Manzanillo recupera la normalidad tras una época de inseguridad en el pueblo

Solucionado el principal problema que ha mantenido en vilo a la localidad de Manzanillo durante una década larga, una situación de inseguridad ciudadana provocada por el asentamiento de una familia muy conflictiva en el municipio donde ya no reside, este pequeño pueblo situado a tiro de piedra de Peñafiel mira sin miedo al futuro. Tal y como explica uno de sus concejales, Juan Gatto, lo que ahora percibe este edil en sus vecinos es que «Manzanillo ha pasado de ser el pueblo en el que robaban, que destrozaban, a ser el pueblo que vive en paz, que sonríe. Ahora es un pueblo diferente, próspero y con ganas de vivir en paz». «Veo sonreír a los vecinos mientras que antes les veía muy apesadumbrados, y en cambio ahora lo que veo es mucha paz», afirma el concejal.

En un corto espacio de tiempo la nueva corporación municipal, siempre con el incondicional apoyo vecinal, ha conseguido que ni siquiera sean apreciables las cicatrices de ese reciente pasado que ha amargado el día a día a los vecinos. La zona okupada por el clan familiar de la discordia, muy degradada por las chabolas que construyeron, los desperdicios y viejos enseres que abandonaron y por los viejos patios y corrales de los que se adueñaron, luce ahora completamente despejada tras los trabajos encargados por el Ayuntamiento para derribar las construcciones ilegales y limpiar todo ese entorno enclavado en el casco urbano. Hace pocos meses, tras las denuncias del Consistorio, incluso la Junta tuvo que intervenir ante el desembarco de una veintena de caballos que fueron cercados en el improvisado corralón, carente de cualquier tipo de permisos y condiciones para tal fin.

Inquistudes compartidas

Ayer, con esa mirada puesta en el futuro, el alcalde, Jesús Ángel Arranz (PP), y uno de los dos concejales que componen el Ayuntamiento, Juan Gatto (IU-Toma la Palabra), compartieron las principales inquietudes que ahora les ocupan en su labor municipal con la diputada provincial por Izquierda Unida-Equo-Toma la Palabra, Esther Mínguez, y con la secretaria de este grupo en la Diputación vallisoletana, Virginia Hernández.

Arreglar completamente la zona de la ocupación donde ya se aprecia cómo algún vecino se ha puesto manos a la obra para restaurar alguna casa de su propiedad tras el expolio del que fuera objeto en su día, recuperar unas oficinas municipales que literalmente se caen, y mejorar parques públicos que han quedado obsoletos, son algunas de las necesidades en las que quieren ponerse a trabajar ya en Manzanillo.

Ahora las esperanzas están puestas en que los vecinos residentes fuera retornen a las casas que tienen en Manzanillo o las alquilen o vendan «para que vuelva la vida, que vengan familias con sus niños, porque ahora ya no hay miedo a nadie».