«Vi la muerte de cerca, y te das cuenta de que no eres nada»
Ha ganado el Tour, el Giro y la Vuelta y si la fortuna no le abandona logrará más triunfos, pero no olvida que su mayor victoria es seguir vivo, entero a todos los niveles
BENITO URRABURU
Martes, 7 de octubre 2008, 02:46
«Le hacen falta dos o tres kilos más, está muy delgado». Luis Luengo, uno de los mecánicos de la selección española, que ha visto a los mejores corredores del mundo durante los últimos treinta años, observa a un Alberto Contador que se ha quedado en los huesos. El peso de la temporada, los nervios por su futuro, el carácter que acumula, todo, le convierten en una 'pila' en el plano personal. El ciclista de 'las piernas de alambre' habla de su pasado, de su vida, de sus orígenes, de todo menos de ciclismo. Detrás del campeón hay un chaval de 25 años.
-¿Qué hay detrás del Alberto Contador ciclista?
-Una persona normal, a quien le gusta hacer lo que a toda persona de mi edad. Estar con mi gente, con mi familia, con mis amigos. Somos cuatro hermanos y estamos toda la familia muy unidos. Trato de aprovechar al máximo los días de invierno para ver a mis amigos.
-Durante el tiempo que tiene libre en el invierno, ¿qué es lo que hace?
-Soy muy familiar, de estar en casa, incluso ahora que me he independizado de mis padres y ahora vivo con mi novia, Macarena. Voy mucho a ver a mis padres. Intento disfrutar de los amigos al máximo.
-¿Y qué hace con los amigos?
-Quedamos a cenar, ir al cine, lo que pasa es que últimamente prefiero quedarme en casa con los amigos que salir.
-Cuando deja la bicicleta, ¿con qué se relaja?
-Si me apetece voy a jugar unas partidas con los kart. Algunos fines de semana aprovecho para ir a cazar. Me gusta y me viene bien como mantenimiento el andar por el monte. ¿Qué cazaba? Lo que pasaba. Tampoco me vuelvo loco.
-¿Le gusta la música, la lectura, la televisión, el cine?
-No leo mucho. La música sí me gusta. La pongo en el coche, fuera, no mucho, salvo cuando caliento para una contrarreloj mientras hago rodillo. No soy nada especial. Me gustan El Canto del Loco, Fito &Fittipaldis, pop español. El cine me gusta. Siempre voy con amigos.
-Dicen que come de todo, que no tiene ningún tipo de problemas en la mesa.
-Sí, es verdad. Me gusta todo. Lo único que no me hace gracia es el arroz con leche. Ya sé que es raro, pero no me gusta.
-Usted es de los que después de entrenarse se tira en el sofá para ver la televisión
-Me gusta bastante. Te ameniza en algunos momentos. Tampoco tengo una serie concreta, voy viendo de todo, variado.
-¿Cuáles son sus planes para los próximos meses?
-El invierno pasado no paré, se me fue muy rápido y en los tres próximos meses sólo tengo libres dos o tres fines de semana. Lo tengo todo cogido, programado, es decir, tengo tres fines de semana sin planes. No es como antes, que podía decir que no a muchas cosas. Necesito mi tiempo, supongo que como todo el mundo. Ya te he dicho que me gusta disfrutar de mi familia, de mí. Normalmente la gente entiende que a todos los sitios no puedo ir. Algunos no lo entienden, pero con todo no puedo.
-¿Ganar las tres grandes le hace tener más compromisos?
-¡Más ya no puedo! No tengo tiempo. Soy una persona a la que le gusta atender a los aficionados. Lo hago hasta donde puedo. Supongo que a alguien igual no le podido atender. Lo siento.
-¿Quién le organiza la agenda?
-Mi hermano Fran, mi novia, yo. Entre todos. No te creas que es fácil. Antes de comprometerme a nada tengo que mirar las fechas.
-¿Quiénes son sus amigos?
-Los de siempre, los de barrio, los del instituto. Tengo algunos de andar en bicicleta, de salir los fines de semana. Puedo presumir de ello.
-Tiene 25 años, está ganando dinero, es famoso. ¿No tiene miedo de perder el rumbo? ¿No se le puede subir el éxito a la cabeza?
-¡No, no! ¿Por qué? Mi novia, mi familia me tienen en mi sitio. Conseguir más o menos triunfos me hace ser la misma persona. Hay gente que te analiza al milímetro y que puede pensar 'a éste se le ha subido el triunfo a la cabeza, no firma autógrafos'. De verdad, hago lo que puedo. Si no fuese por los aficionados, que disfrutan, no valoraría tanto las victorias. Cuando gano, mi novia no se pone mosca. Por el hecho de ganar no voy a tener más oportunidades de nada. Yo al menos lo veo así.
-¿Es usted coqueto? ¿Le gusta vestir bien?
-Sí, me gusta vestir bien. Para ir a muchos sitios tienes que ir presentable. No se puede ir de cualquier manera. Tampoco me vuelvo loco. A todos los sitios no puedes ir igual, con la misma ropa. No es lo mismo ir a una entrega de premios que a una cena. Tampoco soy obsesivo con ese tema, pero me gusta ir bien puesto.
-No conozco un ciclista al que no le guste la velocidad, los coches. ¿Usted también ama la velocidad?
-También. Tengo un todoterreno y al finalizar el Mundial me he comprado un deportivo. No soy un loco de los coches, pero para una cosa que me gusta no me he privado. No soy nada caprichoso.
-Hasta diciembre no cumple 26 años, pero da la impresión en muchas ocasiones que tiene 30. ¿Por qué?
-He pasado una serie de acontecimientos en mi vida a pasos agigantados y eso me ha hecho madurar mucho. Deportivamente soy ambicioso, he conseguido resultados. Sí, puedo tener la mentalidad de una persona de 30 años. Eso te permite tomar decisiones rápido en las carreras cuando vas al límite. Es una ventaja que mucha gente no toma.
-Es ambicioso deportivamente. ¿Dónde está su límite?
-Cuando tuve el accidente maduré muy deprisa. Cualquier cosa que me suceda desde entonces lo comparo con aquello y me echo a reír.
-Perdone la pregunta. ¿Usted ha visto la muerte de cerca?
-La ví muy cerca.
-¿Y cómo es?
-Lo que viví más cerca, lo que pensaba es que pudiese tener alguna limitación física o mental que no me permitiera hacer mi vida normal.
-¿Creía que iba a volver a correr?
-¡Pensaba en vivir! La movilidad de mi cuerpo peligraba, se podía quedar paralizado. Dos días después del accidente empecé a mover las articulaciones. Tenía problemas en la vista, con el carácter. Luego se subsanó todo y quedé bien.
-¿Qué piensa de todo aquello?
-¿Qué pienso? Te das cuenta que no eres nada, que eres (esas palabras fueron más duras). Te crees fuerte, estás entrenado a tope, piensas que no te puede pasar nada, que eres indestructible y la única verdad es que en cualquier momento se puede acabar todo.
-¿Estuvo tumbado en la carretera? ¿Se acuerda de algo?
-No te das cuenta de nada. Si me llego a quedar allí, tirado en aquella carretera asturiana, no me hubiera enterado de nada. Si aquel día me quedo en el sitio no hubiese sufrido nada. No me enteré. La que habría sufrido es mi familia.
-¿Ese percance que pudo costarle la vida le marcó?
-Enormemente, de por vida. Me viene bien verme por la mañana la cicatriz, para saber lo que somos, lo que es esta vida para valorar lo que tienes.
-¿Tiene olvidado todo lo que pasó?
-No. Estoy recuperado y eso es lo importante
-¿Mira hacia atrás?
-Sí, para saber dónde estaba y dónde estoy, para valorar todo. Miro en el trastero y veo la cantidad de bicicletas Trek que tengo ahora, de todos los colores y modelos. Me acuerdo que mis padres no me podían dar 350 pesetas para comprarme una cubierta. Veo la cantidad de ropa que me dan y me acuerdo que cuando era cadete y juvenil, con un maillot de 500 pesetas (tres euros de ahora); iba impresionante, me miraba al espejo para verme. Nos dan tanta ropa que mucha la regalo para que no se pierda. ¿Cómo no voy a mirar hacia atrás? ¿Cómo no voy a valorar las cosas? Por eso mi familia es tan importante para mí.
-Y sus pájaros, ¿qué es de ellos?
- Los tengo, pero no tan atendidos como antes. No tengo tanto tiempo para estar pendiente de ellos, pero me sigue gustando mucho ese mundo, me fijo en esos animales.
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