FERNANDO CABALLERO
Martes, 4 de diciembre 2007, 02:30
Pedro Bureba fue conocido a raíz de la exposición que celebró en el 2005 en la sala del Colegio de Arquitectos. Hasta entonces, poco se sabía de este pintor que nació en Autilla del Pino. La obra que presentó entonces sorprendió por la fuerza plástica que contenía y por la inteligente reflexión que llevó a cabo en sus cuadros sobre los elementos esenciales de la vida: la tierra, el agua, la luz...
Publicidad
Después de nuevas incursiones en galerías, bien de forma individual o colectiva, Pedro Bureba regresa con otra gran exposición, en esta ocasión en la sala Marietta Negueruela, con una colección titulada genéricamente 'Opus Nigrum'. El pintor muestra su evolución, lenta pero más segura. Sigue incidiendo en la materia como recurso fundamental para construir sus obras y ha potenciado los colores telúricos.
La pintura de Bureba no es fácil. Está basada en reflexiones en torno a la pintura y a su capacidad de crear espacios y texturas con elementos potentes como la madera, salpicada en alguna ocasión de clavos, y a la vez sensibles, como es su querencia hacia colores que incendian la tierra. El artista estructura su obra en series. La más numerosa es la que se denomina 'Espacio', cuya finalidad, precisamente, es crear espacios plásticos, dotados de pigmentos fuertes y mucha materia, a los que aplica soportes que irrumpen a veces con violencia y superficies que resaltan por su capacidad volumétrica. Es como si el espacio estallara en formas aparentemente inconexas de la realidad, pero que una observación más detenida o una interpretación conceptual llevan al espectador a pensar en formas ordenadas en torno a vías de tren, puentes o incluso ciudades. El pintor observa el espacio a la inversa, desde arriba, y ofrece esbozos de una realidad terrenal, que él pinta con una gran carga onírica, como si el espacio se reflejara en sueños.
'Fragmento para un poema' es una serie más limitada, al menos en la sala, en la que se repite el esquema, aunque con menor fuerza matérica y una representación más suave y poética del color, con predominio de los tonos azules, que reflejan los amplios cielos. En realidad el binomio pintura y soporte violento es común a las obras de esta exposición. En algunos casos, como en 'Tránsito', la composición volumétrica es más agresiva, el volumen se convierte en verdaderos relieves en los que se esboza una dimensión escultórica. 'Ensayo', 'Estela' y 'Variaciones sobre el Alef' son otras series que cuelgan sobre las blancas paredes de la sala que gestiona la pintora Marieta Negueruela. En la última se incorporan elementos gráficos de evidente simbolismo, como la numeración del 1 al 7, y el soporte material pierde en este caso fuerza al pasar de la madera al cartón, aunque éste aporta una forma muy sugerente.
Para el pintor, los componentes de la materia evolucionan, se disgregan y desgarran (el collage es la referencia plástica más importante de estas series). El color no hace más que ofrecer el resultado estético de esa desconexión/conexión de elementos, que calientan la tierra o la enfrían.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.