'Correspondencia y escritos' recoge más de 450 cartas del pintor Juan Gris
EFE
Domingo, 1 de junio 2008, 02:19
Más de 450 cartas de Juan Gris, una decena de ellas inéditas, se incluyen en el libro 'Correspondencia y escritos', a través del cual se rompe el mito difundido por Picasso de hombre 'gris' y muy teórico.
María Dolores Jiménez-Blanco, autora de la edición del volumen, ha señalado que a través de estas cartas se descubre no sólo al pintor, sino también a la persona, y a alguien que está al tanto de la evolución artística en España.
El propio Gris, añade Jiménez-Blanco, cuenta en primera persona «la vida de un artista en esa época, cómo era la promoción comercial del cubismo, primer movimiento artístico que se vende en el mercado».
Uno de los temas que emergen es «el impacto tremendo que tiene en los artistas» la Primera Guerra Mundial, que coloca a Gris en una «situación incómoda», pues «como español no puede participar, pero tampoco puede volver a España».
La contienda fue además «un desastre económico» para Gris porque se interrumpió la relación con su marchante, el alemán Daniel-Henry Kahnweiler, que representa «su sustento económico, pero también su promotor, agente y casi padre espiritual».
Respecto a la correspondencia con Picasso, se deduce, precisa la especialista, una relación desigual: «Juan Gris trata al malagueño como su maestro, pero se entrevé que hubo una situación tensa». El propio Picasso fomentó la imagen de un Juan Gris excesivamente preocupado por la teoría y el aspecto científico del arte y eso se acabó convirtiendo en un tópico.
Un pintor complejo
Para Jiménez-Blanco, «gris no era gris, sino que era muy complejo, en contacto con todo el mundo y que está en el centro de lo que pasa en París y, además, muy informado de lo que pasa en el arte español».
Entre las cartas publicadas, Jiménez-Blanco ha localizado una decena de misivas inéditas enviadas al crítico y poeta catalán Junoy, que «ponen en conexión a Gris con la vanguardia barcelonesa y la famosa exposición cubista de las Galerías Dalmau de 1912».
Junoy fue «el primer crítico de la obra de Gris y además -recuerda la editora- quien le alentó a dejar la caricatura para que se dedicara a la pintura». En sus textos teóricos, también incluidos en el volumen, se contempla a un Gris que pretende «ordenar y dar base intelectual al cubismo, y que concilia cubismo con clasicismo». Aunque Gris no cree en la abstracción, piensa ha de haber una referencia figurativa sin necesidad de pintar la realidad tal como es.
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