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Arnaldo Otegi, durante la celebración de un mitin en Bilbao el pasado mes de marzo. / V. WEST-REUTERS
ESPAÑA

ETA fuerza a Batasuna a dar el relevo a una nueva generación semiclandestina

La detención de la mitad de los dirigentes 'abertzales' vuelve a poner de manifiesto la utilización que desde siempre ha hecho la banda terrorista de la coalición

MANU RUEDA

Domingo, 14 de octubre 2007, 02:13

La imagen reciente de la detención de destacados dirigentes de Batasuna como Rufi Etxeberria o Joseba Permach, entre otros, bajo la acusación del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón de supuesto apoyo político y social a ETA ha puesto de manifiesto una situación que se repite a lo largo de la historia: la utilización que hace la banda armada de la coalición.

Herri Batasuna surgió como coalición política nacionalista de ideología marxista-leninista en 1978 para integrar a los partidos Acción Nacionalista Vasca (ANV), Convergencia Socialista Vasca (ESB), Partido Socialista Revolucionario Popular (HASI) y Partido Revolucionario de los Trabajadores Patriotas (LAIA). En 1980 decidió convertirse en una formación política, pero no logró su inscripción en el Registro de Partidos hasta 1986, a raíz de una sentencia del Tribunal Supremo.

Su dirección depende de una mesa nacional que ha sufrido varias alteraciones numéricas desde su nacimiento, cuando contaba con 20 miembros. El largo camino hacia su legalización debió superar las continuas denuncias de otras formaciones sobre su supuesta vinculación con ETA.

Entre 1988 y 1989 se produjo el primer alto el fuego de ETA. La ruptura de las conversaciones en abril de 1989 provocaron las primeras disensiones en el seno de la mesa nacional de HB. Las discrepancias se hicieron visibles en la elección de la nueva dirección de la coalición, en abril de 1992, presentada como un relevo generacional, pero que encubrían serias diferencias estratégicas. Los nuevos dirigentes protagonizaron un cierre de filas y la radicalización de sus propuestas de reflejó en la ponencia que aprobó la siguiente ejecutiva, en 1995, en la que se mantenían los principales dirigentes. Es la época de la socialización del sufrimiento, que provocó la generación de una corriente interna liderada por Patxi Zabaleta, que acabó por abandonar la mesa nacional.

Detención en 1997

ETA hizo pública en esta legislatura la 'alternativa democrática' para la búsqueda de la paz. Su asunción por parte de HB le llevó a divulgarla a través de un vídeo como reclamo electoral, lo que originó el encarcelamiento de toda la mesa nacional en 1997. Este periodo resultó especialmente convulso, sobre todo a raíz del secuestro y asesinado del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco. La Mesa de Ajuria Enea llamó al aislamiento social y político de HB, en cuyo seno se desató un intenso debate sobre el sentido o no de la lucha armada.

En este contexto, Herri Batasuna eligió al año siguiente a una nueva mesa nacional, en la que aparecieron por primera vez nombres como Arnaldo Otegi, Pernando Barrena o Joseba Permach. La izquierda 'abertzale' aprovechó la incorporación de nuevas caras para recurrir a la cintura política y presentar su propuesta de acuerdo nacional, un bosquejo de lo que sería el Pacto de Lizarra basado en la soberanía pactada entre nacionalistas.

La firma de este acuerdo acarreó un alto el fuego de ETA y los mejores resultados electorales de la izquierda 'abertzale'. En este periodo se produjeron contactos en Zurich entre ETA y el Gobierno. La vuelta a las armas en el 2000, sin embargo, redujo el respaldo a HB en las urnas a la mitad. Un año después, precipitó su cambio de nombre, que pasó a llamarse Batasuna y concluyó con la primera escisión pública al marcharse los dirigentes históricos Patxi Zabaleta e Iñaki Aldekoa, fundamentalmente por discrepar del uso de la violencia para la consecución de objetivos políticos. La izquierda 'abertzale' volvió a cerrar filas, recurrió al endurecimiento de su discurso y a apoyar las tesis más radicales en un intento de restablecer el frente nacionalista y reactivar, aunque sin éxito, el pacto de Estella.

Tras la entrada en vigor de la Ley de Partidos, llegó la suspensión de actividades de Batasuna y su posterior ilegalización. Esta situación dañó su organización y su capacidad de convocatoria. En esta tesitura, la izquierda 'abertzale' lanzó su propuesta de Anoeta y renovó su mesa nacional. Batasuna recuperó su mensaje más conciliador y utilizó expresiones como el acuerdo entre diferentes, como augurio de un nuevo alto el fuego de ETA.

Nuevo fracaso

Las negociaciones entre el Gobierno y ETA, no obstante, volvieron a fracasar. La banda armada rompió la tregua sin previo avisó y mató a dos ecuatorianos al explosionar una furgoneta bomba en la T4 de Barajas. El discurso de los portavoces de Batasuna ha vuelto a enconarse y ha demostrado, por enésima vez, su facilidad de modular los mensajes según el escenario.

Fuentes del Partido Socialista subrayan que existen formaciones en Euskadi que «defienden la independencia» por vías pacíficas como EA o Aralar. Estas dos fuerzas, precisamente, acusan directamente a ETA de «perjudicar» los intereses nacionalistas..

La prisión de la mitad de la mesa nacional, según diversos analistas, será «explotada» para hacer «victimismo y eludir la autocrítica en un momento en el que se han quedando sin iniciativa al compartir el tripartito una de las tradicionales demandas de la izquierda 'abertzale' como es el derecho a decidir y llevarse todo el protagonismo las bombas de ETA». Su encarcelamiento no supondrá, aparentemente, mayor problema para Batasuna, acostumbrada a regenerarse de forma automática.

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