Los radicales acosan a la alcaldesa del PP de Lizartza al grito de «terrorista»
Durante la madrugada, varios desconocidos taparon con una gran ikurriña la bandera española que ondea en el Ayuntamiento
L. L.
Domingo, 9 de septiembre 2007, 03:13
Un grupo de radicales de la localidad guipuzcoana de Lizartza abucheó y acosó a la alcaldesa Regina Otaola, del PP, antes y después de la misa celebrada en la ermita del pueblo con motivo de las fiestas patronales. «Fascista, ladrona, franquista y terrorista», fueron algunos de los calificativos que los exaltados vecinos dedicaron a la primer edil, que siempre estuvo protegida por una fuerte dotación de la Ertzaintza.
Las primeras fiestas de Lizartza con alcaldía del PP no van a ser fáciles de olvidar para Otaola. Para empezar, al llegar ayer al pueblo se encontró con que la bandera española que izó la víspera en el balcón del consistorio junto a la ikurriña y la enseña local, se encontraba cubierta por un cartel en el que estaba dibujada una ikurriña y la palabra 'geurea', (la nuestra.) Desconocidos lograron durante la noche elevar mediante globos el cartel hasta tapar la enseña rojigualda.
A continuación, se dirigió a la ermita de la localidad para asistir a la misa de las fiestas. Tanto en el camino al templo como a la salida del mismo fue increpada por numerosos vecinos. «Fascista, franquista, ladrona, española, 'ospa' (largo), y 'alde hemendik' (fuera de aquí)», y también «españoles, fascistas sois los terroristas» se gritó a su paso y también al finalizar el oficio religioso de media hora de duración.
Una vecina, al parecer molesta porque la alcaldesa estuviera protegida por ertzainas armados, increpó a los agentes porque «en la ermita no se puede estar armado». Otaola abandonó la localidad en medio de un fuerte dispositivo de seguridad compuesto por tres furgonetas de la policía autonómica y varios coches patrulla.
Fue el segundo capítulo del acoso. Ya el pasado viernes, en el acto inaugural de las fiestas locales, tuvo que soportar el reto desafiante de una treintena de radicales apostados en la plaza del pueblo con ikurriñas, mientras la alcaldesa acompañada de varios ediles, todos del PP, izaban la bandera española. En un momento dado, un vecino amenazó a Otaola: «vas a morir». Los agentes identificaron a la persona que los dijo y la alcaldesa presentó una denuncia en los cercanos jugados de Tolosa, en los que el amenazador tendrá que declarar el próximo miércoles.
No muy lejos de allí, en la localidad alavesa de Alegría, el alcalde, Félix Bengoa, del PNV, prefirió ahorrarse los problemas y optó el pasado viernes por colocar en el balcón del edificio consistorial sólo la ikurriña, como exigía el grupo municipal de ANV y los radicales de la localidad. Todo sea por preservar «las fiestas» y «evitar jaleos», comentó el primer edil.
Batasuna
Este clima de acoso a la alcaldesa del Partido Popular de la localidad de Lizartza responde a que es la primera vez, desde la llegada de la democracia, que este municipio no es gobernado por los nacionalistas o los independentistas. En la pasada legislatura, el alcalde fue el dirigente del PNV Joseba Egibar, quien también tuvo que soportar, en numerosas ocasiones, las iras de los radicales. Hasta entonces, el gobierno municipal siempre estuvo copado por Batasuna en sus diferentes denominaciones, Herri Batasuna o Euskal Herritarrok, pero tras su ilegalización no pudo presentar una candidatura.
En las elecciones del pasado 27 de mayo, sólo el PP presentó listas, ya que las de Acción Nacionalista Vasca fueron ilegalizadas por el Tribunal Supremo y también por el Constitucional. El resto de formaciones políticas optó, en ese momento, por no presentarse en vista de la mala experiencia sufrida por el alcalde saliente, Joseba Egibar. Los populares lograron en Lizartza, municipio de medio millar de habitantes, 27 votos, pero también se escrutaron 186 nulos y 142 blancos, papeletas que la formación ANV reivindicó como suyas, la alcaldía y las concejalías.
El Partido Popular se negó, Otaola asumió el cargo, y sus siete concejales hicieron lo propio. La primera decisión que tuvo que tomar la nueva alcaldesa fue la de comprar dos banderas españolas, enseña que nunca había ondeado en este pueblo guipuzcoano desde la muerte de Franco.
Desde el seno de Nuevas Generaciones del PP, su presidente, Nacho Uriarte, expresó el apoyo de esta organización a la alcaldesa tras «las amenazas e insultos que ha recibido por parte del entorno pro etarra».
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