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EL NORTE
Lunes, 13 de octubre 2008, 03:08
Un niño de dos años falleció a primera hora de la noche del pasado sábado en la pequeña localidad burgalesa de Rojas, enclavaba en la comarca de La Bureba y a 62 kilómetros al noroeste de la capital. El pequeño, al parecer, sufrió un atragantamiento después de comer unas palomitas de maíz cuando participaba en una celebración familiar en un domicilio del municipio de 108 habitantes, según informaron ayer fuentes de la Subdelegación del Gobierno y confirmaron desde el Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León.
El suceso se produjo en un domicilio particular de la calle Alta de la citada localidad alrededor las 21.25 horas, cuando el menor se metió un puñado de palomitas a la boca y salió corriendo lejos de donde se encontraban sus familiares antes de desvanecerse.
A pesar de que en ese momento había dos médicos, vecinos del municipio, en las inmediaciones de la vivienda y de que hasta el lugar de los hechos se desplazó otra doctora del Centro de Salud de Briviesca y los sanitarios de una Uvi móvil desplazada desde Miranda de Ebro, ninguno de los presentes pudo hacer nada para que el niño expulsara las palomitas y falleció.
Tras el suceso, el titular del Juzgado de Briviesca, el más próximo al municipio de Rojas, ordenó el levantamiento del cadáver al filo de la medianoche y decretó su traslado al Instituto de Medicina Legal de la capital burgalesa para la práctica de la autopsia. El cuerpo del pequeño recibió sepultura ayer.
Un vecino del municipio, cuyos residentes se mostraron consternados por lo ocurrido, relató que llegó a haber hasta «dos médicos allí. Lo tuvieron controlado, pero no sé lo que ocurrió, se complicó la historia. Eran dos médicos del pueblo que estaban pasando el fin de semana. No sé cómo pudo ser», relató a Radio Nacional.
La subdelegada del Gobierno en Burgos, Berta Tricio, aseguró que «se actuó con diligencia por parte de todas las instancias sanitarias, pero no se pudo hacer nada».
El accidente doméstico se suma a la larga lista de defunciones de niños registradas en la comunidad en lo que va de año. La última fue una niña de 9 años que falleció al atragantarse con su propia lengua cuando se encontraba junto a sus familiares en un camping de la localidad salmantina de Santa Marta de Tormes el pasado 6 de septiembre. Unos días antes, esta vez en un domicilio de Segovia, un bebé de tan sólo nueve meses que moría ahogado en la bañera.
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