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Querido Watson abrió la noche musical en la Plaza Mayor.
El salto dulce hacia el fervor

El salto dulce hacia el fervor

Víctor Vela

Lunes, 7 de septiembre 2015, 09:37

¡Va! exclama Paula Vegas, cuando el micro aún está cogiendo temperatura, para animar a los compañeros de Querido Watson, para avisar a la Plaza Mayor de que lo suyo está a punto de comenzar. Y si a alguno el anuncio no le sirve, si hay alguien que no ha escuchado ese '¡Va!' preparatorio, no hay problema. Las canciones harán que pronto entre en acción y se meta de lleno en el concierto, en ese catálogo de canciones que suelen empezar disfrazadas de baladas, de tiernas tonadas con arranque de dulce teclado y suave acorde de guitarra, para mutar enseguida, en cuanto ha terminado la primera estrofa, en un fervor de rock, en una marcha más, en un artilugio potente en el que la cálida voz de Paula encuentra fácil acomodo. Ella, todo rizos, graves rotundos, guía un concierto que encuentra momentos brillantes en los aires nocturnos, como de pub abandonado, que evoca 'Ahogado en un vaso' o en la buena melodía, pespunteada de violín, de 'Y no había nadie'. Y junto a los violines, un generoso despligue de metales, un derroche de guitarras y batería, un recital de canciones que incluyen versiones de 'Voy a pasarámelo bien' y 'Mi gran noche'. Hombres G y Raphael tamizados por los aires cada vez más roqueros y salvajes de Querido Watson.

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