J. SANZ
Jueves, 13 de diciembre 2007, 01:49
«Ya que yo no me puedo librar, niño líbrate tú», espetó Rafael Jiménez López a su hermano Álvaro para que éste modificara su testimonio inicial de que el día del triple crimen de la calle Tajo estaba en su casa. Su cambio de declaración durante el juicio -dijo que no se encontraba en el domicilio- celebrado el 21 de noviembre en la Audiencia Provincial y la citada transcripción de una conversación de los acusados lleva a los magistrados a condenar a los dos miembros del clan de los Píos a penas que suman 87 años y 6 meses de cárcel por el doble asesinato de los hermanos Serradilla y el homicidio de la mujer del segundo durante el tiroteo registrado el 2 de diciembre del 2005.
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El fallo entiende que los dos hermanos Jiménez participaron en una agresión «continuada y brutal» sobre las víctimas sin que éstas tuvieran «posibilidad de defensa» al emplear una pistola, un cuchillo y un palo para causar nada menos que 52 heridas a Teodoro Serradilla, entre hematomas, cuchilladas (19) y un orificio de bala, y otras 6 -3 por arma de fuego y 3 por contusiones- a su hermano Rubén. Y todo por una discusión sobre la calidad de una papelina de droga que, al parecer, los verdugos vendieron a las víctimas tiempo antes de la refriega.
«Súbito e inesperado»
Hubo «alevosía» en la actuación de los Píos al emplear, al menos Rafael, «una pistola que sacó de forma súbita e inesperada ante quien se encontraba sin ninguna clase de arma defensiva». Tal circunstancia, y el posterior enseñamiento con las víctimas -a Teodoro le remataron de una cuchillada en la garganta cuando estaba agonizante-, lleva a los magistrados de la Sección II del alto tribunal a entender que se trató de sendos asesinatos y no simples homicidios. La que sí mereció esta última calificación fue la muerte de la mujer de Álvaro Jiménez, Rosa González, fruto de un disparo en la cabeza -falleció el 20 de marzo del 2006 después de más de tres meses en coma-procedente de la pistola empleada por Rafael.
Sólo Rafael Jiménez, 'Negro', cumplirá diez años de cárcel por dejar viudo a su hermano y huérfanos a los siete hijos de la pareja afincada en el escenario del crimen. La sentencia emitida ayer le obliga paradójicamente a indemnizar a su ahora compañero de condena por la muerte de los Serradilla con la friolera de 93.166 euros más otros 271.737 euros para sus siete sobrinos (410.789 euros en total) por el homicidio de Rosa.
Parte de ese dinero que a buen seguro nunca cobrará Álvaro Jiménez, 'Pío', tendrá que emplearlo en pagar la mitad de los 194.095 euros que él y Rafael deben dar a la madre y los tres hermanos de Teodoro y Rubén Serradilla.
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Desgranado el abultado apartado económico para dos asesinos sin trabajo conocido, al margen del supuesto narcotráfico, el fallo incide en aclarar el porqué de la condena de ambos, y no de uno como pretendían sus abogados, a 19 años de cárcel por cada uno de los dos asesinatos -38 años en total cumplirá cada hermano-, además de otro año y medio para Rafael por la tenencia ilícita de armas.
Escuchas telefónicas
Las escuchas telefónicas que facilitaron la detención de los huidos el 12 de diciembre del 2005 en la casa de un tercer hermano afincado en Murcia y las contradicciones de Álvaro sobre si estaba o no la noche de autos en su casa cimentaron su propia condena. Eso a pesar de que Rafael se autoinculpó de forma «poco creíble» después de que en una conversación a través del móvil sus familiares reconocieran que «el Negro se echa las culpas porque dice que ya ha hecho cuatro muertes -las tres de esta causa y el homicidio a tiros de un hombre también por drogas registrado en Vallecas (Madrid) el 24 de mayo del 2005- y que le da pena el Pío».
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Los magistrados entienden, sin embargo, que «choca con principios lógicos y racionales que Álvaro abandonara Valladolid junto a su hermano rumbo a Murcia si realmente no había participado en el doble asesinato, máxime sabiendo que su cónyuge Rosa había sido alcanzada en la cabeza y que dejaba a sus siete hijos». Los pequeños, según explicaron ayer fuentes judiciales, quedaron a cargo de familiares de los Píos.
Queda claro entonces, según recoge el fallo, que los hermanos Rafael y Álvaro mantuvieron una discusión en el domicilio del segundo, en el bajo izquierda del número 5 de la calle Tajo (Delicias), por la calidad de la droga con las víctimas y que dicha disputa derivó en unos «empujones y forcejeos» que el Negro zanjó sacando una pistola del bolsillo trasero de su pantalón cuyo cargador vació alcanzando tres veces a Teodoro Serradilla, una a su hermano Rubén y otra a su cuñada.
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