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Su nombre figura en la nómina de maestros que contribuyeron a renovar la enseñanza en España, pero también entre quienes impulsaron la modernidad en las aulas vallisoletanas mejorando la formación de los futuros profesores. No por casualidad, el 30 de enero de 1902 el Ayuntamiento de Valladolid decidió cambiar el nombre de la «calle de los Mostenses» por el de José María Lacort y Lozano, un gaditano nacido el 6 de abril de 1815 que dirigió la Escuela Normal de Maestros de nuestra ciudad durante 36 años.
Lacort era un personaje peculiar. Su vocación primigenia pasaba por la carrera naval, pero, como ha escrito Isidoro González Gallego, ciertos problemas de salud le hicieron desistir de sus intenciones. Así que se inclinó por los estudios de Farmacia y, una vez finalizados, obtuvo una beca de la Diputación Provincial para ingresar en la Escuela Normal Central y formarse como maestro. Allí recibió la tutela y las enseñanzas de figuras tan importantes en la formación de maestros como Pablo Montesino, Joaquín Avendaño, Mariano Cardedera y Laureano Figuerola. Su currículo final fue brillante, pues lo adornaron las máximas calificaciones posibles. Eran tiempos en los que se estaba forjando el diseño moderno de la formación de maestros, aspecto en el que Lacort tendría mucho que decir.
Su buen desempeño en los estudios explica que en 1841 fuera nombrado inspector provincial de Escuelas de la provincia de Cádiz, cargo que ejerció hasta 1843, cuando obtuvo su primer trabajo en una escuela pública. Comenzó pronto a preparar oposiciones para ingresar en la Escuela Normal de Maestros de Valladolid, pero primero ejerció como segundo maestro en la de Sevilla, donde ingresó en 1849. Su ansiado destino lo obtuvo en octubre de 1855, cuando llegó a la ciudad del Pisuerga para sustituir a Simón Anacleto Aranda, primer director de la Escuela Normal vallisoletana. Durante los más de 35 años de dirección «salieron de sus manos centenares de maestros bien instruidos en las diversas disciplinas académicas; a todos ellos siempre les animaba para que trabajasen sin descanso en sus escuelas por el bien de la humanidad y por la regeneración intelectual del país», señalan Rufino Cano y R. Clara Saavedra.
De ideario liberal-conservador, Lacort abanderaba ideales regeneracionistas en materia de enseñanza, pues como tal ha sido calificado su famoso 'Informe sobre algunos puntos de la Primera Enseñanza' presentado al rector de la Universidad Literaria de Valladolid en 1866. Analizado por Cano y Saavedra en dos modélicos estudios sobre el pensamiento pedagógico del personaje, en este documento Lacort propugnaba medidas novedosas en su momento como, por ejemplo, el establecimiento de cuatro grados para los estudios de los futuros maestros, desde dos cursos académicos hasta cinco. El objetivo de esta medida era igualar el nivel de estudios de Magisterio con el de las Facultades universitarias. Lacort era tolerante y sabio, paternal y cariñoso, pues sostenía que el maestro debía ser como el segundo padre de los alumnos. Amigos y adversaros elogiaron en todo momento su amplia cultura, su gracejo andaluz y su manera de comportarse.
Durante su larga etapa como director de la Escuela Normal vallisoletana, solo interrumpida por los sucesos revolucionarios de 1868, que le obligaron a dar clase en el Instituto Provincial como profesor de Pedagogía, José María Lacort dio a la imprenta relevantes textos de uso escolar, como 'Colección de fábulas para uso de los niños' (1859) y 'Cuadros y ejercicios de análisis gramatical y lógico' (1869). Además, su obra de teatro infantil titulada 'El Teatro de los Niños: colección de juguetes dramáticos en verso', de 1869, fue seleccionada en 1864 por el Consejo del Reino como libro de lectura para todas las escuelas. También escribió, ese mismo año de 1869, 'Los pretendientes de Concha: sainete'.
Lacort colaboró con la prensa más afín a su ideario, en especial con 'La Crónica Mercantil', si bien se prodigó más en revistas de su especialidad, como no podía ser de otra forma. Dirigió 'El Correo del Magisterio' entre 1859 y 1867 y 1873-1878, 'El Sistema' entre 1869 y 1873, y 'La Opinión' en 1878. Hombre de salud delicada, falleció en Valladolid el 10 de octubre de 1891, a los 76 años. El funeral fue todo un acontecimiento en la ciudad. El 30 de enero de 1902, a propuesta de los concejales Mariano Fernández Cubas y Rafael Ortiz Gutiérrez, el Ayuntamiento aprobó por unanimidad dedicarle una calle próxima a la Escuela Normal y a su domicilio particular. La proposición no tiene desperdicio:
«Para enaltecer la memoria de aquellos que trabajaron por fomentar la enseñanza proponen al Excelentísimo Ayuntamiento acuerde dar el nombre de José María Lacort a la calle de Los Mostenses, notable fabulista, correctísimo escritor, de culto ingenio, de ameno trato, de inagotable bondad, que durante cerca de 50 años (sic) ha estado regentando la Escuela Normal, dejando en la historia del magisterio luminosísima estela, y siéndole por tanto deudor nuestro progreso intelectual y moral de profunda gratitud y de inmenso reconocimiento».
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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