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Foto enviada por un lector, en la que se aprecia un ejemplar de rata negra o de tejado en una zona de césped.
Denuncian la presencia de ratas en varias zonas concurridas de Valladolid

Denuncian la presencia de ratas en varias zonas concurridas de Valladolid

Vecinos y empresarios se quejan por la presencia de roedores en Parquesol, Esgueva y Covaresa

J. Asua

Martes, 18 de abril 2017, 21:50

No se esconden, ni huyen como un rayo alertadas por la presencia humana. A plena luz del día, más bien de la tarde, se les puede ver pasar de arbusto en arbusto por el parque que separa las calles Hernando de Acuña y Juan García Hortelano, en Parquesol. Transitan, incluso, en cuadrillas de hasta tres ejemplares en busca de algo que llevarse a la boca. Son capaces de subirse a una papelera y entrar en ella para darse un festín a escasos metros de una familia que disfruta de un refresco en una terraza. En las últimas semanas, el teléfono 010 del Ayuntamiento de Valladolid ha recibido numerosas quejas por la presencia de ratas en las zonas verdes de la ciudad. Lo confirman en el servicio de Parques y Jardines del Consistorio, cuyos operarios también han sido testigos, durante sus labores diarias, de su corretear. «Se ven bastantes», aseguran. Los técnicos municipales sitúan los focos más conflictivos en los barrios de Parquesol, la zona de la Esgueva y Paula López-Covaresa, donde al haber viviendas unifamiliares se cuelan en los jardines e incluso entran las casas, según se relata en algunas de las denuncias que han llegado a este departamento en los últimos días.

Los indeseados vecinos no han salido del subsuelo. Allá, bajo tierra, reside la rattus norvegicus, comúnmente conocida como de alcantarilla, más reservada y menos amiga de toparse con el hombre. A ras de tierra se maneja mejor la rattus rattus, apodada como rata negra o de tejado, cuyos hábitos arborícolas la convierten en una experta trepadora, capaz de refugiarse a cualquier altura siempre que tenga donde agarrarse.

Su presencia ha desatado el desasosiego de vecinos, comerciantes y hosteleros de estas áreas. La extendidísima musofobia repulsión que provocan los roedores hace el resto. Desde la Concejalía de Medio Ambiente quitan hierro al problema y evitan hablar de plaga. «Es un problema recurrente desde hace años y de difícil solución, no creemos que haya proliferado, pero con el buen tiempo y al sacar las terrazas a la calle ha coincidido que se han visto más», argumentan sus responsables.

Veneno con seguridad

No obstante, en el área ya están tomando medidas con carácter inmediato. Para empezar, el Ayuntamiento adquirirá papeleras portacebos contra roedores para probar su eficacia. Se trata de unos recipientes que cumplen su función como depósito de residuos, pero que en su parte inferior cuentan con una especie de cajetín con una llave independiente. En este habitáculo se deja el veneno y cuenta con agujero para que el roedor pueda entrar a comer. ¿Por qué este método? Se trata, explican los expertos, de evitar daños mayores. Al tratarse de una especie que se hace fuerte en zonas verdes, utilizadas también por personas, mascotas y que son hábitat de las aves urbanas, se busca la manera de que el producto mortífero no afecte al que no debe y esté a buen recaudo en un lugar al que, por sus dimensiones y situación, únicamente tienen acceso las ratas. Parques y Jardines será el departamento encargado de realizar esta inversión cada papelera tiene un coste de 320 euros y la Brigada de Zoonosis del Consistorio se ocupará de determinar su ubicación y alimentar estos cebaderos con el objetivo de frenar el avance de los roedores en la ciudad.Por el momento, se compararán dos para comprobar su eficacia en las zonas afectadas. Si dieran buen resultado, se instalarían más.

La empresa catalana Killgerm es el fabricante de este modelo de mobiliario urbano, que cumple la doble función de mantener limpias las zonas ajardinadas de la ciudad y librarlas de residentes que no son bienvenidos. «Ya hemos colocado algunas en Madrid, Málaga y Hospitalet, entre otras localidades, y el resultado está siendo bueno, porque es una forma discreta y segura de afrontar una desratización; la ratas entran, comen, salen y al de tres días los anticoagulantes hacen su efecto y el roedor muere», explica Diego Velasco, delegado comercial de esta compañía.

Campañas anuales

La bromadiolona, disfrazada con atractivos sabores y olores para que el roedor pique, es el principal veneno que se utiliza contra los ratones y las ratas. Interfiere en la actividad de la vitamina K y actúa como anticoagulante, lo que provoca a los ejemplares hemorragias internas tras su ingesta que le provocan la muerte de forma retardada.

En Parquesol, por ejemplo, también se ha solicitado el saneamiento de los bordes del parque. En este momento los arbustos bajos y frondosos que lo jalonan se convierten en una protegida madriguera para los roedores. Es, precisamente, en esos puntos donde más ratas se ven, según confirman los residentes y los responsables de los establecimientos del entorno.

Este nuevo método en prácticas que pondrá en marcha el Ayuntamiento de Valladolid se suma a las campañas anuales de desratización. Según explican en la Concejalía de Medio Ambiente, el Servicio de Salud actúa a lo largo de todo el año en la red de saneamiento con la colocación de cebos en todos los barrios de la ciudad como medio preventivo para mantener las poblaciones a raya, además de atender las denuncias concretas que llegan desde las diferentes zonas donde se detecta un problema. En este caso, el trabajo es más fácil, porque a las alcantarillas únicamente tienen acceso, por lo general, estos animales. Si se trata de un parque, la labor se complica bastante porque entran en juego muchos actores y hay que proteger la seguridad del hábitat y de los que lo utilizan.

De la Maruquesa a París

La proliferación de ratas no es nueva ni única en Valladolid. Precisamente este año París, la ciudad más visitada del mundo, ha sufrido una importante plaga de estos denostados animales, que ha puesto en jaque a las autoridades de la capital de Francia hasta el punto de vetar el uso público de diferentes zonas verdes. En Parques y Jardines recuerdan otros episodios en Valladolid que llamaron la atención, como cuando el antiguo Hospital Militar, ahora sede de la Consejería de Sanidad, se sometió a una rehabilitación para dar cabida al departamento de la Junta. «El Campo Grande se llenó de ratas», explican en el servicio. La última invasión importante por su afección al vecindario se produjo en 2014 en la Cuesta de la Maruquesa, zona de viviendas ubicada en la subida al municipio de Fuensaldaña. Tras tres intervenciones sin éxito entre enero y abril de aquel año se esparcieron más de cien kilos de rodenticidas en el alcantarillado el Consistorio tuvo que realizar una nueva campaña en julio ante el incremento de ejemplares.

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