Barry Gifford, ayer en la librería Rayuela de Valladolid. / HENAR SASTRE
BARRY GIFFORD ESCRITOR

«La Generación Beat fue un invento de Allen Ginsberg»

El autor de 'Corazón salvaje' presenta en Valladolid su última novela, 'Una puerta al río', y dice que seguirá dejándose llevar por la memoria

ANGÉLICA TANARRO

Miércoles, 9 de abril 2008, 15:16

Cuando estaba escribiendo 'Una puerta al río', su última novela que acaba de publicar La Otra Orilla, Barry Gifford pensaba que podía cerrar la trilogía que con los recuerdos de su niñez había plasmado en libros como 'El padre fantasma' o 'Wyoming'. Pero en seguida se dio cuenta de que no, que como le había pasado otras veces los personajes empezaban a crecer. «Igual me ocurrió con 'The Sailor y Lula': el personaje de Perdita Durango empezó a crecer y tuve que hacer otra novela».

Publicidad

Barry Gifford (Chicago, 1946) novelista, poeta, autor de guiones, editor... estuvo ayer en Valladolid invitado por el colectivo Laika, en un acto en la librería Rayuela, en el que estuvo acompañado por el director de la Feria del Libro de Valladolid, Diego Valverde.

A Gifford se le conoce en España, además de por novelas como 'Corazón salvaje', por haber sido el guionista de David Lynch en la versión cinematográfica y en la que Álex de la Iglesia rodó sobre Perdita Durango. Y también por haber escrito una famosa biografía sobre Jack Kerouac. Pero él es por encima de todo un escritor solitario, que escribe a mano, que no usa ordenador para pasar sus novelas, que defiende la soledad del autor frente al ruido de Internet y que demuestra cuando habla una gran cultura literaria.

Tanto ha plasmado su memoria y los personajes que encontró de niño, con ese padre perteneciente a la mafia que desapareció pronto de su vida, que es fácil pensar que nunca escribirá su autobiografía. Pero si se le dice esto, responde con firmeza: «Mis novelas no son toda la verdad. Son una recreación de la verdad. Pero al mismo tiempo son lo más real que soy capaz de escribir. Para mí no hay nada más real que esto».

Llama la atención que un escritor tan radicalmente estadounidense hable continuamente de Cervantes en sus entrevistas.

«Todo comenzó porque los periodistas me decían que 'Corazón salvaje' les recordaba a Kerouac, entonces yo contestaba 'tu memoria es muy corta'. Mucho antes que Kerouac estaba Cervantes un escritor genial que inventó la picaresca». Y entonces habla del Quijote como de un «personaje genial» y del proyecto inacabado de Terry Gilliam de llevarlo al cine con Johnny Depp en el papel del Quijote. «Al final no pudieron hacerlo pero hicieron un documental sobre el fracaso que me encantaría ver».

Publicidad

Cuando se le pregunta por los escritores a los que siente cercanos desfilan por su discurso Joseph Conrad, Jack London, Flannery O' Connor y, por supuesto, William Faulkner. «Todos ellos son buenos porque tienen sus propias voces. Eso es lo que les hace importantes. Yo espero que mi voz sea auténtica también. Eso es también lo que distinguía a Jack Kerouac, un gran escritor».

Pero esa admiración no le nubla el juicio y cuando se le pregunta si sería necesario en estos momentos un Movimiento Beat, afirma rotundo: «La Generación Beat fue un invento de Allen Ginsberg, para que las grandes revistas como 'Life' se fijaran en él y en sus compañeros. Al final se convirtió en una moda y, como la moda, pasó. Ahora hay un museo de la Generación Beat, es decir, es algo muerto. Ginsberg que fue amigo mío durante treinta años creía que un grupo sería más fuerte. Él luchaba contra el academicismo de la época. Y consiguió esa atención. Pero todo esto no tiene nada que ver con el hecho de que Kerouac fuera un gran escritor».

Publicidad

Oscuras

Para alguien que domina varios registros es fácil admitir que a veces es un problema decidir si una idea, una imagen, se acabará convirtiendo en un relato, en una novela o en un poema. «A veces tienes dificultades, pero si escribes algo y ese algo sigue diciéndote cosas es probable que acabe siendo una novela, por llamarlo de alguna manera». En cuanto a si su poesía tiene las mismas zonas de sombra que sus novelas, Gifford se defiende: «¿No todas mis novelas son oscuras!». Y al tiempo define sus poemas como sólo lo haría un verdadero poeta: «Son cartas a gente que aún no ha nacido». Y la sombra de Dickinson, personaje al que admira, planea sobre la entrevista.

Sabe cómo es trabajar codo con codo con un director. La experiencia se la brindó David Lynch en 'Carretera perdida'. La escribieron juntos y codo con codo estuvieron en el set de rodaje. «Sé que era la primera vez que David hacía algo así. De hecho a los directores no les gusta que esté el guionista, pero con él pudo ser»

Publicidad

No quiere hablar de su próxima película, 'No puedes ganar', en fase de preproducción. «Es que da mala suerte».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad