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J. SANZ
Sábado, 21 de junio 2008, 15:01
Nadie, ni siquiera los propios protagonistas, podía imaginar el 28 de enero del 2003 que aquella tímida protesta organizada de forma espontánea por vecinos de etnia gitana en Pajarillos para protestar por el aumento de la venta de drogas a raíz de la desaparición del poblado de La Esperanza sólo 11 días antes iba a desembocar en un movimiento social que en la actualidad sigue vivo y que hoy celebra en el barrio su quinto aniversario. En realidad son ya cinco años y medio de lucha social contra el narcotráfico secundada en paralelo por un considerable despliegue policial que ha traído una paz más o menos llevadera a una zona este en la que han sido detenidos en todo este tiempo nada menos que 522 camellos, es decir, que resulta difícil ser traficante y no haber pasado al menos una vez por los calabozos de la Comisaría de la calle Gerona.
Los Monchines, la Guaja, la Perla y un largo etcétera de singulares apodos estarán vinculados para siempre al suculento negocio de los estupefacientes gracias a innumerables operaciones policiales desplegadas en la zona este -Delicias, Pajarillos y Pilarica- y que han llevado a muchos de los cabecillas de estos clanes a cumplir condena en la prisión provincial. Junto a ellos se cuentan por decenas, en realidad son el grueso de los arrestados, los lacayos a su servicio que han ido cayendo en manos de los agentes hasta sumar los 522 detenidos y los casi ocho kilos de distintas sustancias estupefacientes incautadas desde el derribo del gueto de la zona alta de Pajarillos el 17 de enero del 2003, según los datos facilitados por la Subdelegación del Gobierno. Su titular, Cecilio Vadillo, asegura que el balance de estos años es «más que satisfactorio sin que eso signifique que vayamos a bajar la guardia».
Colaboración ciudadana
El político matiza que «los policías van a seguir trabajando para evitar que el narcotráfico pase de manos o cambie de barrio y para eso contamos siempre con la colaboración de los propios vecinos».
La dispersión del 'problema' generada por la desaparición del poblado y los sucesivos realojos de sus antiguos moradores concentrados en los barrios del este de la ciudad llevó, incluso, a la Policía Nacional a crear un Grupo de Vigilancia y Apoyo (Gruva) específico para trabajar contra el menudeo en este área. Doce agentes integran un operativo cuyos resultados han devuelto la tranquilidad a unos barrios en los que día sí día también se produce alguna detención por narcotráfico.
Sólo en lo que va de año son ya 25 los arrestados dentro de este operativo, dos menos que a lo largo de todo el año pasado, y algo más de 2,2 kilos las drogas incautadas frente a los 1,6 kilos del 2007. La cocaína es, sin duda, la reina de las drogas duras frente a la heroína que reinó durante el apogeo de La Esperanza en los años noventa. Así lo demuestran los 604 gramos incautados de 'coca' en 'papelinas' en los últimos dos años frente a los 68 gramos de 'caballo'.
Por cambiar han cambiado en estos cinco años hasta las costumbres de los toxicómanos que aún resisten al paso de los daños -en este periodo se ha pasado de más un millar de adictos 'censados' a poco menos de medio centenar en la ciudad- y que apenas utilizan las temidas jeringuillas que antes abandonaban en parques y 'picaderos' públicos. Ahora son los recortes de papel de aluminio -la droga se calienta para ser esnifada- los que delatan los lugares habituales de consumo.
Difíciles comienzos
Y de todo ello han sido testigos los vecinos de un barrio que aquel lejano 28 de enero del 2003 decidieron coger la sartén por el mango decididos, al menos aquel día, a acabar de un plumazo con los traficantes. La sangre no llegó al río pero la idea cuajó sólo dos semanas después con una primera manifestación convocada por un colectivo autodenominado para la ocasión 'Jóvenes descontentos'.
Al día siguiente de aquella manifestación, el 12 de febrero, tuvo lugar una tensísima asamblea convocada por el entonces presidente de la asociación de vecinos La Unión, José Miguel Gutiérrez, de la que surgió el germen de la coordinadora al margen de dicha agrupación. Comenzaban las manifestaciones de los martes, que aún hoy perdura, y enseguida saldría una estructura estable de la recién nacida coordinadora contra el narcotráfico de Pajarillos de su primera asamblea propia celebrada el 6 de marzo del 2003 en el colegio Don Bosco. De allí saldrían iniciativas sorprendentes como las protestas quincenales en las madrugadas de los viernes -hoy desaparecidas-, una huelga general en el barrio, manifestaciones por Madrid y muchas más hasta sumar las más de cuatrocientas movilizaciones en este periodo.
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