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el norte
Lunes, 2 de noviembre 2015, 11:14
En la película 'Inside Out' de Pixar la alegría, la tristeza, la ira y el miedo toman forma y salen de la cabeza. Esas emociones y esa creatividad, en muchas ocasiones están escondidas en una enseñanza reglada que se ocupa más del contenido que de las emociones, la creatividad o la inteligencia emocional.
Por ello, cada vez son más los métodos que tratan de favorecer las emociones y la creatividad u otras fórmulas de enseñanza para configurar la personalidad del alumno de cara al futuro y aumentar su optimización del tiempo, su concentración y su autonomía. Nenoos, Kumon o Aloha son algunos de los ejemplos que cada vez tienen más adeptos como actividades extraescolares, inform a Ical.
«Ellos creen que están bailando delante de un espejo pero lo que está ocurriendo es que su cuerpo se está adaptando para recibir una nueva actividad desde el punto de vista positivo». Esta frase la pronuncia Mónica González, directora del centro 'Nenoos' de Valladolid, que abrió sus puertas el pasado 1 de septiembre y que ya cuenta con 200 alumnos, repartidos entre el centro y los 15 colegios de Valladolid que disponen de este método como actividad extraescolar.
El método 'Nenoos' nació hace cuatro años y ya cuenta con numerosos centros repartidos por toda España. Se trata de estimular la inteligencia emocional del alumno de entre cero y 13 años a través de actividades cortas, siempre llevadas a cabo desde el punto de vista positivo.
«Ellos salen encantados y yo también lo estoy», esta frase pronunciada por Marina y María Jesús es la más escuchada a las puertas del centro 'Nenoos' de Valladolid, donde sobre las seis de la tarde se agolpan en la puerta niños y padres esperando para comenzar su clase de una hora en grupos de no más de doce niños. Todos ataviados con su camiseta de Nenoos y, según reconocen los padres, encantados de acudir a su cita semanal con este método de aprendizaje novedoso que trata de «reforzar lo positivo» en contra de la enseñanza tradicional de reformar con el castigo, tal y como explica Mónica González.
«Quería otro tipo de actividades extraescolares», explica otra de las madres, María Jesús, quien reconoce que lo que más le gusta es que se cambia de actividad cada cinco minutos lo que evita que los niños se dispersen y se aburran. «Están super atentos», añade otra de las madres Marina quien asegura que a sus dos hijos, de tres y cinco años, «se les pasa la hora volando»
Mientras en una de las clases los niños comienzan con un baile frente al espejo para «calentar», los más pequeños, que se encuentran en la de al lado con un gran cristalera que permite que los padres, si quieren puedan seguir la clase desde la calle. Es curioso, pero ninguno de los niños -ninguno de los cuales supera los tres años- miran hacia fuera para buscar a sus padres. Se encuentran en el comienzo de la clase, bebiendo un vaso de agua.
Este método educativo tiene como objetivos mejorar el rendimiento pero también fomentar el desarrollo personal positivo del niño, desde un enfoque «global e integral». Son clases «divertidas», según explican los propios niños donde se trata de aprender «jugando», añade su directora, docente y doctora en psicología. Hacen actividades de cálculo con un ábaco, pero también llevan a cabo debates como qué es mejor «el chocolate o las gominolas».
También tienen un truco: una «bola mágica» en la que cada niño mete lo positivo o lo negativo y lo guarda o lo deja marchar, bola que recuerda a la reciente película de Pixar que habla de las emociones dentro de la mente humana. En ello consiste este método en fomentar que estas emociones salgan hacia fuera.
Estas actividades, añade su directora, saca la vena creativa de los niños, acostumbrados a una enseñanza basada sólo en el contenido y no en cómo resolver problemas reales. Se trata, sostiene, de preparar al alumno para el mundo del futuro, para que sea capaz de resolver situaciones y evite la frustración para ser más empáticos y saber que se pueden dar distintas soluciones a un problema. «En la educación tradicional se piden resultados a corto plazo y existen otras maneras de aprender», subraya Mónica.
Con este método los niños aprenden a gestionar su aprendizaje, a estar atentos y a centrarse. Todo desde lo positivo. «En nuestras clases no hay bolis, sólo lápices pero no hay gomas porque es necesario que sepan que se pueden equivocar y hay que volver a intentarlo», sostiene Mónica, quien tiene a sus alumnos como una pequeña familia, precisamente la familia que impulsó a ella y a su marido a embarcarse en esta aventura. «Si refuerzas positivamente le cargas de energía».
Entre los doce profesores del centro hay maestros, pedagogos y psicopedagogos, que imparten la docencia en el centro y en los 15 colegios en los que se desarrolla el método como actividad extraescolar.
Matemáticas y lectura desde Japón
Matemáticas y lengua. En ello se centra el Método Kumon, que nació en Japón en 1991 y que cuenta con cerca de 200 centros repartidos por toda España, dos de ellos en Valladolid. Con secuencias cortas de tiempo y con una metodología estudiada al milímetro Kumon trata de trabajar en la concentración y en la autonomía de los alumnos para que luego lo lleven a la práctica tanto en la elaboración de sus deberes del colegio como en la vida cotidiana.
«He notado muchos cambios en la confianza en sí mismo de mi hijo y en su autonomía», señala Natalia, una de las madres que espera en el centro Kumon a que sus hijos terminen su clase, que suele ser de entre 25 y 30 minutos dos días a la semana en el centro pero con ejercicios diarios durante todo el año del mismo periodo de tiempo.
Tiempo suficiente en el que el alumno administra su tiempo y en el que de manera dinámica realiza sus ejercicios matemáticos, según explica su profesora titular, Lorena Martínez, quien pendiente de todos los alumnos vigila y ayuda a cada uno de los estudiantes situados por nivel de autonomía, no por edad.
Estos ejercicios hacen que el alumno Kumon, de manera dinámica, evolucione hasta estar por encima del nivel escolar que le corresponde. Además, se trabaja para que el alumno, desde los dos años hasta adulto, incluso, tenga conciencia de la necesidad de «optimizar el tiempo» para que en lugar de tardar tres horas en hacer los deberes del colegio, su ritmo mejore y puedan hacerlos en una.
Al contrario de Nenoos, Kumon no participa en centros escolares como actividades extraescolares porque «se pierde la esencia del método» al no contar con la disciplina y el ambiente del centro que, para el desarrollo de esta fórmula, es «fundamental».
De Asia también llega el método Aloha Mental Arithmetic, que trabaja por el desarrollo mental de los niños de cinco a trece años a través del ábaco japonés, no sólo durante las clases, sino también a diario en casa del alumno. Así, según explica el responsable de esta academia en Valladolid y Salamanca, Jesús Calle, a través del cálculo sus alumnos mejoran en atención, creatividad e, incluso, en imaginación.
Con operaciones aritméticas, los 500 alumnos que participan en sus clases, bien en el centro o en los 22 colegios repartidos por toda la ciudad que lo incluyen como actividad extraescolar, mejoran su atención aún viéndolo los niños como un juego.
En concreto, a través de esta actividad que, según reconoce, va más allá de las matemáticas los alumnos aprenden desde el juego a concentrarse y fijar su atención en un objetivo en una sociedad en la que, asegura, los niños tienen tantas distracciones.
Este método, que lleva en Valladolid cuatro años, nació en Malasia hace más de 20 y son 15.000 los estudiantes que lo utilizan en toda España.
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Álvaro Soto | Madrid y Lidia Carvajal
Cristina Cándido y Álex Sánchez
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