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Leonor Watling, protagonista de 'Los crímenes de Oxford'. / EL NORTE
LEONOR WATLING ACTRIZ Y CANTANTE

«Soy muy indecisa y eso me hace pasarlo mal»

La voz de Marlango conquista a Elijah Wood en la última película de Álex de la Iglesia, 'Los crímenes de Oxford'

FERNANDO BELZUNCE

Viernes, 18 de enero 2008, 02:00

-Habría dado el pego como matemática.

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-Ja, ja, ja. ¿Tú crees? Dicen que proyecto una imagen como de alguien que ha leído. A lo mejor son las ojeras.

-¿Cree que da imagen de intelectual?

-Creo que es porque en parte soy bastante callada y creo que el silencio deja hueco para que el que te mira se imagine lo que estás pensando. Y en parte creo que también me han educado muy bien. Mi padre era muy estricto y tengo una educación que no es tan común. A la gente le choca eso en una actriz o en una cantante. Soy la que siempre abre la puerta y la sujeta para que pasen los demás. Me acuerdo de los ojos de mi padre Eso puede dar una sensación diferente. Cada uno a primera vista proyecta algo. Suele no ser verdad, pero para un actor esa imagen es decisiva.

-Dicen que Álex de la Iglesia es un director muy particular.

-Todos los directores lo son. Tienen que tener un ego muy marcado porque deben tirar de todo un ejército. Tu personalidad tiene que ser muy fuerte. Álex tiene su impronta. Me ha dado un personaje muy bonito.

-¿Qué tal compañero es Elijah Wood?

-Encantador, muy trabajador y divertido.

-¿No tenías la sensación de besar a Frodo?

-Noooo. Frodo es un personaje muy concreto, con esas orejillas, y Elijah no se le parece, en serio. Creo que para él es muy importante esta película porque en ella hace de hombre, no de chico joven. Alguien que está en transición hacia la madurez. Ya es hora de que se quite el personaje de Frodo y lo conseguirá porque lleva tantos años en el cine y ha hecho tantos personajes que sería injusto. Lleva en esto desde los cinco años.

-Dicen que John Hurt te ha conquistado.

-Muy bueno. Mira, una de las cosas que me ha dado más pena ha sido no poder trabajar con Fernando Fernán Gómez. Tuve la suerte de conocerle. John Hurt tiene ese peso y en parte ha suplido esa carencia. Repetí con él en 'Lezione 21', de Alessandro Baricco, y fue muy bonito porque teníamos confianza el uno en el otro. Tiene inseguridad y eso es fascinante. Que alguien que ha hecho desde 'Yo Claudio' hasta la última de Indiana Jones tenga todavía inseguridad

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-¿Tú no la tienes?

-Sí, sí. Soy muy insegura, muy indecisa, y lo paso bastante mal. Pero me refugio mucho en acatar órdenes. Mi misión es conseguir lo que quiera el director, algo que cambia cuando canto en 'Marlango'.

-¿Por qué?

-Es muy curioso, pero no tiene nada que ver. Es algo que pasa en vivo, cada noche, con cinco músicos alrededor, con cosas que hemos escrito Alejandro y yo, muy personales El día 24 tocamos en el Circo Price de Madrid y el 1 de febrero en el Palau de Barcelona. Son conciertos importantes y mi misión ya no es acatar órdenes. Aunque eso no hace que me sienta más segura. A veces ayuda tener una excusa, que el personaje que interpretas lo haya escrito otra persona. De ese modo te atreves a hacer cosas que si fueran tuyas no harías

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Sexo sin presión

-Álex de la Iglesia dice que eras la que quitaba presión a las escenas de sexo.

-Sí, yo me reía. Entiendo que para un director es duro rodar esas escenas porque hay mucha literatura alrededor. Soy muy pudorosa en mi vida, pero cuando hago una película soy muy 'contrafóbica' y si me piden que llore, que me rasgue las camisas o lo que sea, lo hago. Menos cuando me enfrento al vértigo, que es una fobia mía, intento que al director no le cueste pedirme que repita una escena.

-Van a ser muy comentadas

-Supongo. Porque son muy bonitas, además. Álex logró una cosa que parece una tontería, pero que es muy difícil. Son muy normales, muy agradables. Hay muy pocas escenas de cama lindas, sin más. Sin angustias, sin morbo extra. Simplemente dos personas a gusto en la cama. Eso lo logró Álex.

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-¿Es consciente del efecto que provoca en los hombres?

-No mucho, la verdad. Recuerdo que Bigas Luna, cuando rodó conmigo 'Son de mar', me dijo: «Yo quiero que un día tomemos un café para que veas lo que pasa cuando entras a un bar». Ahora es cuando empiezo a divertirme y me doy cuenta de que un escote tiene un poder infinito. Ahora me hace gracia que me miren el escote y antes en cambio me ponía nerviosa.

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