Lo que crece junto al río

Álamos, chopos, abedules, fresnos, olmos, tilos, sauces, tamarindos, lirios. Son sólo una infinitésima parte de la vegetación que que crece alrededor de nuestros ríos. La 'Guía de las plantas de los ríos y riberas de la cuenca del Duero', la última publicación de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), hace un recorrido por cada tallo, cada hoja y cada flor que crece en sus orillas.

Antonio Gato, presidente de la CHD, presentaba ayer el libro acompañado por su autor, Vicente Paredes, y por su coordinador, Vicente Martínez. El objetivo de esta guía, en palabras de Gato, es dar a conocer esos «oasis verdes dentro de Castilla que cumplen no sólo una función estética, sino que también evitan la erosión y sirven de parapeto frente a las inundaciones».

La cuenca del Duero cuenta con 5.000 kilómetros de cauce, lo que significa que se trata de la cuenca con más kilómetros incluida en Red Natura 2.000, la red ecológica europea formada por las zonas de especial conservación. Esta red también incluye un total de 50 Lugares de Importancia Comunitaria de riberas (LIC's) pertenecientes a la cuenca del Duero.

El fin de la Red Natura 2.000 es garantizar el mantenimiento del entorno natural. Y para cuidarlo y conservarlo, lo primero es conocer la naturaleza que nos rodea.

Para ello la guía incluye la descripción de 50 plantas seleccionadas por su importancia y su representatividad en la cuenca del Duero, y están divididas en siete tipos. En primer lugar se encuentran los árboles, que son definidos como plantas leñosas que pueden alcanzar cinco o más metros de altura. El álamo blanco, el álamo temblón, los chopos o los abedules son algunas de las especies más frecuentes, pero también podemos encontrar otros como el aliso, el sauce blanco, el fresno de Castilla o el olmo negrillo.

La segunda categoría es la de los arbustos o plantas leñosas que oscilan entre los dos y los cinco metros de altura. El sauce cabruno, por ejemplo, se encuentra en las zonas boscosas de la ribera, y su madera es una de las más apreciadas entre los sauces. También abundan los endrinos, un arbusto de la familia de las rosáceas del que crecen las azules endrinas (fruto del que se obtiene el licor del pacharán).

El libro también hace un repaso de las plantas trepadoras, las herbáceas, las helófitas y, cómo no, las hidrófilas o acuáticas, que pueden ser flotantes o encontrarse enraizadas en los lechos fluviales. El nenúfar amarillo, la lenteja de agua o el polígono anfibio son algunos de los tipos de vegetación que podemos encontrar nadando por el río.

Especies invasoras

Por último, el libro se asoma también por el mundo de las plantas invasoras: aquellas especies que se instalan y se extienden por el territorio «compitiendo con las especies autóctonas y alterando la estructura y funcionalidad de los ecosistemas naturales», según describe la guía. Las especies vegetales más invasoras en la cuenca del Duero son el ailanto, la falsa acacia, el plátano de sombra y el sauce llorón. Para evitar su instalación, la mejor medida es la prevención, por lo que es conveniente evitar su uso en actuaciones de restauración y en jardinería.

Con estos consejos y con viaje visual por la cuenca a través de las fotografías y de los dibujos con los que cuentan todas sus páginas, la guía llega a nuestras manos con una doble finalidad, según indica Antonio Gato. Por un lado, pretende tener una «función didáctica», para lo que se van a repartir ejemplares por todos los colegios de la cuenca del Duero. Por otra parte, «hemos querido que sea un manual para las personas que tienen un trabajo relacionado con el mantenimiento de nuestros ríos».

Antonio Gato aprovechó también la ocasión para presentar la nueva página web de la CHD como «respuesta a una demanda de los ciudadanos y a una necesidad sentida de la propia Confederación». Una web más accesible, más atractiva y con contenidos e informaciones que antes no existían.LúpuloFalso plátanoSaúco