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J. Sanz
Miércoles, 15 de junio 2016, 09:03
«Las pelusas no arden solas y los incendios se producen, sobre todo, en entornos habitados», aclaran de entrada los Bomberos, cuyos efectivos suman ya más de sesenta intervenciones en los últimos quince días solo en la capital para sofocar fuegos, en su inmensa mayoría, intencionados o provocados por negligencias en parajes en los que se acumulan las molestas semillas de los chopos hembra (la especie causante de las nubes de pelusas).
Nada menos que ochocientos ejemplares sobreviven a la progresiva campaña de sustitución de estos árboles que viene llevando a cabo en los últimos años el Servicio de Parques y Jardines. Sus operarios, de hecho, sustituyeron 450 chopos hembra por fresnos, sauces y chopos macho (no sueltan pelusas) entre 2011 y 2015 hasta llegar a la población actual, por debajo de los mil.
«No se trata de talar los ejemplares existentes sino de ir sustituyendo esta especie de manera progresiva a medida que envejezcan o se realicen intervenciones en zonas conflictivas», explica María Sánchez, la concejala de Medio Ambiente, quien aclara que «el noventa por ciento de los chopos hembra se encuentran en áreas silvestres, como las riberas, en la que solo se interviene en caso de necesidad riesgo de caídas...».
De manera que aún tendrán que pasar algunos años para decir adiós a las oleadas de pelusas que cada año, entre mayo y junio, invaden la ciudad y que solo en los últimos quince días han causado 61 incendios en el casco urbano. «La mayoría, por fortuna, son fuegos de escasa entidad que afectan a la maleza o al arbolado colindante, pero el riesgo está ahí», recuerdan fuentes del Servicio de Extinción antes de incidir en que «las pelusas arden porque hay una mano que las prende o una colilla mal apagada».
Y eso precisamente ocurrió el pasado jueves en la chopera de Puente Duero en la ribera junto al puente. «Llevamos quince año pidiendo que poden o talen esa chopera y que retiren los troncos acumulados allí por las riadas antes de que algún año tengamos una desgracia», reclama Juan Carlos Prieto, el presidente de la asociación de vecinos del barrio.
No causan alergias
Allí, en la chopera de Puente Duero, al igual que en las riberas del Pisuerga o en la desembocadura del Canal de Castilla, se acumulan tupidas alfombras de pelusas que pueden arder como una tea siempre, claro, que alguien las prenda. Y ese es el mayor riesgo de las pelusas, portadoras de las semillas de los chopos hembra, ya que no son causantes de alergias, según recuerdan cada año desde la Sociedad de Alergología.
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