

Secciones
Servicios
Destacamos
J. SANZ
Miércoles, 4 de marzo 2009, 10:51
La fiscal y el abogado defensor expusieron ayer ante el jurado las dos caras del crimen de Girón al término del juicio contra el acusado de matar a su padre y a su hermana, Ismael V. S., de 32 años. Su suerte está ahora en manos de los nueve miembros del tribunal popular. Ellos deberán decidir si, como cree la acusación pública, el joven sesgó las dos vidas y era «plenamente consciente de sus actos» o si, por el contrario -versión de su letrado-, mató a su progenitor «en defensa propia» después de que éste acuchillara a su hija y, de paso, tenía las facultades mentales alteradas hasta el punto se no poder ser condenado a prisión.
La primera en intervenir fue la representante del Ministerio Público para confirmar su petición de 20 años de cárcel por cada uno de los asesinatos. Las lesiones de las dos víctimas -15 cuchilladas, ella, y 29 golpes y cortes con una catana, él-, justificó, «denotan un ataque salvaje perpetrado por un mismo agresor». Y éste no pudo ser otro que el hoy acusado. «Este juicio se sigue contra Ismael y no contra su padre a pesar de que en esta sala escuchamos el relato desgarrador de su madre en contra del fallecido», quiso recordar la fiscal a los miembros del jurado.
Las pruebas, o la falta de ellas, señalan al imputado como autor del doble parricidio dado que «su padre no tenía ni una gota de sangre de su hija, no había discutido previamente con ninguno de sus hijos, ni siquiera había bebido alcohol ese día y recibió el primer golpe de la catana cuando subía por la escaleras para ver lo que había pasado en el piso de arriba -donde fue asesinada su hija-». Estos argumentos sumados al hecho de que Ismael pudo preparar el escenario «lavándose y colocando el cuchillo junto al cuerpo de su padre en la planta baja» fueron los que llevaron a la acusación pública a mantener que el acusado cometió el doble parricidio de Girón.
Y lo hizo siendo «sabiendo perfectamente lo que hacía, como refiere el informe forense, y asegurándose de que ninguno de los dos podía defenderse al atacarla a ella cuando presumiblemente dormía y a él cuando subía las escaleras sin esperar un ataque de su hijo».
En busca de un móvil
Motivos contra su padre tenía Ismael de sobra -era alcohólico y le maltrataba desde pequeño-, aunque «no se puede permitir a nadie que sea juez y ejecutor», si bien buscar su enemistad contra su hermana María Victoria, tuvo que recurrir la fiscal a unas declaraciones prestadas en el juzgado en las que reconocía que también ella «le maltrató cuando era pequeño».
La acusadora pública también pidió a los 'jurados' que valoraran los silencios de Ismael en su negativa a declarar tanto ante ellos como ante los forenses y los psiquiatras cuando le interrogaron sobre lo ocurrido en la tarde de aquel 26 de junio de hace dos años.
Tampoco ayer hizo uso el procesado de su derecho a decir la última palabra al concluir la exposición de su abogado. Casi una hora, lo mismo que la fiscal, empleó el letrado Fernando Nogués en sembrar el caso de «dudas razonables» que exculparían a su cliente en la muerte de 'Mariví'.
El abogado comenzó su exposición alegando que «la ausencia de pruebas es precisamente el principal argumento que utiliza la Fiscalía como prueba para inculpar a Ismael, pero es que lo que le inculpa a él podría inculpar igualmente a cualquier otra persona».
Pruebas de última hora
No hay «nada, absolutamente nada», prosiguió, que «incrimine realmente a mi cliente en la muerte de su hermana». Tanto es así que ahondó en su tesis sacando a relucir el único as que tenía escondido bajo la manga: «Unos restos de fibras hallados en las uñas de María Victoria que son similares -no pudo demostrarse que fueran iguales- al tejido de los pantalones vaqueros que vestía su padre».
El abogado criticó con dureza la labor desarrollada por la Policía Nacional a la hora de investigar el crimen y criticó que pruebas como las zapatillas que llevaba el padre -posiblemente manchadas con la sangre de su hija- ni siquiera se remitieron para su análisis al Instituto Nacional de Toxicología mientras otras, como la camiseta del propio progenitor, «duermen allí el sueño de los justos en una bolsa sin que se llegara a analizar más que un trocito».
Al defensor de Ismael tampoco le gustó el informe forense que daba por 'cuerdo' a su cliente y argumentó que «aquí el único especialista en psiquiatría que le examinó confirmó su inimputabilidad». Lo único claro para él es que el acusado «mató a su padre, aún en defensa propia, porque estaba gravemente enfermo con una responsabilidad directa del propio fallecido por destrozar su vida familiar culminando su trabajo -en alusión a su tesis de que fue el padre el que mató a 'Mariví'- aquel día».
El jurado recibirá hoy por la mañana el cuestionario sobre el que decidirán quién tiene razón.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.