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ELENA RUBIO ARAGONESES
Sábado, 18 de abril 2009, 03:01
Roda de Eresma se encuentra a apenas catorce kilómetros de la capital, junto a la autovía Segovia-Valladolid. Precisamente su ubicación, al lado de carretera, ha supuesto que se la denomine con su nombre actual ya que antiguamente se llamaba 'roda'al camino carretero o de rueda. La palabra procede del latín 'rota' y equivale a la voz moderna de ruta. Es decir, que todos los pueblos que se denominan Roda, Roa o Rueda deben su nombre a estar situados junto a un camino importante. Hasta el siglo XIX se la conocía simplemente como Roda, después se le agregó el apellido 'de Eresma' por su cercanía a este río.
Por estas tierras han pasado numerosas culturas desde el Paleolítico Inferior de los cuales ha llegado a nuestros días un bifaz que hoy se puede contemplar en el Museo de Segovia. Este objeto de industria lítica no es la única pieza arqueológica que ha aparecido porque de la época romana se conserva una necrópolis excavada hace décadas por el arqueólogo Antonio Molinero. En este yacimiento se encontraron varios vasos de vidrio, algunos de los cuales fueron importados desde el Rhin, posiblemente como resultado del comercio de cereales.
En la necrópolis también se han encontrado dos aras o piedras que formaban parte de la cubierta de una sepultura y que hoy también se pueden ver en el Museo de Segovia. Son de piedra caliza clara, una de ellas coronada por una moldura que ciñe el frente y los costados. En la parte superior hay grabadas cuatro palmeras con trazos esquemáticos. La traducción del texto grabado quiere decir 'Consagrado a los dioses Manes. A Sabina, de setenta años. Su marido Suave a su esposa piadosísima. Que la tierra te sea leve'.
La otra piedra encontrada es similar, aunque con algunas variantes. Está coronada por tres 'foci' rectangulares en vez de palmeras. En ésta el texto está casi borrado, aunque por el contrario se pueden observar numerosos símbolos como tres ruedas de cuatro radios o dos tejos, árboles con claro simbolismo funerario para algunas culturas. Ambas piedras son del siglo III después de Cristo. De la misma época que la necrópolis es el conocido como Puente Canto. Construido sobre sillares de granito se localiza a algo más de un kilómetro de las casas, sobre el arroyo San Medel.
En la Edad Media sus pobladores levantaron una iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción que presentaba algunos elementos románicos como la puerta septentrional con dos arquivoltas sencillas sobre jambas. En su interior destacan tres retablos sufragados por los habitantes en los siglos XVII y XVIII.
Expolio
Para pesar de los vecinos este templo fue noticia en el 2005: los amigos de lo ajeno robaron dos columnas de madera policromada que se encontraban en el altar mayor de San Antonio de Padua. Por suerte, se recuperaron a los pocos días en Palencia tras una operación policial.
Según se recoge en el Diccionario de Madoz de 1845, en el pueblo también había una ermita, la de Nuestra Señora de San Andrés. En esa radiografía de la provincia del siglo XIX se explica que era propiedad de la localidad y se sostenía gracias a las contribuciones de los fieles. Sin embargo, según se cuenta en el pueblo, el templo empezó a arruinarse y los habitantes no tenían dinero para su reparación. Por este motivo, la autoridad eclesiástica la enajenó y hoy es una vivienda particular.
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