El corsé le sienta mejor al Liverpool
El Real Madrid fue incapaz de romper el entramado de Benítez, y un gol de Benayoun le obliga a un milagro
I. TYLKO
Jueves, 26 de febrero 2009, 12:58
Un detalle, un cabezazo del ex racinguista Benayoun en una jugada de estrategia, dejó a un incapaz Real Madrid contra las cuerdas en la 'Champions'. Pese a la ausencia de Gerrard y la lesión de Torres en el transcurso del partido, el Liverpool siempre estuvo un puntito por encima de un conjunto blanco lento, timorato, previsible y físicamente más limitado. El corsé les sienta mejor a los 'reds' del pragmático Benítez que a los de Juande, más preocupados de no encajar que de marcar. Entre otras cosas porque el técnico madrileño cumple su quinta temporada en Liverpool y el manchego apenas lleva unos meses en Chamartín.
Debía estar en otro mundo Vicente Boluda, el lenguaraz presidente blanco, cuando aseguró que el Madrid iba a 'chorrear' al Liverpool, 3-0 en el Bernabéu y 1-2 en Anfield. Todo es posible en el loco mundo del fútbol pero es osado e irrespetuoso decir algo así al medirse dos 'cocos' de Europa que suman 14 Copas de Europa.
Y más si se conoce mínimamente a sus entrenadores, dos estrategas, dos tácticos que anteponen los detalles a la improvisación, la eficacia al espectáculo. Tan desafortunado estuvo el novato dirigente que hasta el preparador de los 'reds' utilizó esa frase para arengar a su abnegada tropa.
No era cuento. Gerrard trató de recuperarse de una rotura fibrilar en tiempo récord pero no llegó a tiempo de ser titular. De acuerdo con Benítez, determinaron que sería absurdo jugar mermado y con riesgo de recaída. Una baja fundamental. Es el enganche, el futbolista que hace brillar a Torres, que se echa el equipo a cuestas. Un hombre franquicia en Anfield. Salió unos minutos, ya con 0-1, para disfrutar de este escenario. Le suplió con Benayoun en la banda y Kuyt de enganche. Un 4-2-3-1 similar al del Madrid, ya que Raúl formó más línea con Robben y Marcelo que con Higuaín.
Todos metidos en 25 metros, sin espacios, sin tiempo para respirar, para mandar, templar y tocar. Ayudas constantes, concentración máxima y ningún reparo para cedérsela a Reina desde el centro de campo. Cualquier cosa menos perder un balón. El Madrid sufrió varios problemas. El rival, trabajado al máximo, y muchas limitaciones propias. Ni Lass ni Gago se descolgaban, ya que miraban más a Iker que al frente, ni Raúl se encontraba tan cómodo entre líneas, ni Robben pudo escapar entre un mar de piernas. Del renacido Marcelo no hubo noticias. Y cuando salió Guti, evidenció que carecía de ritmo para tanta exigencia.
Transcurría el partido lento, sin sobresaltos y de lo más previsible, hasta que al fin ocurrió algo. El Liverpool estaba un puntito por encima del Madrid, incapaz de asustar a Reina. Sólo un gol anulado por fuera de juego de Higuaín. Lo mejor del anodino primer tiempo lo firmó casi al final Xabi Alonso, un centrocampista soberbio que mejoraría sobremanera a este Real Madrid porque quita y da, roba y pone. Vio adelantado a Iker y desde su campo casi le sorprende. Nada cambió hasta el gol de Benayoun a balón parado. Segunda derrota de la era Juande, que acumulaba nueve victorias, pero en su único examen de verdad.
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