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El periodista siempre tiene el espíritu joven, de no ser así no podría ser periodista. Los periodistas suelen ser los mejores embajadores en cualquier confín del mundo, la universalidad del periodista surge del apego a raíces culturales con la palabra, la imagen y la noticia. Los periodistas bucean en el pasado, vibran con el presente y señalan como nadie los renglones con los que se escribirá el futuro. Ellos son en cierto modo nuestros ojos, nuestros oídos, nuestra voz, nuestra alma en definitiva. Por naturaleza, el periodista es un sufridor nato que no se queja, acostumbrado a todo, curtido en mil batallas y pertrechado frente a cualquier avatar. Suele ser sobrio, no es amigo de grandes oropeles, y alharacas, se contenta con hacer su trabajo, contar fielmente lo que pasa y contarlo amenamente Los periodistas asisten pertérritos al entierro de cada noticia, ya no piensan sino en nuevas noticias para tener que enterrarlas como a las anteriores. El periodista sabe que es el notario de la fugacidad de la vida.. El periodismo es una vocación inmortal.
No es la información la que otorga el poder sobre las cosas sino el conocimiento que pueda adquirirse con esa información. Informarse sobre las cosas que acaecen no es todavía conocerlas, además es necesario su análisis en relación con otras informaciones y sus conocimientos respectivos (informarse es formarse por medio del análisis, tal es la hermenéutica que da sentido a la información.
Los medios de comunicación establecen la ley de la sociedad no únicamente al crear opinión pública, sino al retratarla y escribir su historia durante décadas y siglos en la dirección deseada. Los medios de comunicación son árbitros políticos, económicos y culturales de la sociedad y probablemente de la Civilización. Informar es hoy conformar y tal vez dominar. Y el periodista aprende con su oficio que también el pensamiento y la mente humana son noticia.
No se trata de tener más información sino información más veraz. La información por sí misma no nos hace mejores aunque sí tal vez más lúcidos y menos manejables. Un exceso de información manipulada confunde la mente y esclerosa la respuesta social. La raíz de la información no es tanto lo que se quiere informar como el hecho de querer hacerlo. He escrito en otra parte que comunicar es comunicarse o no es nada.
Hoy, el periodismo es un desafío tecnológico: periódicos digitales, es la irrupción inevitable de la tecnología en la vida de las sociedades y en la urdimbre humana, la aplicación de las energías renovables para no morir de vejez. Y un elemento que ha transformado radicalmente (por ahora, porque ya está aquí la Inteligencia Artificial) nuestras vidas, la vida del planeta, somos ya el siglo XXI de Internet. La presencia de la Red de redes prefigura una sociedad global que aproxima tiempos y espacios con el vehículo de la información, y establece vínculos instantáneos entre ciudades y ciudadanos de los cinco continentes.
La sociedad cambia permanentemente de manera sigilosa , y no quiere decir que esas transformaciones no tengan un reflejo público. La opinión pública es hoy más sensible que nunca. Cualquier evento, por nimio que pudiera parecer, tiene inmediatamente su reflejo en la sociedad, los sensores sociales están conectados a los mediáticos por una línea directa, rápida y con un servicio instantáneo. Internet es responsable de esta sinergia.
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