«'Aquí no hay quién viva' murió de maltrato»

P aso a paso, Fernando Tejero (Córdoba, 1967) se ha convertido en un actor popular. Lo ha hecho a base de trabajo, sin atajos, por más de que su papel en 'Aquí no hay quién viva' supusiera un acelerón en su carrera. En 'Al final del camino' comparte protagonismo con Malena Alterio, de la que se enamorará en la ruta hacia Santiago.

-Dicen que exigiste a Malena como compañera.

-Lo han publicado, sí, pero no es cierto. Ya no se puede ironizar en algunos medios. Roberto Santiago (el director) tenía dos opciones para la chica: Malena y otra compañera de la que no diré su nombre. Roberto prefería a Malena y yo también, pero no pedí nada. Firmaría para trabajar toda la vida con ella, es innegable que hay una química increíble entre los dos.

-Tenéis una larga relación.

-Estudiamos en la misma escuela, ella estaba en la clase de Alberto Sanjuán, en tercero o cuarto cuando yo entré en primero en la escuela de Cristina Rota. Alberto fue mi descubridor y me propuso mi primer trabajo en Animalario, Malena también estaba en el reparto. Luego coincidimos en 'Torremolinos 73' y en 'Aquí no hay quién viva'. Somos amigos y hay mucha química.

-¿No temes que alguien piense que habéis aprovechado la relación de 'Aquí no hay quién viva'?

-El miedo era a que los personajes se pareciesen a Emilio y a Belén. Por supuestísimo que nos van a asociar, pero también le pasa a Penélope Cruz con Almodóvar, en 'Los abrazos rotos' se hablará de 'Volver'... Visto el resultado yo firmaría otras 20 películas más con Malena. Mientras no hagamos el mismo personaje, podemos hacer lo que nos de la gana. Somos actores, la misma voz y la misma cara, pero nada más.

Un bombón al sol

-¿Qué pasó con 'Aquí no hay quien viva'? ¿Murió de éxito?

-Murió por maltrato. La productora quiso exprimirla, tenían un bombón y en vez de meterlo a la nevera lo dejaron al sol y se derritió. Podíamos haber seguido, bueno yo no porque me iba sí o sí, pero la serie podía haber sido como '7 vidas' o 'Friends'.

-En la película, Nacho está perdido en la vida y el Camino le sirve para encontrarse. En tu caso, ¿dejar Córdoba para estudiar arte dramático supuso lo mismo?

-No lo sé. Yo tenía muy claro que quería ser actor. Cuando piensas así, con el tiempo o se magnifica tu deseo o lo rechazas por falta de apoyo. Ni mi familia ni en mi círculo recibí ese ánimo y en Córdoba, yo tenía una novia de esas con las que juras que te vas a casar y ves un futuro... Afortunadamente aquello se acabó y para olvidarme de la relación decidí marchar a Madrid a estudiar Arte Dramático.

-¿Harías el Camino?

-No soy creyente, pero lo haría desde un rollo muy de energía, como proyecto personal y para regalarme el abrazo de la naturaleza, pero no por el ritual y por el apóstol, que me parece secundario. A medida que me hago mayor aprecio más la naturaleza y la tranquilidad.