«Nos complementamos muy bien, sabemos separar pareja y trabajo»
Después de un verano plagado de éxitos, Mayte Martínez reconoce que el secreto de sus triunfos vive con ella, se llama Juan Carlos Granado, y es su marido y entrenador
J. SANTO TOMÁS
Sábado, 22 de septiembre 2007, 19:34
No son una excepción en el mundo del atletismo, pero sí son una de las combinaciones más exitosas de los últimos años. Mayte Martínez y Juan Carlos Granado comparten mucho más que una vinculación laboral; son marido y mujer. Y a la vista de los resultados, su alianza parece de lo más fructífera. Campeona de España, medalla de bronce en los Mundiales, segunda en la clasificación anual de la IAAF... Un palmarés de oro que no se les sube a la cabeza y que los dos reconocen como el fruto de un trabajo conjunto del que esperan seguir disfrutando tantos años como sea posible.
-Hay muchas parejas que comparten trabajo y objetivos, pero ante los recientes logros, ¿surgen roces por la autoría del éxito o tienen muy claro que es compartido?
Juan Carlos Granado: -No es la primera vez que nos hacen esta pregunta y siempre he respondido lo mismo. Tenemos la suerte de que nuestros carácteres, creo, se complementan bastante bien: sabemos separar en cada momento la parte deportiva de la vida en pareja.
-Pero seguro que entre los dos, uno tiene un carácter más difícil, ¿a quién le corresponde ese papel?
J. C. G.: -Por mi personalidad, para mí es un poco más sencillo, siempre he sabido distinguir cada una de las facetas, pero ella (Mayte) también lo lleva bastante bien. Aunque alguna vez, sí que es cierto, cuando las cosas no salen demasiado bien, te llevas los problemas a casa. Pero creo que tenemos nuestros papeles muy bien asimilados en casa y en la pista.
Mayte Martínez: -Además, cada vez hay más parejas en el mundo del deporte y del atletismo en concreto. Por ejemplo, la irlandesa Sonia O'Sullivan o aquí en España, Naro Agirre, que también está casada con su entrenador, Jon Karla Liceaga.
-Pero creo que no podrán negar que una racha de éxitos, como la de este verano, siempre se lleva mejor. ¿Y una etapa baldía de triunfos?
M. M.: -En ese aspecto yo soy más problemática. Tengo que reconocer que es Juan Carlos quien sabe diferenciar bien una faceta de la otra. Para mí supone un gran apoyo, porque me anima a disfrutar del momento cuando las cosas salen bien. Y cuando las cosas salen mal, me dice que no pasa nada, que hay que intentar recuperarse y seguir mirando hacia adelante.
J. C. G.: -Soy mucho más racional. M. M.: -Yo me dejo llevar mucho más por los sentimientos y los impulsos, soy mucho más emocional. Para lo bueno y para lo malo, Juan Carlos siempre tiene un término medio.
-Si Mayte se apoya en usted, Juan Carlos, ¿Dónde se apoya usted?
J. C. G.: -Me apoyo en mí mismo. De momento no he necesitado apoyarme en nadie, ni pasándolo mal. No sé si es una cualidad o un defecto, pero no he tenido que pedir auxilio.
-De acuerdo. Los problemas deportivos no afectan a su vida en pareja, pero ¿y a la inversa, si pasan un bache en casa, el trabajo se resiente?
M. M.: -En líneas generales, los problemas de casa no son de gran importancia. Yo me suelo enfadar porque él es muy desordenado y es el motivo por el que más discutimos. Sólo elevo mi tono de voz para decirle «que recojas esto» o «que pongas lo otro». Pero son menudencias. Afortunadamente, en septiembre hacemos cuatro años de casados y doce de relación y hasta ahora no hemos tenido, gracias a Dios, ninguna discusión fuerte. Además, nunca he estado más de una hora sin hablarle y lo bueno que tiene es que, si sé que me he equivocado, sé pedir perdón.
Entrenando sin problemas
-Y esta pregunta va dirigida a usted, Juan Carlos. ¿Es fácil Mayte para trabajar con ella?
J. C. G.: -Es una cuestión muy genérica, muy difícil de contestar, porque hay cosas en las que es muy buena y hay otras cosas para las que es complicada. Aunque creo que eso nos pasa a todos en nuestros trabajos. Además, en la pista, cuando se encuentra bien físicamente, se deja la piel y siempre se esfuerza al máximo y por supuesto, sin aprovecharse de su condición de mujer del entrenador. Además, como entrenador suyo, conozco sus límites en todos los sentidos y ella responde. Así trabajamos bien.
-Juan Carlos entrena también al mediofondista leonés Sergio Gallardo, ¿cómo se organizan los horarios?
J. C. G.: -Tengo prácticamente una dedicación exclusiva a ellos dos y el horario que tienen los dos está completamente organizado y dedicado en exclusiva al atletismo. En mi caso, tengo un horario bastante flexible en mi puesto de funcionario, por lo que me reparto entre la administración y el atletismo. Es algo que tengo que agradecer a la Junta de Castilla y León, que me ha proporcionado la posibilidad de compaginar las dos tareas.
M. M.: -Hace años que Juan Vicente Herrera se comprometió a dar las máximas facilidades a los entrenadores profesionales. Hay que agradecer al presidente de la Junta que ha sido muy sensible con este tema, ya que para un atleta de élite es muy importante que el entrenador esté encima.
-Con un deporte que requiere viajar tanto y a tales distancias, si Juan Carlos no puede ir ¿qué se echa más en falta, al marido o al entrenador?
M. M.: -Hay mucha gente que tiene que viajar por motivos laborales, no soy excepcional, pero yo tengo la gran suerte de que Juan Carlos viene conmigo a casi todas las competiciones. Los atletas europeos, quitando excepciones como la de este año en Osaka o el próximo en Pekín, disputamos casi el 100% de nuestras pruebas en Europa. Si compites un sábado, te vas el viernes y el domingo estás en casa. Por eso, como casi todas las carreras suelen caer en fin de semana, Juan Carlos no tiene problemas de trabajo y puede acompañarme. Además, Sergio (Gallardo) y yo procuramos acudir a las mismas citas para no sortearnos a Juan Carlos.
Competir sola
-En ausencia del entrenador, ¿puede fallar la estrategia en la carrera o lo tienen muy calculado?
J. C. G.: -Si es una prueba importante, siempre voy. Y si es alguna competición a la que no puedo acudir porque me viene mal por el trabajo o porque es un viaje demasiado relámapago, normalmente Mayte tiene las cosas muy predefinidas. Hablamos por teléfono, le digo cómo pienso que va a ser la carrera y ella intenta hacerme caso.
M. M.: -Ahí la que sale ganando es la compañía del móvil (risas).
J. C. G.: -En serio, no hay problemas de comunicación entre nosotros porque arrastramos muchas horas juntos y ella sabe cómo le recomendaría actuar. Con lo que haya dentro de su cabeza en los instantes previos, yo ya no puedo hacer nada.
M. M.: -Hay que entender que pasamos muchas horas juntos. Es una gran suerte, porque hay parejas en otras ciudades más grandes que se ven para desayunar y cenar; nosotros comemos en casa, nos vemos entrenando... Pero de vez en cuando también viene bien tener un poco de libertad. Yo quedo con mis amigas.
J. C. G.: -Voy el fin de semana a la montaña con mis amigos.
M. M.: -Voy a la facultad... Vamos, que también sabemos disfrutar de nuestro tiempo solos.
Antes de la carrera
-En esos momentos previos a una prueba, ¿qué se le dice a una atleta?
J. G. C.: -Antes de la final en Osaka, por ejemplo, le dije que la veía demasiado relajada, que se pusiera un poco más activa. Y ella me respondió que le dijese algo más positivo. Y razón tiene, porque a veces me paso de neutral, de racional.
M. M.: -Pero es que me estaba jugando la final de un campeonato. Le dije «no me digas esto, que me hundes».
J. C. G.: -Debería ser más positivo, pero no me sale mentir. Además, cada atleta es un mundo. Unos se relajan, otros se ponen como flanes.
-Juan Carlos, ¿Mayte le hace caso en las estrategias de la carrera?
J. C. G.: -Si las fuerzas le acompañan, sí. Si ella ve que puede...
-Hablando de unas condiciones óptimas
J. C. G.: -Casi siempre me hace caso. Hay alguna vez, sobre todo a principio de temporada, cuando no ha cogido el ritmo de competición, que se despista. No se da cuenta de algunas cosas de las que ya habíamos hablado. pero claro, los dos minutos que dura una carrera son un mundo. Ser consciente de todo lo que pasa y ser capaz de anticiparse es muy difícil, porque influyen muchas variables.
M. M.: -Puede haber veinte carreras con las mismas atletas y cada una ser distinta.
J. C. G.: -Además, es que la táctica que empleamos es la misma, a partir del 500 empezar a colocarse y en el último 150 apretar. La variamos para un Nacional o si en una carrera hay muchas atletas que corren.
-Tal y como hizo en el Mundial, ¿se esperaba que Mayte pudiera lograrlo?
J. C. G.: -No sabía si alcanzaría las medallas, pero yo sabía que Mayte estaba muy bien. El objetivo era revalidar el quinto puesto de Helsinki, pero es que se dio todo perfecto y todas las circunstancias fueron favorables. ¿Todas, no! Hubo dos que lo hicieron mejor.
-Y usted, Mayte, ¿procura hacerle caso acerca de las instrucciones para la carrera o discrepa de lo que pueda opinar él?
M. M.: -En ocasiones lo hablamos, pero Juan Carlos es una persona muy estudiosa que conoce muy bien a mis rivales. Hay compañeras mías que, sin ser su entrenador, le preguntan «¿cómo ves a ésta?» o «¿cómo va a ser la carrera?» y él les responde y les da consejos.
-¿Es un estudioso?
J. C. G.: -¿Qué va! Te gusta el atletismo, te fijas en el comportamiento de los atletas y no me cuesta nada analizar esos detalles. No lo estudio, simplemente lo veo, sé qué momento de la temporada es, el tipo de carrera, sé si he visto a alguien nervioso o confiado... Preveo lo que puede pasar y no me suelo equivocar.
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