«Muchos clientes creen que limpia mejor una mujer que un hombre»

En 1982, un pequeño grupo de desempleados, en su mayor parte mujeres, decidieron unir sus fuerzas para dotarse a sí mismos de un empleo que les permitiera seguir viviendo en Palencia. Se constituyeron como una cooperativa de trabajo, dedicada a labores de limpieza y jardinería. Actualmente, los trabajos medioambientales han ido dejando paso a una mayor especialización en sistemas de limpieza, en los que comienzan a incorporar las nuevas tecnologías. Después de 25 años, Colimpa se ha consolidado como una empresa puntera en Palencia y Valladolid, que ha facturado en los últimos años por encima de los 600.000 euros. Amando Sánchez Asenjo, uno de los tres cooperativos originarios que aún se mantienen en activo, es en la actualidad el director de Colimpa.

-¿Cómo nace la idea de formar Colimpa?

-Como una idea de un grupo de desempleados que veníamos de las asociaciones de vecinos, de las asociaciones juveniles, de la asamblea de parados que se había creado. Y vimos que la única forma de salir era buscar nuestra propia forma de autoempleo. Lo que hicimos fue estudiar varias alternativas, elegimos la idea que menos esfuerzo de inversión necesitaba, que era la de hacer una empresa de limpieza. En forma de cooperativa, porque siempre quisimos que fuera un modelo participativo, y a partir de ahí surgió todo.

-¿Dónde está el secreto del éxito, puesto que muy pocos proyectos cooperativos salen adelante?

-Hay dos claves. Una, que siempre hemos creído que somos una empresa. Tenemos un modelo cooperativo, pero somos una empresa, una empresa que tiene que se rentable, que tiene que crecer, que tiene que buscar nuevas cosas. Luego, aparte, sí que es cierto que las cooperativas somos mucho más resistentes a las crisis, a los momentos duros, porque nos estamos jugando nuestro propio empleo. Y nosotros somos especialmente resistentes, porque en estos 25 años hemos sufrido bastantes crisis...

-¿Y en todo este tiempo, no se han planteado tirar la toalla?

-Pues ha habido varias ocasiones. Especialmente una. Nos equivocamos de rumbo y llegamos a estar en la quiebra técnica. Y lo que hizo que siguiéramos es que nos estábamos jugando nuestros puestos de trabajo, y no una inversión. Teníamos dos opciones, tirar la toalla o seguir adelante. Cambiamos toda la empresa y después de años de sacrificio, ahora ya somos una empresa completamente estable, que podemos tener problemas, como todas las empresas, pero que nuestra capacidad para adelantarnos al mercado nos han hecho estar ahí.

-¿Puede sobrevivir una empresa de limpieza en un momento de crisis inmobiliaria como la que estamos sufriendo?

-No tenemos problemas, porque nosotros ya hemos pasado tantas crisis que estamos preparados. No sólo preparados, sino que incluso podemos adelantarnos. Ya el año pasado, que ya se empezaba a ver algo, nosotros empezamos a prepararnos y a guardar armas. De hecho, nosotros intentamos depender muy poco del sector inmobiliario, eso nos da cierta resistencia. De todas formas, siempre estamos guardándonos las espaldas por si cualquier cosa.

-Diversificando...

-Sí, claro, buscamos otros mercados. Siempre estamos innovando, buscando nuevas líneas, nuevos sistemas, y siempre sin depender de un solo polo, como antaño.

-¿Qué servicios ofrece Colimpa?

-Desde la limpieza y mantenimiento habitual, como hacen todas las empresas, hasta servicios mucho más innovadores. Tenemos ahora un servicio estrella, que es la limpieza domiciliaria, que hemos sido pioneros aquí en Palencia. Estamos investigando, aunque todavía no hemos sacado el servicio, sobre un tema de higienización por ozono, limpiezas por ultrasonidos.

-¿Fueron los inicios los momentos más duros?

-No, porque al principio lo haces todo con mucha ilusión. Cualquier pequeño trabajo te crea muchísima ilusión. Los problemas vienen después, cuando las cosas no son como preveías, no tienes la formación suficiente...

-La cooperativa comenzó con once socios, y en la actualidad cuenta con más de 60 personas...

-Sí, pero no es nuestra intención crecer. Crecemos porque crecen las necesidades. Nuestro objetivo es asentarnos, buscar nuestro propio camino, sin entrar nunca en competencia con empresas con las que sabemos que no podemos competir.

-Ustedes presumen de que la mayor parte de los socios son mujeres, ¿acaso son mejores limpiadoras que los hombres?

-No. También es un problema de cultura. Hasta el propio cliente cuando ve a un hombre realizando la típica tarea de una mujer, aunque no se cierto, cree que no lo hace igual. Y viceversa. Hay tareas de limpieza más habituales de los hombres, como la de cristalero, que cuando la hace una mujer, nuestros clientes piensan que no lo podemos hacer. Es un problema cultural. Se sigue pensando que una mujer limpia mejor que un hombre, y entonces, son los propios clientes quienes nos siguen creando el problema.

-Cuando se piensa en limpieza, se piensa en barrer, fregar y quitar el polvo, pero ustedes siempre hablan de algo mucho más allá...

-Nosotros hablamos de higienización. Cada poco tiempo, oímos hablar de una empresa en la que se produce un brote de salmonelosis o el síndrome del edificio enfermo. Y eso en realidad es falta de higiene, y no es que la gente sea sucia. Es que no se han hecho las tareas de mantenimiento que debían hacerse. Pero como se sigue pensando en la limpieza como algo que hay que hacer para que se vea un poco limpio, y cuando menos me gaste, mejor, pues se acaba pagando.