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SEGOVIA

Todo sigue igual, menos la población

Perforar un nuevo sondeo es el principal proyecto de Pajarejos, un pequeño pueblo con más de la mitad de sus habitantes ya jubilados

ISABEL JIMENO

Jueves, 14 de agosto 2008, 03:41

Poco cambia de un año a otro en Pajarejos. Casi todo sigue igual en este pequeño del nordeste de la provincia de Segovia con el paso del tiempo. Casi todo, porque si la imagen exterior continúa siendo la misa; en el interior, cada vez se respira menos vida, cada vez son menos los habitantes que aquí siguen. «Si nos vamos diez o doce que somos mayores, se acabó el pueblo», lamenta Eleuterio, que paseando y sentado en la plaza ve cómo la vida se apaga poco a poco en su municipio.

Y es que la media de edad es muy alta y los ancianos abundan entre los menos de cuarenta empadronados en la localidad. Más de la mitad ya están jubilados. Precisamente, sus nietos son los más jóvenes que aún quedan aquí y nada apunta a que el futuro sea mucho más alentador. Apenas media docena de personas, casi todos varones, continúan en edad laboral, vinculados en su mayoría a la ganadería y la agricultura, por lo que los vecinos reclaman el arreglo de los caminos por los que deben transitar con la maquinaria para ir a las tierras de cultivo.

Son de los pocos que permanecen aquí todo el año, como Eleuterio. Apenas una docena de personas, buena parte de su familia, se queda durante el invierno en este pueblo sin más opciones de ocio para los muchos jubilados que «pasear y estar en casa», explica este vecino de Pajarejos. «En invierno da pena venir a estos pueblos», lamenta, mientras cuenta con los dedos de las manos las personas que habitualmente residen en esta localidad segoviana y recuerda cómo, poco a poco, la gente se ha ido marchando y las casas cerrando.

Afortunadamente, estos días la situación cambia y Pajarejos vive las jornadas de mayor actividad del año. Acaban de pasar las fiestas en honor de Santo Domingo de Guzmán, las principales del año, y eso se nota en que más gente recorre las casi siempre solitarias calles por las que cada mañana pasea Eleuterio y resuena bocina del panadero que surte de género a los vecinos.

Y es que hace tiempo que no hay tiendas en Pajarejos y ni siquiera bar. Abrió hace unos días, con motivo de las fiestas mayores para tomar allí el típico vermú después de la misa y la procesión en honor del patrón, y el centro social habilitado en la Casa Consistorial no volverá a abrir sus puertas como lo hacía hace unos años hasta el próximo mes de agosto.

Aunque en verano muchos regresan a su lugar de origen, ni siquiera la construcción de casas de segunda residencia abunda en Pajarejos, que mira con cierta envidia cómo en la vida localidad de Grajera el caserío crece y crece y aquí, algunas viviendas acaban cayendo en la ruina. Quienes quedan, confían en que algún día cambien la tendencia y Pajarejos deje de ser un pueblo más azotado por la sangría de la despoblación. La cifra no es muy alta, en algo más de una decenio el padrón ha bajado diez personas, pero, pero supone que se ha dejado por el camino más del 20% de la población.

Con ese reducido censo, los ingresos municipales son mínimos, y las obras que se llevan a cabo dependen de las subvenciones que llegan de otras administraciones, por lo que, por el momento, el principal proyecto del Ayuntamiento es acometer un nuevo sondeo a través de los Planes Provinciales de la Diputación que ayude a paliar los problemas de abastecimiento que, sobre todo los veranos de sequía, padece la población, cuando la demanda crece gracias a la llegada de los hijos del pueblo que un día marcharon.

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