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Sergio Blanco posa en Medina ante una de sus esculturas. / FRAN JIMÉNEZ
CONTRAPORTADA

El regreso del hidalgo caballero

Sergio Blanco Rivas, la mitad del dúo Sergio y Estíbaliz, expone en Medina del Campo 27 esculturas de bronce, algunas de personajes históricos

PATRICIA GONZÁLEZ

Miércoles, 19 de septiembre 2007, 02:31

Compagina desde hace 25 años los escenarios con su pasión por la escultura. Sergio Blanco Rivas, más conocido por ser la mitad del dúo musical Sergio y Estíbaliz, comenzó su andadura en el mundo de la imagen estática modelando con plastilina. Su primera talla fue un vaquero. «Había esculpido una pieza de un señor sentado un piedra, le pinté el pelo de amarillo, el pantalón de azul y una canana llena de balas con una pistola que le colgaba de un costado».

Así narraba ayer el polifacético artista bilbaíno sus comienzos en el mundo de la escultura, con emoción e inevitable brillo en los ojos. Añade que le pintó de color cuero un sombrero que llevaba y un chalequillo. «Un día se acercó por allí nuestro representante musical y le dije: 'oye mira qué cosas hago' y él me respondió, tras mirarlo detalladamente por todos los lados: 'sí, sí qué bonito, es un pelotari'.

Con esta anécdota comenzó hace 25 años su afición por la escultura que, además de divertirle le salvó, hace dos décadas, de su bache musical. «Estábamos en crisis con la compañía, no podíamos grabar discos, no había actuaciones ni programas de televisión. Estábamos minados moralmente». Y decidió dedicar esa etapa a la escultura. Le gustaba dibujar, hacer maquetitas de plástico y, sobre todo, le apasionaban los corceles. «Mis héroes de infancia era personajes del cómic que iban a caballo como el llanero solitario». Desde entonces este arquitecto técnico, que nunca se ha llegado a colegiar, no ha parado de crear esculturas.

Considerado el número uno en España en esculpir personajes históricos a caballo en este siglo, Sergio descabalgó ayer en Medina del Campo para mostrar 27 piezas de bronce que permanecerán expuestas, desde hoy y hasta el próximo siete de octubre, en el Centro Cultural Integrado Isabel la Católica.

El Cid Campeador

Una imaginería de 42 kilos de peso y una altura de 72 centímetros es la viva imagen del hidalgo y guerrero castellano Rodrigo Díaz de Vivar, que vuelve a cabalgar por las llanuras de la villa, gracias a la talla de este artista. Sergio reconoce que la figura del Cid Campeador, representado cuando el guerrero tenía alrededor de 50 años, y que está agotada en los diversos puntos de venta donde se comercializa, «fue la más laboriosa y complicada. Asegura que la embestidura del magnánimo fue «una pesadilla, puesto que lleva una cota de malla con más de 1.500 anillas».

Otros personajes que pueden contemplarse en la muestra son 'Don Álvaro de Bazán' y el 'Soldado Miguel de Cervantes', que encumbraron en el año 1999 la trayectoria de Sergio como escultor, aunque su favorita sea el 'Pastor con el perro', ya que «su sencillez y expresividad minimalista» es el claro reflejo de una imagen viva.

A su País Vasco también le ha rendido un homenaje que contextualiza en la desindustrialización, difícil época representada en la figura de un herrero trasportando su yunque. Esa obra es, dice, «la que más gratitud personal me reportó».

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