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Cedro de la Plaza de San Andrés, que probablemente tenga que ser talado ante el peligro que representa.
Árboles amenazados de muerte

Árboles amenazados de muerte

El Ayuntamiento de Valladolid tiene bajo vigilancia 327 ejemplares que presentan un alto riesgo de caída, y que deberán ser talados en la mayoría de los casos si su deterioro amenaza a las personas o los edificios

J. Asua

Viernes, 27 de mayo 2016, 21:05

Están fichados. Son 327. Y los técnicos del Servicio de Parques y Jardines los mantienen bajo especial vigilancia. El Ayuntamiento de Valladolid ha concluido ya el mapa de riesgos de masa arbórea de la ciudad, un catálogo que comenzó a elaborarse en 2015 y en el que se incluyen los ejemplares de gran porte que podrían poner en peligro la seguridad de los ciudadanos en calles y plazas en el caso de que no se tomen medidas. Inclinaciones exageradas, anclajes poco firmes o un estado de salud achacoso son algunas de las razones que les han llevado a este registro.

Sobre un volumen total de 80.000 árboles en el casco urbano (44.000 en calles), se han analizado 3.166, cuyo diámetro es superior a los 160 centímetros. De ellos, son 327 los que requieren un marcaje estrecho. Plátanos, pinos y chopos son por este orden las especies con mayor presencia en esta nómina de la precaución, que se ha confeccionado con dos métodos. Primero, mediante la inspección visual de los ejemplares por parte de los expertos municipales. Segundo, con la realización de test de resistencia, que permiten contar con un diagnóstico certero sobre sus posibilidades de caída dependiendo de distintos factores. No hay razones para la alarma, subrayan en la Concejalía de Medio Ambiente, pero sí conviene no perderlos de vista.

Los responsables del departamento ya están actuando en Huerta del Rey, donde los pinos plantados en la primera fase de la urbanización están causando problemas. Pero hasta ahora no se había intervenido en el cogollo de la ciudad. Pues bien, el último informe elaborado por Parques y Jardines se fija en un ejemplar muy reconocible. Se trata del gran cedro situado tras la entrada principal de iglesia de San Andrés, en la calle Mantería, un veterano de unos 50 años de edad y más de 15 metros de altura, cuya inclinación no gusta nada a los expertos municipales. Los resultados de las pruebas muestran que el coeficiente de seguridad del árbol es «muy bajo e insuficiente para un ejemplar en zonas urbanas». Hay «riesgo de vuelco», recalcan. Los valores de viento en los cuales empezaría a ser seguro están por debajo de los 80 kilómetros por hora y los vientos máximos registrados en estaciones de la ciudad superan los 120, por lo tanto se considera, que, aunque haya un factor de protección de los edificios, no se puede descartar que se venga abajo. El mismo informe acota que la capacidad de generar daños a personas es «reducido, debido a que la iglesia pararía su caída», pero el templo sí podría verse afectado, según se destaca en el análisis.

Tala o anclajes

Así, se plantean tres posibilidades. Su tala y sustitución por otro ejemplar el trasplante, a pesar de estar sano, no sería posible o la utilización de algún anclaje, bien mediante un gran tutor metálico al tronco, con cables de acero a las fachadas de los edificios colindantes o con un anclaje enterrado, lo que obligaría a una complicada obra en el subsuelo, de difícil mantenimiento. La alternativa de una reducción del ejemplar sin utilizar sujeciones complementarias no es factible.

La concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, avanzó ayer que en los próximos días se tomará una decisión definitiva sobre este cedro. «Nuestra intención sería mantenerlo, pero lo más importante es la seguridad de las personas, se adoptará una solución, siempre de acuerdo con los criterios de los técnicos», explicó la edil. Por el momento no se considera necesario acotar el perímetro del árbol.

Sin duda, este es el caso más urgente tras la elaboración del catálogo, aunque en Parques y Jardines se mantienen alerta en otras zonas. Fundamentalmente, en Huerta del Rey donde un problema de enrollamiento de las raíces está debilitando los pinos que oxigenan este barrio. Ya ha habido que realizar algunas talas o asegurar árboles mediante tutores. Estos ejemplares, de entre 40 y 50 años de edad, llegaron con el cepellón cubierto por una capa de escayola. Los pinos se acostumbraron a espacio reducido y no extendieron sus raíces, que se han enroscado en el tronco, estrangulado la circulación de la savia y provocando que se partan en algunos casos.

Otras zonas donde se están haciendo seguimientos exhaustivos son el patio de la Casa de Cervantes, donde también los cedros sufren signos de inclinación; la plaza de la Universidad, donde los troncos de algunos pinos ya presentan irregularidades o plaza elíptica del barrio de Girón, en la que se han detectado algunos ejemplares con riesgos por encima de lo aconsejable.

En los exámenes de los técnicos para la elaboración de este registro se utilizan barrenos unos taladros que se introducen en el tronco para medir la densidad de la madera resistómetros, que, mediante impulsos eléctricos, sirven para determinar la resistencia del ejemplar ante diversas circunstancias como el viento o el peso de las ramas o pruebas de tracción mediante cables y un dinamómetro, que permite saber si el árbol presenta posibilidad caída ante rachas de viento intensas.

La elaboración de este registro permitirá mantener un control minucioso de los ejemplares y tomar las medidas que se consideren oportunas dependiendo de su evolución. Desde la Concejalía de Medio Ambiente recuerdan que la máxima es el mantenimiento, mientras las razones de seguridad no aconsejen su sustitución. En el último mandato, entre 2011 y 2015, diferentes circunstancias obligaron a talar 1.350 ejemplares, pero el saldo fue positivo, ya que la ciudad ganó 9.980 en ese mismo periodo.

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