Fallece un joven que recibió una paliza en Toledo tras agonizar durante un mes

José Félix García-Ochoa cumplió 30 años ayer. Sin embargo, no pudo celebrarlo porque este mismo día recibió sepultura en el cementerio de Sonseca (Toledo) después de un mes agonizando en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Virgen de la Salud de Toledo tras haber recibido una brutal paliza por parte de tres jóvenes de su mismo pueblo. Los hechos ocurrieron el pasado 1 de marzo.

José Félix tuvo la mala fortuna de cruzarse con estos tres jóvenes de 23 y 24 años a la salida de una discoteca. Le lanzaron una botella a su coche, motivo por el que José Félix los reprendió obteniendo como respuesta una paliza por la que tuvo que ser atendido en el centro de salud. Al regresar a su casa, a las afueras de Sonseca, comprobó que estaban esperándolo para rematar la agresión con una segunda paliza que fue mucho más brutal y mortal.

Ingresó en la UCI del hospital de Toledo en estado crítico con una hernia en el bulbo raquídeo y desplazamiento de la masa encefálica. Después de un mes luchando por vivir sus lesiones «ha caído en picado porque había muchísimas complicaciones», según relató ayer su amigo Enrique Arenas, que durante este tiempo ha ejercido de portavoz de la familia. «Se ensañaron con él y ahora pedimos justicia y respeto al profundo dolor de su familia y amigos», añadió.

Los tres presuntos agresores de José Félix fueron detenidos a las pocas horas de estos hechos y desde entonces permanecen ingresados en la prisión de Ocaña (Toledo). El Ayuntamiento de Sonseca, localidad de 11.000 habitantes, decretó ayer dos días de luto oficial por la muerte de este vecino muy conocido en el pueblo por regentar una tienda de informática. Según informó el Consistorio de la localidad, el acuerdo se adoptó en una sesión plenaria extraordinaria convocada ayer mismo en la que el Ayuntamiento se quiso sumar al dolor de los amigos y familiares del joven fallecido y que concluyó con un emotivo minuto de silencio en su honor.

Por la tarde, más de tres mil personas despidieron al joven. El templo parroquial, donde se celebró la misa funeral, se llenó y una buena parte de los amigos y vecinos que acudieron tuvieron que permanecer fuera de la iglesia.