuerte tienen una altura superior al resto del edificio. Desde ya hace algún tiempo, el Ayuntamiento de la localidad quiere restaurar este edificio para mantener el recuerdo de la tradición vitivinícola y que los más jóvenes del pueblo, que estos días comienzan a llenar las calles de la localidad, conozcan un poco más sobre cómo se trabajaba con la uva.

Sin embargo, el presupuesto que maneja el Ayuntamiento de Castro de Fuentidueña es escaso y para realizar cualquier proyecto es necesaria la ayuda de las diferentes Administraciones. Por eso, los 12.566 euros procedentes del Fondo Estatal de Inversión Local les han venido como anillo al dedo para reformar parte de una vivienda municipal.

Reloj de sol

En el pueblo destaca la iglesia de la Inmaculada Concepción de María, que presenta una portada románica muy atractiva, así como diferentes canecillos y frescos de la época. Entre las obras de arte que se encuentran en el templo sobresale su cruz procesional. Fue realizada en el tercer cuarto del siglo XVIII por el platero cuellarano Juan Antonio Sanz Delgado.

A la derecha de la puerta de la iglesia de Castro de Fuentidueña se encuentra la huella de lo que pudo ser un primitivo reloj de sol, lo que el experto Javier Martín-Artajo denomina una esfera de misa. Está situado a una altura de algo más de un metro sobre el nivel del suelo, aunque es bastante difícil apreciar las líneas horarias del reloj por el deterioro que ha sufrido con el paso del tiempo. Apenas se puede distinguir una circunferencia de nueve centímetros de diámetro, dentro de la cual están grabadas una línea horaria de la tarde y otra del mediodía.

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