El valor de la imagen Masai
C. S.
Lunes, 10 de diciembre 2007, 01:36
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. El dicho no se si llegará a tierras africanas pero lo que si llega es desde luego es el valor y el conocimiento que de esto existe en occidente. Muchas han sido las anécdotas que los tres aventureros han vivido en su periplo por Tanzania, no sólo con su cámara de fotos a cuestas para inmortalizar todo aquello que ocurría a su paso.
Una de las cosas más curiosas que les ocurrió a Pedro, Israel y Abraham cuando visitaron el llamado País de los Masais, tuvo que ver con el valor de la imagen precisamente. «Allí son muy reacios a que se les fotografíe y se si les hace una instantánea, previamente con su permiso, tienes que pagarles por ello. Piden unos cinco euros por cada foto más o menos, lo que en la vida que llevan allí supone casi una fortuna. Esto lo hacen porque están convencidos de que en España o en Occidente una fotografía suya se vende fácilmente y piensan que aquí tiene mucho valor».
Costumbres ancestrales
Con la vista de un 'paparazzi 'estos aventureros, no pasaron por el aro de los cinco euros, porque su estilo de viaje no se lo permitía, «no vamos a pagar cinco euros por una fotografía cuando pagamos por dormir tres euros, no tiene sentido», argumentaban. A pesar de vivir con costumbres casi ancestrales saben muy bien que su cultura es conocida en todo el mundo por los documentales, ¿quién no recuerda alguna imagen de unos africanos vestidos con una manta roja, con pulseras o colgantes al cuello, orejas rasgadas y con su inseparable lanza? Así son los Masai una tribu muy peculiar, que conserva sus ancestrales costumbres, quizá por orgullo, quizá por su singularidad o quizá por el valor que intuyen que tiene en el resto del mundo el hecho de que aún existan tribus de este tipo.
Con fama de guerreros, «al principio nos asustaban un poco, son muy diferentes a nosotros. Cuando vieron llegar a unos blancos en bicicleta, se quedaron un poco sorprendidos, pero enseguida nos rodearon y nos tocaban como si fuéramos bichos raros, sorprendidos porque teníamos pelo. ¿Simba, simba! decían, que en suahili significa 'león'», menciona Israel entre risas al recordar la cara de su hermano Abraham en aquella extraña situación.
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