La actualidad irrumpe en el aniversario de El Norte

A un periódico le vas a decir tú de actualidad imprevista. ¡A un periódico de 170 años! Así que sí, claro, se entiende que la actualidad, la catástrofe que ha arrasado la Comunidad Valenciana, Castilla La Mancha, gran parte de Andalucía, Murcia, es lo que manda. Y se nota en las conversaciones, en el horror que traen las noticias con las cifras, con los primeros testimonios, con la realidad cruda. Se nota también en algunas de las ausencias de la gala. Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta; Carlos Pollán, presidente de las Cortes; Luis Tudanca (PSOE), Francisco Igea, disculparon su presencia después de una mañana de Pleno suspendido y Consejo de Gobierno Extraordinario. También excusaron su asistencia el alcalde, Jesús Julio Carnero, el presidente de la Diputación, Conrado Íscar, y el subdelegado del Gobierno, Jacinto Canales. Este jueves, mientras los estudiantes de Castilla y León preparan el puente festivo, habrá otro Consejo de Gobierno, y seguirá la devastación con sus coletazos y los chavales prepararán disfraces de Halloween y los más mayores, seguro, la visita a los cementerios.

Y El Norte volverá a contarlo todo. Como cualquier día de hace 170 años y por muchos años más, sea en papel, en digital o con pulsos telepáticos. Escribía un periodista de la casa, Martín Fernández, en 1901, que estaba por llegar «el fotocinematotelefonógrafo». «Debe ser cosa del mismísimo Lucifer», decía sarcástico. Porque provocaría la «muerta violenta y repentina de la prensa periódica». Acertó a medias. Poco menos que describió la tele o Internet, pero la resiliencia de los diarios se ha mostrado más sólida que la aleación de los tipos móviles.

Porque la actualidad manda, Leo Harlem pidió un minuto de silencio. Y se cumplió en el auditorio del Miguel Delibes y en el vestíbulo, donde se congregaron los que no pudieron acceder. Aunque en vista del aprecio de los ciudadanos por su veterano vecino, por esa parte del paisaje cotidiano de la ciudad, casi se podría asegurar que cualquier recinto se habría quedado pequeño. Y con un elenco de invitados que sirve como símbolo. Como metáfora. La universidad pública y la privada, la empresa y el sindicato, los partidos -representados en cierto modo por los grupos municipales (PSOE y Toma la Palabra) o asesores de las Cortes (Vox)- de uno y otro signo, los vecinos, los autónomos, las fundaciones y asociaciones, el mundo de la cultura… Y El Norte en el medio.

Un diario es el vecino 'enterao' del bloque, el que te avisa de los atascos, te cuenta los sucesos y se pone criticón con el que manda cuando toca. Y sin embargo siente el cariño día a día, con los siete mil suscriptores digitales y todos los de papel, los que compran en el kiosco o lo ojean y hojean en el bar. Antaño, uno no podía evitar una sonrisa cuando escucha, entre el rumor de las tazas de café, «¿ha acabado con el periódico?». Ahora, a ese reconocimiento implícito tan evidente de la relevancia de la rutina de consultar el diario, se suman los corazoncitos en las redes sociales, los retuits, los enlaces compartidos en Facebook, los reenvíos de noticias por Whatsapp. De pronto los lectores son los prescriptores -que dicen mucho los de la mercadotécnia-, nuestros 'influencers' más cercanos.

De pronto, esa relación periódico-lectores ha mutado. Además de acoger ahora a videoespectadores y a radioespectadores, valgan las palabrejas, porque para eso hacemos podcast o vídeos o gráficos interactivos, el lector y el suscriptor marcan más que antes la línea y la exigencia, pero a la vez son recomendadores poderosos. Son los que dicen «he leído en El Norte». En una noche de aniversario, con la actualidad golpeando fuerte, se escuchó mucho esa frase. Y luego: «¿se sabe algo más?». Porque esa es la función del periódico. Enterarse de algo y contarlo. Gran parte de la redacción estaba en la gala. Parte de esa gran parte, trabajando. En Vázquez de Menchaca quedaba un retén que cerraba el periódico y mientras colocaba las piezas del evento, permanecía alerta a la última hora de la Comunidad Valenciana. Porque un periódico, y más uno que cumple 170 años, nunca se olvida de la actualidad.

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