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JULIO G. CALZADA
Jueves, 28 de mayo 2009, 11:21
El comienzo de los trabajos para el soterramiento del ferrocarril a lo largo de más de cinco kilómetros por el centro de la capital vallisoletana provocará, a partir del año que viene, numerosas molestias a los vecinos y visitantes durante un periodo de al menos cinco años. El alcalde, Javier León de la Riva, usa cuando le preguntan por las dificultades que generan los arreglos urbanos un dicho que también puede aplicarse en esta ocasión: «Para hacer una tortilla, hay que cascar primero los huevos».
Serán muchos los que deban cascarse a partir del mes de junio del 2010, porque las dificultades para cruzar entre una parte y otra de la ciudad se extenderán a lo largo de una línea de más de seis kilómetros de longitud y serán muchos meses, en torno a 72 meses, los que se requieran para que puedan verse los resultados de esta intervención urbanística.
La sociedad pública Valladolid Alta Velocidad (VAV) tiene ya diseñado el cronograma del comienzo de las obras para enterrar las vías del tren y que la superficie urbana pueda reutilizarse en el centro de la capital vallisoletana. El pistoletazo de salida, una vez finalizada la excavación del túnel que salvará el barrio del Pinar de Antequera, será el derribo del paso elevado que da acceso al Paseo del Arco de Ladrillo. Las maquinaria pesada necesaria para la construcción de estas infraestructuras entrarán en la ciudad para permanecer en medio de la capital al menos hasta el año 2015.
El paso sobre las vías levantado junto al Arco de Ladrillo lo utilizan a diario más de sesenta mil vehículos según los estudios elaborados por los técnicos. La supresión de este salto sobre el lecho ferroviario es necesario para que, inmediatamente después, comience la construcción de un paso subterráneo para el tráfico rodado que conectará el Paseo de Farnesio y del Arco de Ladrillo con las calles García Morato y el Paseo de Filipinos, al otro lado de la vía actual. Sólo con posterioridad, dará inicio la excavación del túnel ferroviario, que discurrirá por debajo de esta infraestructura destinada a los vehículos particulares.
Condiciones previas
Los técnicos y también los responsables de VAV se hallan preocupados porque los ciudadanos asuman los problemas que generará unos trabajos de estas dimensiones, quizá los de mayor envergadura acometidos en la ciudad y que obligarán al corte de otros varios enlaces entre las dos partes del espacio urbano hasta que todo se termine, en torno al año 2015 si se cumplen los plazos previstos.
Esa es la razón por la cual, la fecha de inicio de los trabajos dependerá del compromiso que tanto el Ayuntamiento de Valladolid como el Ministerio de Fomento han asumido. La Corporación vallisoletana deberá haber finalizado para ese momento las obras de la avenida de Salamanca, que en la actualidad ahogan el tráfico en dirección norte-sur por esta vía. El Ministerio, por su parte, prevé la entrada en servicio para esas fechas, dentro de un año, la Ronda Exterior Sur, la VA-30.
Los técnicos consideran que, así, estas dos rutas servirán de alternativa para los más de sesenta mil usuarios que cada día recurren ahora a la avenida de Madrid en dirección a Laguna de Duero y Boecillo y los que entran en Valladolid por este paseo. Los plazos de agotan y la necesidad de acelerar la tramitación administrativa de los cambios urbanísticos previstos en el centro de Valladolid ocasionan en estos momentos algo más que malestar a los políticos por los retrasos en el inicio de las obras. La demora genera ahora gastos.
Valladolid Alta Velocidad solicitó un crédito-puente al grupo de bancos y cajas de ahorro que financiará los más de seiscientos millones de euros que costará el cambio urbano más importante al que se ha sometido Valladolid. Pero el plazo para ese crédito finaliza el 31 de enero, de forma que si para entonces no se ha finalizado la fase de modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) habrá que renovarlo.
El Ayuntamiento, organismo del que depende la modificación, prevé que podrá aprobarse en el mes de diciembre, con lo que podrá formalizarse el crédito con la agrupación bancaria y comenzará la contratación de los trabajos. Lo más trascendente, afirman desde VAV, es que los ciudadanos sean conscientes de que las obras del soterramiento «ahora sí», dicen, llegan a Valladolid. Y no se irán en muchos años, al menos, seis.
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