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Portada del primer tomo de la 'Historia de Valladolid' de Sangrador. EL NORTE
Adiós al gran cronista de Valladolid
Historias de nuestra historia

Adiós al gran cronista de Valladolid

El 21 de abril de 1869 falleció Matías Sangrador, autor de una Historia de la ciudad considerada como la más completa durante mucho tiempo

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 5 de noviembre 2024, 07:15

«Antes de anoche falleció en esta capital el Dr. D. Matías Sangrador y Vítores, hijo de esta ciudad y uno de los que más la han ilustrado con su ciencia. De profundo talento y vasta erudición, el Sr. Sangrador ideó y llevó a término la publicación de la historia de su pueblo central para cuyo trabajo hubo de emplear mucho tiempo, consiguiendo al fin su deseo, en una notable obra que mereció la aceptación general y el apoyo del Excmo. Ayuntamiento, a quién está dedicada». Así daba El Norte de Castilla, el 23 de abril de 1869, la triste noticia de la muerte de Matías Sangrador, autor de un libro que en su momento fue todo un acontecimiento: la famosa 'Historia de la muy noble y leal ciudad de Valladolid, desde su más remota antigüedad hasta la muerte de Fernando VII', publicado en dos volúmenes entre 1851 y 1854, y reeditado en 1979 por el Grupo Pinciano, con prólogo de Celso Almuiña.

Aun sin menoscabo del afán investigador de Sangrador, lo cierto es que la 'Historia de Valladolid' fue fruto del encargo que le hizo Pascual Madoz de redactar la voz «Valladolid» para su famoso 'Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España' (1845-1850). La de Sangrador fue una obra pionera, repleta de datos y con un tratamiento singular de los mismos, pues indagó en fuentes primarias desconocidas entonces e introdujo con profusión aspectos demográficos y estadísticos que hasta ese momento no eran muy empleados por los cronistas locales. La buena acogida de la 'Historia de Valladolid' le procuró el nombramiento de cronista de la ciudad en julio de 1862, y le animó a proyectar un tercer volumen que, sin embargo, la muerte le impidió culminar. Durante mucho tiempo, como escribió Juan Agapito y Revilla, la obra de Sangrador fue considerada «la mejor historia de la ciudad», pues, a decir de Emilio Salcedo, «la Historia de Sangrador representa un claro esfuerzo científico. Ha acudido a las fuentes, cita documentos, alude incluso con insistencia a testimonios de estudios aún no publicados pero que ha consultado, como es el caso de los manuscritos de Floranes. Datos, interpretaciones, pueden ser discutidos hoy con nuevos métodos de trabajo, pero no se le puede negar que concibió con claridad su obra».

Nacido en la capital del Pisuerga en 1819, Matías Sangrador estudió la carrera de Derecho en Valladolid, donde en 1838 obtuvo el título de bachiller en Leyes. Se licenció en Madrid en 1841 y en 1843 obtuvo el grado de doctor. Aunque inclinado en un primer momento hacia la docencia (nada más terminar la carrera fue nombrado sustituto en la Cátedra de elementos de Historia y de Derecho Civil y Mercantil de España que regentaba en la Universidad de Valladolid el doctor Anselmo Merino), combinó sus indagaciones históricas con una amplia trayectoria en la judicatura. En efecto, fue promotor fiscal en Grandas de Salime (Asturias) en 1846, en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja) en 1849, en Tudela de Navarra en 1850 y en Toledo en 1852. De filiación política progresista, mientras ejercía en este último destino se desempeñó también como asesor del Gobierno militar de Espartero al final del bienio progresista, en 1856. Luego, como teniente fiscal, fue destinado a la Audiencia Territorial de Oviedo, y concluyó su carrera como magistrado en la Audiencia Territorial de Burgos en 1867.

Fue entonces cuando, como recordaba El Norte de Castilla, Sangrador «regresó a los patrios lares donde le ha sorprendido la muerte después de una corta enfermedad, privando a su familia del más cariñoso de los padres y a su pueblo natal de uno de sus más preciados hijos. El Eterno le habrá concedido el descanso de los justos y así se lo rogamos de lo intenso de nuestro corazón». En efecto, Matías Sangrador falleció en Valladolid el 21 de abril de 1869, a los 50 años, cuando se disponía a retomar plenamente su dedicación a la investigación histórica local.

Galardonado con distinciones como la de Caballero de la Orden de Carlos III y de la Orden Americana de Isabel la Católica, en 1849 fue nombrado Secretario Honorario de Su Majestad, perteneció a la Academia de Historia y dio a la imprenta otras obras como 'Causa formada en 1526 a Don Antonio de Acuña, obispo de Zamora por la muerte que dio a Mendo Noguerol, alcalde de la fortaleza de Simancas' (1849); 'Memoria histórica sobre la expulsión de los moriscos en España en el reinado de Felipe III' (1858); 'Vida de San Pedro Regalado, Patrono de la Muy N.M.L. y H. Ciudad de Valladolid' (1859); 'Gran biblioteca histórica-asturiana' (1864-1866); 'Historia de la administración de justicia y del antiguo gobierno del Principado de Asturias y colección de sus fueros, cartas pueblas y antiguas ordenanzas' (1866); y 'Biografía del R.P. Antonio de Escobar y Mendoza' (sin fecha).

En su honor, en enero de 1921 el Ayuntamiento de Valladolid decidió poner su nombre a la calle que hasta entonces se denominaba «del Jabón». Mucho antes, en 1883, acordó conceder gratuitamente a sus hijos, Mariano y Eugenio Sangrador, una sepultura de primera clase en el cementerio para que fuesen trasladados a ella los restos de su padre, «cumpliendo con ello la corporación municipal el deber que tiene todo pueblo de honrar la memoria de sus preclaros hijos».

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