«En España, cristianos y musulmanes coexistieron pero no convivieron»
El historiador andaluz analiza en un libro los aspectos cotidianos de la invasión árabe y asegura que la única comunidad 'aplastada' fue la judía
T. G. YEBRA
Lunes, 4 de febrero 2008, 01:55
«Hay un error de base a la hora de entender la religión islámica», afirma Juan Eslava Galán, autor de 'Califas, guerreros, esclavas y eunucos' (Espasa), un ensayo que analiza la coexistencia -«nunca hubo convivencia»- entre musulmanes y cristianos durante los siete siglos en que aquéllos ocuparon la península.
«La imagen que se tiene en Occidente del islamismo es la de unos señores que realizan atroces atentados y que quieren acabar con las civilizaciones que no son afines», explica este escritor, quien ha publicado numerosos trabajos sobre la historia de España. «El Islam no es una religión unificada; hay numerosas poblaciones que interpretan el Corán de distinta manera y gran parte de ellas son pacíficas».
Esta visión conciliadora no le impide, sin embargo, ser realista. «Hoy por hoy la llamada 'alianza de civilizaciones' es una bella aspiración sin contenido. No tiene fundamento porque es como intentar mezclar el agua con el aceite», argumenta. «El cristianismo ha evolucionado a partir del siglo XVIII. Hubo una Ilustración que deslindó la religión del derecho civil. En el Islam ha habido conatos, pero no está clara esa diferencia. Hay sociedades que siguen al pie de la letra el Corán o los preceptos de la 'charia' (ley islámica) y otras menos. Por eso no se puede pensar en una religión unificada. Hay muchísimas sectas y muchas maneras de entender esa religión», continua.
Mitificación
Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) insiste en que no hubo convivencia sino coexistencia durante la reconquista. «Había tres comunidades: la musulmana, la judía y la cristiana. La judía era una minoría que siempre estuvo aplastada por las otras. En el momento en que se impusieron los musulmanes, los cristianos tuvieron que pagarles tributo. En cuanto la balanza se alteró, fueron los musulmanes los que pagaron tributo a los cristianos. ¿Convivencia? Salvo en los casos extremos de amoríos idealizados en novelas y cuentos, no la hubo nunca».
Este desencuentro de siglos no debería, a juicio del historiador, enquistarse de forma crónica. «La madurez histórica nos debería hacer comprender, a unos y a otros, que cualquier diferencia se puede solucionar por la vía de la discusión, nunca por la de la confrontación».
En su opinión, la actitud del Islam hacia las mujeres es una de las causas que explican el subdesarrollo de estos países. «Al dejar al 50% de la población sin acceso al trabajo, al considera a la mujer como un ser de segunda categoría, el desarrollo social y económico queda profundamente afectado».
Tópicos históricos
Dice que esa idea tan extendida de que la gente del sur desciende de los moros es absurda. «¿Los ojos morunos de las andaluzas? Todo eso son pamemas. La mayoría de los andaluces descienden de gentes venidas de Galicia, León, Cantabria, el País Vasco y de otros puntos de la península».
En cuanto a la herencia que los árabes dejaron en nuestro suelo, Eslava Galán destaca su «destreza» en el dominio del agua, sobre todo en los regadíos, y su «amplia y rica aportación a la agricultura y gastronomía». «Trajeron y aclimataron numerosas especies, como el almendro, el castaño, las higueras, la berenjena, el limonero, el naranjo, numerosas especias.... Y haciendo postres eran unos auténticos artistas».
Aconseja, finalmente, acercarse a los «espléndidos» yacimientos arqueológicos de Calatrava la Vieja (Ciudad Real) para hacerse una «idea visual» de cómo vivieron los árabes en nuestro país.
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