'Sastipen tali'

Se celebraba el habitual mercadillo de los martes en el Campo de la Juventud, pero los gitanos vivían ayer una jornada distinta. Era su día, el que se instauró en 1971 cuando un grupo de gitanos se reunió en Londres para reivindicar sus señas de identidad y su reconocimiento como pueblo itinerante sin fronteras.

Desde entonces, cada 8 de abril, los ríos acogen una ceremonia en la que las gitanas arrojan pétalos al agua. El río Carrión dejó ayer protagonismo a la plaza de la Constitución para que la convocatoria tuviera más respuesta. Y es que los organizadores -la asociación Romi y la Fundación Secretariado Gitano- consideraron que era mejor emplazamiento para que los gitanos no abandonaran su trabajo en el mercadillo. El reparto de claveles, globos y caramelos abrió el acto, en el que la presidenta de la Asociación de Mujeres Payas y Gitanas Romi, Ana Hernández Lozano, lamentó lo inadvertido que pasa el Día Internacional de los Gitanos para el conjunto de la sociedad.

La presidenta de Romi recordó, no obstante, los diferentes programas y cursos que promueve la asociación fundamentalmente para fomentar la educación de los niños gitanos y la inserción laboral de las mujeres. «Las mujeres están mostrando mucho interés porque han visto que el mercadillo no es la solución de futuro para todos», explicó.

Posteriormente, Rubén Lozano y Yoana Hernández, dos gitanos que trabajan por cuenta ajena, compartieron la lectura de un manifiesto en el que recordaron la historia del pueblo gitano y abogaron por la tolerancia y el respeto a todas las culturas, dejando de lado el racismo y la xenofobia. 'Sastipen tali' (Salud y libertad).