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l. negro
Lunes, 30 de mayo 2016, 19:47
«No tenemos una plantilla de 100 empleados, ni facturamos millones de euros, pero nos esforzamos mucho por llevar la cultura informática a la sociedad en general». El que explica esto es Paco Arnanz, director de tecnología de la empresa Bitlan, de Laguna de Duero y que ha puesto en marcha varios e interesantes proyectos educativo-tecnológicos con el fin de extender y difundir el conocimiento por la ciencia de los ceros y unos.
Arnanz ha pasado su vida entre ordenadores. Para él la informática, además de su profesión, es su pasión. Y se le nota. Una pasión que quiere que los demás también sientan y por ello, se ha asociado con Raquel Ibáñez, alma mater de Escuela de Ciencia, para convertir la sede de Bitlan en su nueva delegación en Laguna de Duero. «Escuela de Ciencia es un centro educativo pionero en Europa con sede en Valencia. Fue seleccionado entre 4.000 propuestas por la plataforma Lanzadera de apoyo a emprendedores innovadores.
Cuando conocimos a Raquel descubrimos muchos intereses comunes y trayectorias paralelas. Le entusiasmó la idea de abrir una delegación de su Escuela de Ciencia en Laguna, ella es de Valladolid y quiso apostar por seguir difundiendo ciencia y tecnología en su tierra. También contamos con el apoyo de Aitor Vergara, director del área tecnológica de Escuela de Ciencia, quien cada día nos sorprende con nuevas ideas y proyectos», anota Arnanz.
Metodología educativa
Bajo una metodología educativa propia, basada en proyectos y acompañamiento educativo, Paco y su equipo pretenden fomentar la curiosidad por la informática y promover un espíritu innovador en niños, y también en mayores. «Antes los padres pedían que enseñáramos a sus hijos a manejar el Word y el Excel. Ahora lo que quieren es que les dotemos de otras herramientas y habilidades para desenvolverse en el futuro, que ya es el presente», subraya Cristina Piñero, CEO de Bitlan. De forma amena y muy instructiva, consiguen que los alumnos saquen lo mejor de si mismos a través de actividades basadas en la robótica y en la programación de videojuegos. «Yo siempre digo que lo difícil lleva un tiempo y lo imposible un poco más. Si algún niño nos propone un reto que parece inalcanzable, nos ponemos manos a la obra. Tenemos un alumno que se ha propuesto crear un brazo biónico porque su mayor interés es ayudar a los demás, y otro poder hacer un robot de tamaño natural», argumenta Paco.
Escuela de Ciencia realiza talleres y actividades extraescolares en su sede y muy pronto también en colegios. Además, ha impartido actividades formativas en los programas de ocio alternativo Vallanoche y Vallatarde del Ayuntamiento de Valladolid. «Los niños son capaces de programar sus propios robots sin apenas esfuerzo y de realizar sus propios videojuegos. A ellos les resulta verdaderamente emocionante que familiares y amigos puedan jugar con algo que han creado ellos. Próximamente ofreceremos también talleres de coches locos, cohetes acuáticos y bichos-robots», informa Cristina.
Desde sus inicios, Bitlan siempre ha contado con el apoyo de SECOT, la Asociación de Seniors Españoles para la Cooperación Técnica. Según su presidente Tomás Fernández de Larrinoa, «sus promotores han hecho un importantísimo esfuerzo por traer la Escuela de Ciencia a Laguna de Duero y a Valladolid. Debemos sentirnos orgullosos de que este proyecto de Raquel Ibáñez, logre triunfar no sólo en Valencia, sino también Valladolid».
También exposiciones
La difusión de la cultura informática se ha convertido en el leitmotiv de esta empresa lagunera. Actualmente tienen en marcha un proyecto expositivo-educativo, denominado 'Érase una vez la informática', que presenta la evolución de esta ciencia a través de acontecimientos importantes, personajes relevantes y aparatos clave en la historia de la computación.
Esta exposición les ha valido hace unos días, el primer premio Victoriano Provencio a la divulgación de la informática, por parte del Colegio Profesional de Ingenieros Informáticos de Castilla y León. La muestra, que se puede visitar hasta el próximo 26 de junio en el Museo de la Ciencia de Valladolid recoge más de doscientas, algunas únicas en España, desde ábacos a un supercomputador Cray 1-S, pasando por una máquina Enigma cedida por el museo de la Academia de Caballería. «También estamos preparando un libro y un portal específico de la historia de la informática. Somos una empresa pequeña, pero que invertimos en proyectos culturales, porque los consideramos importantes para la sociedad, aunque para nosotros no sean económicamente productivos», concluye Arnanz.
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