La torre mudéjar de la iglesia de San Juan Bautista se alza sobre la plaza del pueblo. / E. RUBIO
SEGOVIA

Una joya renacentista

La iglesia de Carbonero el Mayor tiene un valioso y singular retablo donde se mezclan el estilo flamenco y el italiano

ELENA RUBIO ARAGONESES

Domingo, 26 de abril 2009, 03:07

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La historia de Carbonero el Mayor se empieza a escribir en plena Edad Media cuando se construyen los principales monumentos que hoy se pueden contemplar. Entre ellos destaca la iglesia de San Juan Bautista, fechada en el siglo XIII y que ha sufrido transformaciones en los siglos XV y XVIII. Lo que ha permanecido casi inalterable en su interior es el retablo del altar mayor de la iglesia, una auténtica joya renacentista. La primera referencia de este retablo se puede encontrar en el testamento de Juan de Almunya, un vecino de Carbonero el Mayor que el 2 de agosto de 1468 dejaba mil maravedíes para los arcos que se estaban construyendo en la iglesia y para «ayuda del retablo de la dha iglesia de Carvonero».

Este retablo se trata de una obra maestra de pintura de los primeros años del siglo XVI, a caballo entre dos formas distintas de representar la realidad: la flamenca y la renacentista. Se trata de un conjunto de veintiuna tablas entre pilastras, frisos y adornos de madera finamente tallada y estofada según el estilo del mejor plateresco. Sus autores fueron Baltasar Grande y Diego Rosales, probablemente fueron discípulos directos de Ambrosio Benson

En el primer cuerpo o calle central se encuentran las historias principales de este retablo. Las pertenecientes al sotobanco muestran a los cuatro evangelistas separados, en el centro, por un espacio vacío para el sagrario. Se representan sentados y acompañados de su símbolo alado. Cuatro tablas componen el cuerpo principal con una hornacina en el centro destina a la imagen de San Juan Bautista. Estas tablas representan la predicación del Bautista, el bautismo de Jesús, el banquete y baile de Salomé y la degollación de San Juan.

Siguiendo el segundo cuerpo, se encuentran distribuidas las historias del abrazo ante la puerta dorada, la casa del fariseo con el lavado y ungido de pies por la Magdalena, Santiago peregrino y la última, el martirio de San Bartolomé. En el centro, la Transfiguración. El tercer cuerpo lo compone el martirio de Santa Águeda, San Miguel Arcángel, en el centro Jesús atado a la columna con un orante, el martirio de San Lorenzo y la predicación de un obispo. Tres son las últimas tablas con el martirio de Santa Catalina, el calvario y el martirio de Santa Eulalia. La obra está rematada con unas veneras con la imagen central para Dios Padre bendiciendo la bola del mundo.

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Romería en El Bustar

Por la talla por la que realmente sienten devoción los carbonerenses es por su patrona, la Virgen del Bustar. Cada año el sábado anterior al domingo de Pentecostés celebran una romería junto a su santuario, donde no falta la misa, la procesión hasta la Fuente del Pozuelo, las ofrendas y el pendón, los castillos de los mozos y una merienda campestre. En septiembre celebrarán la fiesta grande donde no faltan los toros ni la procesión a la Virgen, esta vez alrededor de la ermita

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