
I. C.
Sábado, 7 de junio 2008, 02:54
¿Dónde se situará a partir de ahora la galería de retratos de los presidentes que ha tenido la Diputación desde la Guerra Civil y que fue encargada por el anterior titular de la institución palentina, Jesús Mañueco?
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Nadie sabe responder todavía a esa pregunta, tras la remodelación integral que el equipo de gobierno del presidente, Enrique Martín, ha imprimido a la antesala del antiguo salón de comisiones, en la que han permanecido las pinturas desde el año 1997.
Porque ese espacio ha cambiado de imagen de forma radical con una reforma que se incluye dentro de las obras de mejora que ha emprendido el Grupo Popular y que también abarca la sustitución de la carpintería exterior y otros detalles, que se acometen actualmente.
Volviendo a la antesala de la galería de retratos, la decoración clásica ha sido sustituida por las nuevas vanguardias con animados colores grises y morados, mobiliario funcional y mesas de cristal. En resumen, nada que ver con el aspecto anterior y donde los retratos ya no tienen cabida.
El vicepresidente de la Diputación y portavoz del equipo de gobierno popular, Isidoro Fernández Navas, aseguró ayer que la nueva decoración y especialmente el mobiliario que se ha instalado no sólo ha modificado la imagen de la antesala, sino que se ha conseguido que sea más útil. «Antes, nadie se sentaba en esta sala, pero ahora está mucho más aprovechada. Los constructores, alcaldes y secretarios despliegan los planos en esta mesa y comentan los detalles de las obras y de la licitación de los plazos», señalaba Fernández Navas, satisfecho con el cambio.
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Pero de la nueva ubicación de los retratos, nada de nada. De momento, permanecen retirados y apilados en otro departamento del Palacio Provincial a la espera de que concluyan los trabajos de pintura y de que se les adjudique un nuevo espacio que nadie se atrave a aventurar. Desde el equipo de gobierno se insistió ayer en que los retratos volverán a colocarse, aunque todavía no se haya decidido el lugar al que peregrinará la galería de presidentes, que fueron pintados por el desaparecido Rafael Oliva y que costaron cada uno 350.000 pesetas de las de entonces a las arcas provinciales. Sin embargo, el de Mañueco, el más grande, fue pintado por Capel a un precio de casi el doble.
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