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«Es fundamental abrir un amplio debate social para decidir qué queremos que sea Valladolid»

«Es fundamental abrir un amplio debate social para decidir qué queremos que sea Valladolid»

Ángela de Miguel, presidenta de la Confederación Vallisoletana de Empresarios

Vidal Arranz

Sábado, 7 de marzo 2015, 19:35

Hace solo siete años Ángela de Miguel contribuyó a crear Negotia Abogados, la empresa que dirige, y hoy afronta el reto de presidir la patronal vallisoletana, la CVE. Un cargo este que lleva aparejada la obligación de defender el honor de un sector, el empresarial, que ni siquiera en tiempos de crisis es visto con buenos ojos. Partidaria del diálogo y de la búsqueda de puntos de encuentro, ha creado en la CVE la comisión Ciudad Próspera para pensar sobre el futuro de Valladolid. Pero está convencida de que el gran debate que se necesita tiene que ser patrocinado por el alcalde, para que los distintos sectores sociales puedan poner en común sus puntos de vista y decidir, entre todos, qué ciudad queremos los vallisoletanos para el futuro y cómo podemos conseguirla.

La presidenta de la CVE no se hace falsas ilusiones y es bien consciente de las dificultades que lastran los sueños. En el caso de Valladolid, resalta la evidencia de que esta es una tierra «muy individualista», lo que perjudica el esfuerzo común. «Los grandes objetivos solo se alcanzan trabajando juntos, y en la medida en la que no siempre somos capaces, todo se complica mucho», opina. Y eso cuando no se cuelan entre medias los recelos o la envidia. «Nos cuesta entender que el beneficio del de al lado favorece a los demás. La generosidad ayuda a que a todos nos vaya mejor».

Esa generosidad debería incluir, también, la capacidad para entenderse con los otros, más allá de las diferencias. Y, sobre todo, tendría que comprender que las críticas son saludables, y que no deben interpretarse como si fueran balazos en medio de una batalla. «Aquí es muy frecuente que si tienes una diferencia con una persona en una cuestión, esa persona sea vetada para todo, y eso es un gran error. Hay que escuchar y estar abiertos a las aportaciones de los demás». Y, sin embargo, no es esto lo que los ciudadanos se encuentran habitualmente en su ciudad o en su país. «Uno de los mayores problemas de España es que el poder político ha intentado acallar a la sociedad civil. A veces parece que cualquier crítica es un enfrentamiento y no es así».

Y eso ni es bueno para reflexionar sobre lo que ha pasado, ni ayuda a buscar soluciones para el futuro. De Miguel cree que se ha pensado demasiado poco sobre las causas y los efectos de la situación que está tocando vivir. «Las crisis son una oportunidad para analizar en profundidad lo que hemos hecho mal, para evitar que se repita. Y este trabajo en España lo hemos afrontado solo a medias». En España, y en Valladolid. Por eso reclama una gran «puesta en común» con la sociedad en su conjunto para analizar el modelo de ciudad y de provincia que se quiere y decidir qué pasos se deben dar para acercarse a él. «Sería muy sano que el alcalde pilotara una discusión colectiva con representantes de todos los sectores de Valladolid. Estoy convencida de que saldrían muchos elementos de acuerdo».

A quienes pudieran pensar que no hace falta modificar nada, la presidenta de la CVE les recuerda que el cambio no siempre depende de la propia voluntad. «El modelo de ciudad tiene que cambiar porque nos obligan las circunstancias», asegura. Y pone un ejemplo local: el vaciamiento del centro de Valladolid como consecuencia del traslado de servicios administrativos a las afueras, un fenómeno que le preocupa de forma especial. «Que los grandes centros administrativos van a salir del centro es una decisión tomada y una realidad. No tiene sentido lamentarnos ya. Lo que sí debemos hacer es buscar alternativas. Debemos analizar lo que ha ocurrido en otras ciudades que han pasado por una situación similar, porque algunas han logrado superarlo».

El exceso de individualismo también lastra, a su juicio, una de las grandes apuestas de futuro: el turismo. «Tenemos que crear una marca de Valladolid que unifique a la ciudad y la provincia», opina. Esta promoción común debería traducirse en la oferta de paquetes conjuntos que permitan acceder a servicios públicos al margen de la administración de la que dependan y privados. «Para esto hace falta gestión y coordinación, claro, en vez de ir cada uno a lo suyo», admite la presidenta de la patronal. «Pero es el modo de lograr que la gente se quede a pernoctar. En Salzburgo ofrecen una tarjeta de este tipo y les ha dado resultado: es un estímulo eficaz para alargar la estancia y aprovechar lo que te ofrece».

Otro terreno en el que hace falta mucha más colaboración es el que relaciona a la Universidad con las empresas privadas. «El Parque Científico está haciendo un buen trabajo, pero no es suficiente», opina Ángela de Miguel. «La Universidad tiene que tener más cercanía con el mundo de la empresa privada. En otros lugares es más fácil que aquí desarrollar proyectos conjuntos».

En el terreno industrial, De Miguel aboga por mantener la apuesta por los sectores que funcionan bien, como la automoción o la agroalimentación, pero sin descuidar las nuevas tecnologías, que serán claves en el futuro. Asimismo, reclama el abaratamiento del suelo industrial. «No podemos olvidarnos de esto ahora que empieza la recuperación. Si queremos que se instalen empresas, tenemos que ofrecer mejores condiciones».

En paralelo, aboga por un mayor impulso a la cultura del emprendimiento, desde la convicción de que es el mejor modo para lograr que los jóvenes se queden en la provincia, o en la Comunidad Autónoma, en vez de irse fuera. «Los jóvenes tienen un nivel de formación bastante alto. El problema es que la mayoría aspiran a ser funcionarios y eso no casa bien con las transformaciones que se están produciendo y que apuntan a que cada vez será más importante el autoempleo, la capacidad de crear pequeñas empresas». Este cambio de modelo «choca de modo especial con una sociedad como la nuestra en la que el riesgo está penalizado y en la que hay mucho miedo al fracaso».

Ángela De Miguel reclama un apoyo al emprendimiento que debe empezar por la eliminación de trámites innecesarios. «Las administraciones a veces ayudan y otras veces entorpecen el desarrollo de las empresas; la burocracia es terrible», explica. Y especialmente en un país como España en el que «hay un exceso de leyes y de normas, porque cada autonomía o cada municipio ha dictado reglas diferentes».

Lo peor, a su juicio, es que las exigencias que se imponen a la iniciativa privada «a menudo se basan en la idea de que el empresario es un presunto delincuente». La presidenta de la CVE reclama «mayor capacidad inspectora para distinguir al que se equivoca por error del que incumple porque quiere defraudar». Para el primero, reclama «más comprensión y pedagogía» por parte de la administración, que debe ser consciente de que «una pequeña empresa y una mutinacional no tienen la misma capacidad para cumplir normas complejas». En cambio, para el que engaña a sabiendas, reclama contundencia. «Hay que ser duros con el que defrauda de verdad, porque ese no solo engaña al Estado sino que perjudica a todos, porque juega con ventaja».

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