![Valladolid se prepara para vivir de nuevo la revolución de los ‘primeros mandatos’](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/pre2017/multimedia/noticias/201505/30/media/cortadas/NF0EH4K1--575x323.jpg)
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Víctor Vela
Martes, 2 de junio 2015, 08:18
Es quizá el ímpetu de la novedad. Las ansias del cambio. El deseo de dejar huella. Los anhelos por hacer realidad lo tantas veces imaginado. O, simplemente, la intención de aplicar una impronta personal. La firma del nuevo alcalde. Su sello político, que se dice. Valladolid lo ha sentido en dos ocasiones durante la democracia. Tomás Rodríguez Bolaños diseñó en 1979 el esqueleto de una capital moderna. Javier León de la Riva le puso músculo a partir de 1996. Y ahora, la posibilidad de que Óscar Puente (un solo apellido para los titulares)asuma el mando, sitúa a la ciudad ante una posible tercera revolución. Una nueva mirada para afrontar retos y problemas. Para agitar la ciudad.
No sería la primera vez. Los mandatos de estreno del alcalde recién llegado se han caracterizado hasta ahora por trazar un nuevo rumbo al destino de la ciudad. Lo hizo Rodríguez Bolaños (PSOE) después de ganar las elecciones el 3 de abril de 1979. El joven político socialista se encontró hace 36 años con una ciudad que afrontaba la democracia con una enorme carencia de dotaciones. Los barrios eran colmenas de viviendas. Polígonos de pisos levantados a toda prisa por la industrialización, sin pensar en los servicios necesarios. Ahí había tajo. Y a eso se encomendó la primera corporación democrática. Eso sí, la primera gran decisión de Rodríguez Bolaños miró hacia el callejero, a la restitución de los antiguos nombres de calles que fueron rebautizadas durante la dictadura. La avenida del general Franco volvió a ser la Acera de Recoletos. General Mola se conoció de nuevo como Constitución. La de General Queipo de Llano pasó a ser la Bajada de la Libertad. La calle 18 de julio, Nicolás Salmerón. Era un gesto sin duda simbólico de los nuevos tiempos... pero que se dejó algunos letreros por el camino. Había intención de renombrar también Héroes del Alcázar o de José Antonio Primo de Rivera (así lo contaba El Norte el 19 de mayo de 1979), pero no sería hasta mayo de 2014 cuando León de la Riva (de acuerdo a una sentencia del TSJ por la Ley de Memoria Histórica)decretó nuevos cambios en el viario.
Uno de los primeros retos del gobierno municipal del PSOEfue agilizar la concesión de licencias urbanísticas en un momento de continuo crecimiento de la capital (sumó 100.000 nuevos vecinos en apenas diez años;de los 233.974 vallisoletanos de 1970 a los 330.176 de 1980) y vivió su expansión más allá del Pisuerga, con la continuación de Huerta del Rey y los primeros pisos en Parquesol, barrio que además daba en noviembre de 1981 la bienvenida al primer hipermercado de la ciudad. Durante sus primeros años en la Alcaldía, Rodríguez Bolaños cortó el tráfico por el centro (Santiago y tramos de Montero Calvo, Zúñiga, Santa María), emprendió peatonalizaciones (Cadenas de San Gregorio)y municipalizó el servicio de autobuses urbanos, con la creación del bonobús el 1 de agosto de 1982. Las políticas de movilidad vivirían un nuevo hito el 22 de octubre de 1984, cuando entró en funcionamiento la ORA en Duque de la Victoria o Miguel Íscar para facilitar el aparcamiento en el centro.
Pero el gran reto estaba en los barrios, que sufrían unas carencias enormes como denunciaban las activísimas asociaciones de vecinos. Los colectivos de residentes carecían de espacios para la reunión (más allá de los locales parroquiales) y el asfaltado y saneamiento brillaban por su ausencia en muchas calles, lo que generaba problemas de salubridad. El Ayuntamiento hizo en esos años una fuerte apuesta por los barrios. En 1983, Delicias estrenaba su Casa de Cultura, el primer centro cívico de la ciudad, un espacio para las exposiciones, las representaciones teatrales... y el préstamo de libros. Fue el inicio también de la red municipal de bibliotecas, que se ampliaría a nuevas zonas en los años siguientes. Después de Delicias llegarían los centros cívicos de Huerta del Rey y La Victoria (con el tiempo, ambos se quedarían pequeños yLeón de la Riva impulsaría nuevas dotaciones) y el 19 de diciembre de 1992 se inauguró el cuarto, el zona sur. Meses después llegarían los de La Rondilla y Parquesol.
De forma paralela, se dotó a los barrios de servicios sociales: el inicio de los Ceas. El 23 de junio de 1984, el Consistorio anunciaba que equipos de asistentes sociales comenzarían a trabajar en Barrio España, Delicias y La Rondilla. De forma paulatina se abrirían después los de Huerta del Rey, Pajarillos y El Campillo. En 1988 se sumaron los Ceas de La Victoria y Arturo Eyries. Y junto a ello, la necesidad de esponjar los barrios, de abrir nuevos espacios entre los abigarrados bloques de viviendas. En 1988 la ciudad encontraría nuevos pulmones en los parques de la Paz (Delicias)o Ribera de Castilla (La Rondilla).
Y además, en 1984, se diseñaría un Plan General de Ordenación Urbana para impulsar un tortuoso programa de rehabilitación del casco histórico con el que evitar los desmanes de años anteriores y la ruina o desaparición de edificios históricos. Fueron los años de la recuperación de San Benito o el palacio de los condes de Benavente (sede de la biblioteca de Castilla y León). Sin duda, tiempos frenéticos para poner en pie una Valladolid moderna que vivió una nueva revolución a mediados de los años 90.
León de la Riva fue el candidato más votado en las elecciones de 1991, pero el pacto de izquierdas permitió a Rodríguez Bolaños gobernar cuatro años más. El PPobtendría mayoría absoluta en 1995. Y su llegada al Consistorio supuso un revulsivo para la ciudad. Por ejemplo, en Auvasa. Durante sus primeros meses en el Gobierno, León de la Riva modificó todas las líneas (los cambios fueron aplaudidos por una encuesta ciudadana en El Norte y refrendados con los datos:máximo histórico de viajeros). En noviembre de 1995 implantó el bus búho y enmayo de 1997 aplicaría el transfer gratuito.
La expansión urbanística hacia el oeste y el sur de la ciudad (en 1997 se inauguraba Parque Alameda, en 2000 daba sus primeros pasos Villa de Prado) provocó nuevas necesidades de movilidad que encontraron respuesta en puentes (Condesa Eylo, Hispanoamérica), túneles (La Rubia)o la constante construcción de aparcamientos subterráneos en torno al centro (plaza de Zorrilla, Isabel la Católica, Portugalete...) para paliar los problemas de estacionamiento con medidas complementarias a la expansión de la ORA.
Unas de las primeras grandes gestiones del Consistorio con León de la Riva al frente fue la privatización del servicio de aguas y su mirada hacia el este de la ciudad. El nuevo alcalde se propuso dignificar estos barrios y la urbanización delEsgueva fue sin duda un importante puntal en sus primeros mandatos. También lo fue la apuesta por embellecer el casco histórico, con la reforma de la Plaza Mayor como escaparate. El 15 de febrero de 1998 se inauguró su casi completa peatonalización y el nuevo color rojo de las fachadas, que se extendería luego a Fuente Dorada.
Los primeros meses de gestión de León de la Riva trajeron también a la ciudad la policía de barrio o, ya durante sus segundo mandato, el programa de recogida selectiva de basuras (y un servicio municipal de limpieza que ha aupado a Valladolid como una de las ciudades más limpias de España, sin discusión). Y junto a eso, una amplia mancha verde de parques y jardines.
Cultura y bonanza
Durante su segunda etapa al frente del Ayuntamiento, el PPapostó por las grandes infraestructuras culturales (el Patio Herreriano, el Museo de la Ciencia, el nuevo archivo municipal enSan Agustín)y revolucionó el modo en el que se planificaban las fiestas de la ciudad (con el adelanto de fechas y la Feria de Día) y las actividades culturales (como el TAC). Los años de bonanza económica trajeron nuevos centros cívicos (Verbena, Parque Alameda, Magisterio), también el traslado de las Cortes Regionales, el auditorio Miguel Delibes... y un fuerte crecimiento en los barrios del sur y del oeste, muy criticados por el movimiento vecinal y la oposición, que hablaban de desequilibrio inversor. Fue el momento en el que el soterramiento parecía una realidad. La etapa comprendida entre 2003 y 2007 fueron los años de las maquetas:el plan Rogers, el bulevar sobre las vías, el traslado del Arco de Ladrillo, el ansiado soterramiento.Todo eso, años después, no solo se ha quedado en el papel, sino que la viabilidad económica lo hace más que complicado. Y la crisis, además de detener las grandes obras (la cúpula del Milenio y el puente de Santa Teresa fueron los últimos coletazos), también paró la expansión urbanística y desvió la mirada hacia la rehabilitación de barrios históricos (con el ARI de La Rondilla como gran inversión).
¿Y ahora qué? La posible llegada de Óscar Puente (PSOE) a la Alcaldía podría suponer un nuevo revulsivo. Como en su día hicieron Bolaños y León de la Riva, la intención de modernizar Auvasa parece evidente (nuevas líneas, más frecuencias, mejor velocidad comercial) y las dotaciones ya no pasan tanto por espacios culturales como por más escuelas infantiles y centros de día y de personas mayores. Puente no se ha cansado de repetirlo durante la campaña electoral:«Valladolid no necesita más bordillos, sino más atención para sus ciudadanos». Yparece que esa será su prioridad si resulta elegido alcalde: más políticas sociales, más planes de empleo para salir de la crisis.
Frente al «agotamiento»
Es curioso cómo las palabras de León de la Riva en 1995 y de Óscar Puente veinte años después(en 2015) son casi calcadas. Los dos criticaban a los anteriores alcaldes por su «agotamiento de ideas», por no ser capaces de liderar «las nuevas necesidades de la ciudad». Las de este mandato que arrancará en unos días (y posiblemente con nuevo alcalde)podría suponer como ocurrió en 1979 y 1995 un nuevo salto para una ciudad que quiere defender sus indudables puntos fuertes con las nuevas ideas salidas de las urnas. Ahí está el reto.
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