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p. gonzález
Jueves, 2 de abril 2015, 10:25
Los acordes de Señora de Sevilla y el ruido roto de una matraca fueron los sonidos que cientos de vecinos residentes en el barrio de Santo Tomás de Medina del Campo escucharon a última hora de la tarde de ayer cuando las puertas de su iglesia parroquial, la de Santo Tomás, se abrieron para que la magnífica talla de Francisco Rincón saliera en procesión.
«Estamos muy emocionadas. Nunca nos podríamos haber imaginado que Santo Tomás tuviera una procesión propia», comentaron minutos antes del inicio del desfile las cofrades fundadoras, Feita González y Florencia Gómez, quienes casi con lágrimas en los ojos vieron cómo el crucificado del siglo XVI fue colocado al lado de dos cruces desnudas que emulaban el monte del Calvario. El desfile, de piedad popular y con carácter penitencial, se inició pasadas las ocho menos cuarto de la tarde con la lectura de un poema al que puso voz el cofrade Francisco José Tavera.
A los versos, compuestos hace dos años por la hermandad, siguieron cuatro marchas procesionales, entre las que se encontraban Reo de muerte y Luna de Triana. Con el toque de una matraca, el calvario inició su recorrido ante la atenta mirada de multitud de vecinos, quienes no dejaron de inmortalizar con sus teléfonos móviles el momento.
«Es una procesión muy especial para nosotros. Es la de nuestro barrio», comentó González, quien no pudo evitar emocionarse. «Hemos luchado mucho por tener lo que tenemos», aseguró.
Esta lucha es la que también destacó el presidente del Calvario, José María Arce, minutos antes del inicio del desfile. «Para nosotros es muy importante celebrar esta procesión. Somos una cofradía que se puso en marcha hace algo más de dos decenios debido a la devoción de los vecinos y ver que por cuarto año nuestro Cristo recorre las calles del barrio es muy emocionante», detalló Arce, antes de colocarse el capirote blanco para iniciar el voto de silencio.
Rezos y música
Porque el silencio, que es uno de los rasgos de este desfile, tan solo se vio interrumpido en cinco ocasiones por el rezo de padres nuestros, aves marías y por el sonido de los tambores. Una de las novedades de este año fue la marcha que la banda ha compuesto y que se estrenó en una de las paradas. Los acordes al Cristo del Calvario, que de manera habitual se sitúa en el retablo mayor de la iglesia parroquial de Santo Tomás, conformaron el hilo musical de este desfile que, cada año cuenta, con mayor presencia de público.
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