

Un pastor al que le han robado parte de su rebaño: «Me están quitando las ganas de vivir»
Fernando Díez, de Matilla de los Caños, sufre cuatro robos de ovejas en poco más de dos meses
Fernando Díez González no solo vive de sus ovejas, vive por y para ellas. Él es pastor desde que tiene uso de razón. Es heredero ... de una larga saga de pastores «por parte de madre y padre» y dedica cada jornada —desde las 7:00 de la mañana hasta bien entrada la noche— al cuidado de su rebaño. Pero en los dos últimos meses, Fernando ha vivido una pesadilla continua. Ha sufrido cuatro robos en sus instalaciones ganaderas en Matilla de los Caños. «Me están quitando las ganas de vivir», confiesa con la voz entrecortada.
Calcula que han desaparecido aproximadamente 14 ó 15 animales, aunque no lo sabrá con certeza hasta que llegue el esquilado, cuando pueda cotejar los números de cada oveja con sus registros y el archivo oficial de la Junta de Castilla y León. Él ha interpuesto tres denuncias ante la Guardia Civil de Tordesillas con fechas del 25 de febrero, 5 de mayo y 10 de mayo. Los ladrones, según sospecha, son grupos organizados que «actúan los fines de semana, cuando no trabajan, y aprovechan para robar animales y destinarlos al consumo de carne», dice compungido. «Yo creo que no vienen uno o dos. Vienen en grupos de seis o siete. Y los perros, por muy mastines que sean, se acobardan», cuenta mientras señala los daños en puertas y vallas provocados durante los asaltos. «Les hacen algo a los perros… los asustan, los intimidan. No sé qué les hacen, pero se quedan paralizados».
La puerta por la que entraron se ve que está totalmente apalancada. Allí, en la sala de ordeño hay unas tijeras de poda, dos palos de zoletas -con los que Fernando cree que amenazaron a los perros- y una gorra. Objetos, todos ellos, dejados por los ladrones. «En uno de los robos me encontré una cordera que andaba deambulando cerca de la iglesia del pueblo, posiblemente se les escapó mientras hacían la fechoría», comenta este profesional del campo.

«Me tienen controlado»
Fernando asegura que los ladrones conocen sus movimientos. «Yo vi un coche sospechoso por la zona varios días. Al hablar con el conductor, me dijo que solo venía a ver la iglesia, pero luego vi el mismo coche de nuevo, justo antes de que me robaran otra vez. Yo creo que me tienen vigilado y aprovechan cuando salgo de la nave», comenta.
Los cuatro robos se han producido durante la noche, en fines de semana, y siempre se llevan corderos y ovejas en edad productiva. «Una de las ovejas que me quitaron tenía dos corderos recién nacidos y a éstos los dejaron. Ahora los tengo que amamantar yo. Eso fue un viernes. Luego, el lunes, vi que me habían llevado dos corderas más. Y al fin de semana siguiente, otras ocho», enumera Fernando, quien ha comunicado los hechos a la Junta de Castilla y León, consciente de que cualquier irregularidad en el número de cabezas puede acarrearle problemas administrativos si no presenta las denuncias correspondientes.
Fernando estima las pérdidas económicas derivadas de los cuatro robos, en unos 2.000 euros. «Las ovejas adultas valen unos 150 euros, pero como varias de ellas eran corderas, las he valorado en 130 euros por animal. Eso para un pastor como yo, es un dineral. No es justo que me pase todo el año cuidándolas y alimentándolas y que luego se las lleven sin más», dice disgustado.
A sus 61 años, Fernando sigue pastoreando como lo hacían su padre, sus abuelos y bisabuelos. Tiene su rebaño repartido en diferentes pastos en pueblos aledaños a Matilla de los Caños. «Yo solo quiero vivir de mis animales. Me levanto con ellas, duermo pensando en ellas. Las ovejas son mi vida», repite mientras acaricia a 'Laika', una cachorra de mastín que le sigue a todas partes. «Tengo ocho perros, varios gatos, gallinas… me apasionan los animales, pero luego me pasan estas cosas y me dan ganas de dejarlo todo. Lo doy en pensar y pensar y no hago más que sufrir. Que unas unas corderitas tan guapas, a las que quieres desde 'chiquininas' y que cuando tienen cinco meses, vayan y te las maten… Yo eso no lo veo bien», dice con frustración. «La Guardia Civil me ha dicho que iba a venir por la noche a dar alguna vuelta, pero yo creo que hay poca vigilancia. Deberían vigilar más los pueblos, porque a los agricultores y ganaderos nos están asando con los robos, bien sea de animales, del cobre de los pivots o de combustible. A mí esto me ha machacado. Yo soy pastor de siempre. Lo he mamado y lo he vivido desde 'chiquinino'. Tengo mucho amor por los animales. Es más, tengo tierras y solo me dedico ahora mismo a las ovejas. Con esto que me ha pasado, siento que además de las ovejas, me han robado la tranquilidad, la ilusión y las ganas de seguir en el oficio», remata.

«Hasta que no esquile, no sabré exactamente cuántas ovejas me faltan»
Fernando Díez desconoce el número exacto de animales robados. Aunque estima que le faltan entre 14 y 15 ovejas y corderos. Será en los próximos días, durante el esquilado, cuando sepa con certeza la magnitud de las pérdidas. Su rebaño está formado por unas 750 ovejas, todas registradas mediante un sistema individual con numeración controlada tanto por Fernando, como por los servicios de la Junta de Castilla y León, a través de los crotales que los animales llevan en las orejas y el identificador electrónico. «Cada oveja tiene un código de identificación que le acompaña durante toda su vida. Cuando las esquilemos haremos el recuento electrónico e iremos cotejando una a una con mis registros… así sabré exactamente las que faltan», explica.
Para este pastor de Matilla de los caños este proceso será clave para justificar las bajas ante la administración. «Tengo que demostrar con las denuncias que me las han robado para que no me penalicen al ver que faltan animales. Si no lo hiciera así, podrían pensar que las he vendido o que han muerto y no he dado parte. Pero yo lo tengo todo en regla», concluye.
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