M. A. P.
Viernes, 29 de mayo 2009, 03:31
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Está encargado de todo el material necesario para que los hombres de Pevafersa Valladolid se dediquen única y exclusivamente a jugar. Javier Mateo, a sus 50 años, pone todo lo demás, camisetas, pantalones, balones, a veces calzado, toallas, petos, agua reparadora. Sin él, los entrenamientos y los partidos no serían lo mismo para el Pevafersa.
-¿Cómo llegó a este puesto de utilero del Pevafersa Valladolid?
-El anterior encargado, Angelín, que se jubiló, fue el que me propuso sustituirle en este trabajo y me pareció una buena idea.
-¿Había practicado deporte?
-Si había hecho deporte en el colegio, pero nunca había jugado a balonmano. En el colegio había jugado al fútbol y otras cosas, pero el balonmano no me llamaba la atención.
-Entonces, eso de tener puesto todo el dia el chándal es nuevo para usted.
-Bueno, es que antes de estar aquí de utilero la última vez que había puesto el chándal fue en el colegio.
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-¿Cuál es la parte más ingrata o fastidiosa de este trabajo?
-Es un trabajo agradable, hay un buen ambiente.
-Pero no me diga que lidiar con dieciséis jóvenes no tiene inconvenientes...
-Bueno, alguna cosilla puede haber, quizás sobre todo cuando los dieciséis lo quieren todo a la vez. Todos quieren ser los primeros en recibir su toalla, o su camiseta y, claro, no se puede atender a todos a la vez y hay que decirles «tranquilos, de uno e uno que al final hay para todos».
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-¿Y lo más agradable?
-Lo buena gente que son, lo bien que se llevan entre ellos y lo bien que me tratan.
-Y además viaja con ellos, ¿no se hace muy pesado el autocar?
-Nada. Al fin y al cabo el trabajo es el mismo, solo que en vez de hacerlo en mi pabellón, lo hago fuera.
-¿Cuantos kilos de material suele transportar para un partido normal?
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-Pues entre balones, toallas, petos, camisetas, etc. aproximadamente unos 40 kilos.
-Alguna anécdota que se pueda contar.
-Bueno, hay muchas porque con el material ocurre de todo. En una ocasión tuvimos que volver al hotel a por el balón con el que teniamos que jugar porque se había quedado olvidado.
-¿Y quien es el más pesado?
-Pues... Vïctor Hugo (que en ese momento pasa por su lado) pero también es el que más me cuida.
Y Mateo sale del polideportivo con su chándal para fumar un cigarrillo. Es el contrapunto.
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