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Aplazadas un tercio de las pruebas de conducir por la huelga del 75% de los examinadores

CSI-F denuncia que los recortes de la DGT ponen en duda la legalidad de los permisos

Teresa de Lapuerta

Viernes, 18 de septiembre 2015, 12:14

Si es de los que lleva tiempo soñando con cumplir los 18 años solo para poder ponerse al volante, o de los que después de decenas de clases ya se siente preparado para echarse a la carretera, ármese de paciencia. El 75% de los examinadores vallisoletanos están secundando desde el lunes un paro indefinido de tres horas diarias para exigir a la Dirección General de Tráfico «unas condiciones laborales dignas». La huelga se traduce en el aplazamiento de uno de cada tres exámenes prácticos programados y la lista de espera corre el riego de volverse interminable si no se pone solución al conflicto.

Los examinadores tratan de hacer un llamamiento ante la Dirección General de Tráfico (DGT) por «el deterioro» que sus condiciones laborales han experimentado en los últimos años. Exigen el reconocimiento de unos complementos económicos salariales que llevan tiempo esperando y que las plantillas se equiparen al volumen de trabajo. También solicitan medidas que ayuden a evitar agresiones, para lo que demandan que el resultado de los exámenes no se entregue directamente al alumno en el momento de finalizar la prueba.

El sindicato independiente de funcionarios CSI-F va más allá y considera que los recortes llevados a cabo por la DGT están provocando el incumplimiento del Reglamento General de Conductores, «lo que podría poner en duda la legalidad de los exámenes del carné de conducir, si a alguien le diera por impugnarlos», en palabras del responsable regional de comunicación del sindicato, Patxi Veramendi. La citada norma obliga, por ejemplo, a actualizar la formación de los examinadores «como requisito necesario para ejercer». Pero el plazo para dicho reciclaje formativo está agotado.

La huelga está convocada de forma indefinida y se produce todos los días laborables durante las tres últimas horas de la jornada de cada examinador, con lo que, de momento, en la provincia de Valladolid no se ve afectada la prueba teórica, pero sí las de destreza y circulación.

La falta de examinadores ya estaba generando atascos en la realización de exámenes, según señala CSI-F. Así, en el caso de Valladolid, si antes las citaciones para examinar se realizaban una vez cada cinco días, últimamente esa frecuencia se alargaba hasta los 12 ó 13 días. «Esto ocurre porque hace tres años había diez examinadores en plantilla y ahora hay siete (tras una reciente incorporación), si bien los funcionarios que están activos son cinco», aclara Veramendi.

Desde el sindicato alertan de que estos recortes pudieran esconder un interés del Gobierno por privatizar las pruebas de la obtención del permiso de conducir, algo que rechazan de plano. En este sentido, CSI-F apuesta por «la responsabilidad pública de este tipo de exámenes, que afectan a la seguridad vial y, por tanto, a la del ciudadano».

Dignificar el trabajo

«La situación es de tal dejadez apunta el presidente de la Asociación de Examinadores, Valentín Rodríguez que los examinadores estamos ahora mismo todos inhabilitados para examinar, porque se incumple el anexo VIII sobre Formación».

El representante del colectivo explica que se trata de «dignificar el trabajo de unos funcionarios públicos» con cuestiones básicas que ya se han trasladado a los diferentes partidos, pero que la DGT se niega a modificar. «No tiene sentido que nos digan que tenemos el mismo grado de peligrosidad que un funcionario que está en ventanilla, cuando el número de accidentes es tan elevado; o que nos obliguen a notificar en el acto al alumno su calificación, cuando en muchos casos nos exponemos a insultos e incluso agresiones físicas».

Los empresarios más afectados están siendo los propietarios de autoescuelas y desde la agrupación provincial de Valladolid, Apaeva, dicen comprender las reivindicaciones de los examinadores. Sin embargo, se lamenta su presidente, Jorge Díaz, «al final los que siempre acabamos padeciendo las consecuencias somos nosotros y nuestros alumnos, que sufrirán retrasos en sus exámenes con el perjuicio que conlleva para ellos, ya que muchos empiezan ahora sus estudios y con estas medidas todo se trastoca. Y empiezan las quejas y enfados por parte de los pocos clientes que tenemos por culpa de la crisis y que solo nosotros tenemos que soportar».

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