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Valladolid invisible
EN ESTA ORILLA

Valladolid invisible

DOLORES ALONSO

Viernes, 27 de febrero 2009, 01:56

Al loro, colega, que te guindan la Kawasaki», le decía a San Isidro un motero con patillas -en una genial viñeta de Forges sobre las fiestas de Madrid-, al ver que los ángeles cogían el arado para faenar mientras el santo levitaba en éxtasis.

A mí, esta tarde me hubieran podido guindar la bici -apoyada sin candar junto a uno de los bancos de la Plaza Mayor- porque, sin llegar a levitar, he sido abducida por la exploración de la plaza y sus alrededores a la luz de un libro excepcional: 'Plaza Mayor, 1', de Juan Carlos Arnuncio, editado por el Ayuntamiento de Valladolid.

El autor del libro lo explicaba el jueves en una conferencia y hoy reconocía su voz en ese texto -y en las fotos de Domi Mora y José Luis Guerendiáin- que nos descubre el Valladolid invisible de finales del XVI, ideado por Felipe II como el primer experimento de ciudad barroca de Europa, con su centro en esta Plaza Mayor, una de las más bellas del mundo en su tiempo. Y es que en este libro las piedras hablan: de la belleza perdida y de la necesidad de plasmar la huella del propio tiempo sin arrasar la de los anteriores.

De vuelta a casa, recordaba a Manuel Saravia y Gonzalo Jolín hablando en la radio sobre el Plan Rogers, y pensaba en la que nos jugamos en ese otro Valladolid aún invisible de las vías del tren.

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