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El frontispicio cubierto de un decorado modernista, sello ecléctico del edificio que fue sede de El Norte de Castilla en la calle Duque de la Victoria, confirma al paso de coches y paseantes la memoria de ese escenario: «Es la primera calle de Valladolid que recibió durante más de un siglo el rumor de los grandes sucesos, el temblor de las malas noticias y el júbilo de las buenas», declaran los transeúntes mirando con fervor la hermosa fachada.
El edificio acogió hasta hace tres décadas la redacción, la rotativa, la hemeroteca y todos los servicios de El Norte de Castilla. El periódico se declaró por sus fundadores regional y castellanista hasta la médula, pero nunca excluyó de sus objetivos la información internacional de envergadura exigida por el interés de los lectores. Sus páginas ofrecen artículos de fondo, comentarios y entrevistas junto a sucesos, avisos y la clave inicial de su éxito inmediato: la información de los mercados del cereal que anunciaban cada día el auge o la quiebra del negocio agrario, primer mantenimiento de la región.
El Norte de Castilla nació hace siglo y medio como periódico de referencia que servía a sus lectores la información internacional con la misma destreza que la de los diarios nacionales. El punto álgido de esa competitividad se manifestó en los grandes conflictos bélicos: la pérdida de Cuba y las dos guerras mundiales del siglo veinte marcaron un periodo ambicioso en el que El Norte luchó por convertirse en un diario moderno, subrayando sus señas de identidad. Las noticias de la guerra de Cuba llegaron a España por cable telegráfico a través de Estados Unidos, y los diarios de Madrid publicaban de inmediato los mensajes llegados de La Habana. El intento de servir la última hora de esas noticias dependía de la llegada a Valladolid, en tren, de los periódicos madrileños que El Norte reproducía de inmediato en su sección de «Partes telegráficos».
El interés de la Primera Guerra Mundial en el periódico vallisoletano fue escaso, quizás por la probable censura y la poca demanda de noticias. La II Guerra Mundial sí tuvo en El Norte un amplio espacio de informaciones y comentarios servidos por vez primera con la firma de notables periodistas: González Ruano desde Berlín, Josep Pla desde París y Eugenio Montes desde Roma, entre otros. Los avances de los ejércitos alemán e italiano en Europa y África se vitoreaban como propios.
Cabe destacar la aportación de los nombres valiosos que dejaron huella en la hemeroteca del periódico durante los años del franquismo, a veces objeto de la censura. El primer imprescindible en todos los ámbitos del El Norte, don Miguel Delibes, dejó su huella de periodista notorio en las crónicas que èl envió al periódico desde Chile en 1955, recopiladas en el libro Un novelista descubre América. De ese periodismo forman parte José Jiménez Lozano, quien reforzó la sección 'Nota internacional' con su comentario firmado como J. J. L., y Manu Leguineche, llegado a El Norte el año 1960, pieza indispensable por la publicación en el periódico de las crónicas de la agencia Colpisa creada por él.
Es larga la lista de periodistas que colman de excelencia los artículos y las crónicas de asuntos internacionales conservadas en la hemeroteca de El Norte de Castilla. Los tomos antiguos, sacados de la sede fundacional en la calle Duque de la Victoria, cosecha de 170 años, están digitalizados y en internet.
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