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ÁNGEL DEL POZO
Miércoles, 5 de noviembre 2008, 01:31
Trébago es un municipio de 70 habitantes situado en el noreste de la provincia de Soria, en las estribaciones de la Sierra del Madero. Es harto curioso, si lo comparamos con su escasa población, la cantidad de misterios y enigmas que alberga y que hacen del enclave un lugar donde la magia se esconde en cualquier rincón. Cuantiosas leyendas con un significado enigmático, extraños efectos lumínicos en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y sorprendentes figuras como la Virgen del Río Manzano o el Cristo de los Mentirosos son algunos de los ingredientes del cóctel que esperan al sorprendido visitante.
Este municipio alberga un interesante legado folklórico que debemos en mayor parte a la perseverancia de sus vecinos en conservar sus tradiciones, tarea que realiza de forma magistral la Asociación de Amigos de Trébago. Como muestra podemos visitar el Museo Etnográfico, donde se han recogido vestigios históricos de nuestro pasado más reciente y donde el visitante se sumerge en otros tiempos, donde las faenas agrícolas y ganaderas se desarrollaban de forma artesanal, o el Museo Arqueológico, que recoge muestras de las culturas que habitaron por aquellos lares. Un duplo que conforma un autentico libro abierto de la sabiduría de nuestros antepasados. Colecciones creadas por los hermanos José Lázaro Carrascosa (ya fallecido) y Santiago, y mantenido por sus respectivas hijas Iris, Berta; e Irene. Quienes han realizado una labor impagable, realizando una exhaustiva recopilación de las enigmáticas leyendas del misterioso enclave.
En las inmediaciones del municipio encontramos la Peña del Mirón, donde podemos encontrar un curioso monolito que alberga una sorprendente leyenda. Cuenta la tradición que en tiempos remotos habitaba en el poblado un hombre dotado de una habilidad y fuerza muscular extraordinarias. Este Hércules trebagense era conocido como el tío Sartén. Sucedió que algunos de sus convecinos empezaron a dudar de la realidad de sus dotes, algo que ponía en entredicho su liderazgo y autoridad, en una época que imperaba la ley del más fuerte. Para demostrar sus cualidades citó a detractores y partidarios, en el paraje denominado Peña del Mirón, ya que allí en presencia de todos, realizaría la proeza más grande su vida, al poner en posición vertical, con la sola ayuda de sus fuerzas, una piedra de unos diez metros de largo por unos cuantos de ancho, que yacía horizontalmente en aquel lugar. Y por lo visto hizo efectiva la hazaña de levantar por sí solo el enorme peñasco. Sin embargo nada más terminar su proeza cayó exánime al pie mismo de la peña, que desde entonces se conoce como Peña del tío Sartén. Sin duda, y debido al enorme esfuerzo, algún órgano interno se lesionó tan seriamente que le privó de la vida. La consternación por tan grande desgracia fueron enormes, y creyéndose el pueblo culpable de ella, y temiendo el castigo de sus dioses paganos, sepultaron al tío Sartén al pie de la piedra que él levantara, siendo este paraje, a partir de entonces, lugar de culto y peregrinación en memoria del héroe.
No es el único 'pedrusco' con una curiosa tradición que podemos encontrar, ya que entre los términos municipales de Trébago, Magaña, Valdegeña y El Espino, en el monte, junto a un pinar, se encuentra una piedra que desde siempre se la conoce como 'la piedra de los tres obispos' porque, según cuenta la leyenda, a su alrededor podían juntarse los tres patriarcas de las tres Diócesis a las que pertenecían los pueblos antes mencionados, y cada uno estaba en la suya. Efectivamente, Trébago pertenecía al Obispado de Tarazona, Valdegeña y El Espino al de Osma y Magaña a la Diócesis de Calahorra.
Otros de los lugares emblemáticos que podemos visitar son las simas del Palancar y el Sabinillo, enclaves sobre los que pesa una especie de superstición que las hace temibles, por existir en ellas algo sobrenatural. La 'imaginación popular' asegura que estas profundidades están pobladas por misteriosos seres, no en vano se cuentan historias de varias personas que intentaron el descenso amarradas a largas y resistentes cuerdas, al llegar a una determinada profundidad, pidieron a gritos llenas de terror a quienes las ayudaban en la tarea que las izaran rápidamente, llegando a la superficie, en ocasiones, completamente desmayadas. Incluso se cuenta que un forastero que realizó la aventura solo, jamás regreso para contarlo. Uno de aquellos valientes pudo contar que apenas había traspasado la zona iluminada por la luz del día, comenzó a oír en torno suyo una gran algarabía de terribles aullidos, gritos lastimeros y una voz lúgubre y cavernosa que decía: «María saca los cedazos». Por cierto, en estas cuevas también asegura otra leyenda, que sirvieron de refugio para una cuadrilla de bandoleros comandada por una mujer llamada Isabel y que fue conocida en la zona como 'Los Isabelitos'. Son muchas más las leyendas que acoge la localidad como la fuente que manó aceite o la romántica historia de la mora encantada, quien todavía habita en la cueva del mismo nombre y que según asegura la tradición fue el primer testigo que vio a la Virgen del Río Manzano.
Símbolo enigmático
Esta talla podemos encontrarla en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. En esta figura hallamos un símbolo inusual pero no único, en una de sus manos sujeta una manzana. Es un símbolo enigmático que algunos estudiosos asocian con la inmortalidad, la sabiduría, o el poder supremo. Otros argumentan que simboliza al pecho materno o que la ofrece a la humanidad para el perdón de los pecados. A esta imagen se le atribuyen diversos milagros, entre ellos el conocido como piedra del agujero, de donde mana un manantial de agua fresca que salvó de una muerte cierta a un pastorcillo perdido. O el milagro de espantar una terrible tormenta de granizo que amenazaba con llevar al traste toda la cosecha. Cuentan que se encontró a la Virgen con el manto mojado y con granizo como si está hubiese salido de la iglesia y les hubiese protegido, cosa que más tarde ella misma confirmó, tornándose en vida.
Además en este templo podemos encontrar en la parte derecha del coro, un relieve románico (extrañamente en una iglesia gótica), que representa la cara de un Cristo. Es conocido en la localidad como 'el Cristo de los Mentirosos'. El rostro se presenta con la boca abierta dejando entrever una pequeña abertura en la que, según cuenta la tradición, los más intrépidos pueden introducir el meñique. Si el Cristo atrapa el dedo a su dueño se le considera un embustero.
Además en la iglesia se pueden observar efectos lumínicos sorprendentes como la iluminación el día de Navidad del cuadro de San Ramón Nonato (un extraño santo que no nació, sino que fue extraído del cuerpo de su madre fallecida el día anterior, usando la daga de un cazador), o la figura de San Pedro el día de San Juan, lo que parece asegurar que el proyecto de arquitectura de la iglesia se basó en principios astrológicos.
castillaoculta@hotmail.com
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