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J. Sanz
Domingo, 8 de febrero 2015, 09:34
Los sucesivos cierres de la azucarera Santa Victoria (1997) y de las oficinas de Ebro-Puleva situadas justo enfrente (2007) dieron paso a la progresiva ocupación de las casetas abandonadas y a la construcción de un sinfín de chabolas a medida que avanzaban los años. Y así llegó un momento en el que este entorno del actual parque de Las Norias albergó el mayor foco de pobreza y marginación de la capital con decenas de inquilinos diseminados por sus antiguos edificios. Pues bien, los últimos residentes del último reducto ocupado abandonaron el pasado fin de semana sus hogares para dar paso a los trabajos de demolición de la parcela triangular de las antiguas oficinas de Ebro.
La marcha voluntaria de los veinte residentes, entre los que se encontraban cuatro familias con una decena de niños, pone punto y final así a trece años ininterrumpidos de chabolismo en el entorno de Las Norias.
Los derribos de las tres edificaciones que se mantienen en pie en este picón anexo al parque, en el que solo sobrevivirá el abandonado mamotreto de ladrillo catalogado de la centenaria azucarera y dos casonas protegidas, comenzarán el próximo lunes y serán las primeras obras visibles, aunque modestas, de la faraónica operación del soterramiento ferroviario dentro del casco urbano.
Los terrenos, que están incluidos dentro del Plan Rogers y que pertenecen a la Sociedad Valladolid Alta Velocidad encargada de su desarrollo, están situados entre la vía, el parque de LasNorias y la Ciudad de la Comunicación. En su interior se erigen aún un bloque de oficinas de tres plantas, un almacén y una caseta utilizada en su día como laboratorio. Su valor histórico es nulo, ya que estos edificios se levantaron en 1980 y cerraron sus puertas en 2007. Un año después fueron tapiados y enseguida comenzó su ocupación por parte de los indigentes ahora desalojados para dar paso a los derribos.
Hasta medio centenar
La mayoría de los chabolistas procedían de otros inmuebles demolidos años antes en este mismo entorno, como las históricas naves que acogieron en su día las instalaciones de Fasa, otras casas que carecían de protección en la propia azucarera y un sinfín de cobertizos y chamizos ferroviarios situados entre el parque, las vías y la estación de Ariza. Los primeros okupas de la entonces recién abandonada y expoliada azucarera Santa Victoria (construida en 1899 y cerrada en 1997) se asentaron en 2002 en la fila de viviendas de la entrada, que fueron derribadas tres años después para dar paso a la construcción del parque inaugurado en 2007. El censo de chabolistas rondaba por aquel entonces el medio centenar y fue descendiendo poco a poco a medida que las máquinas iban tirando los edificios.
El espacio liberado por la demolición de las antiguas oficinas de Ebro-Puleva, que ocupan una superficie de 2.231 metros cuadrados, está incluido en el eterno Plan Rogers de urbanización de los terrenos liberados por el soterramiento ferroviario. Por este piconcito situado entre la vía y el parque de Las Norias pasará parte de la gran avenida que ocupará el espacio del lecho ferroviario y albergará una zona verde y parte de las 611 viviendas proyectadas en el futuro barrio de Ariza. Pero eso ocurrirá algún día.
Las demoliciones en las antiguas instalaciones de la azucarera Santa Victoria concluirán en los próximos cuatro meses, si bien en torno a la estación de Ariza aún sobreviven un bloque de viviendas junto a la vía de mercancías y algunos almacenes ferroviarios tapiados hace años.
Los operarios harán lo propio este lunes en los terrenos de las antiguas oficinas de Ebro para dejar este picón literalmente como un solar en un plazo de cuatro meses. A su llegada se encontrarán con toneladas de basura abandonada por sus últimos inquilinos dentro y fuera de sus chabolas. «El lunes se vallará convenientemente este espacio, comenzarán las demoliciones y se dejará el solar limpio a la espera de la llegada del soterramiento», según confirmaron ayer fuentes de la propia Sociedad Valladolid Alta Velocidad.
Los trabajos, que ejecutará la empresa Toyrsa, costarán 207.000 euros y será el primero visible dentro de la ciudad enmarcado en el proyecto ferroviario al margen de la construcción del túnel del Pinar de Antequera a la espera de las próximas demoliciones de los talleres de Farnesio. Allí está previsto que los derribos comiencen en cuanto se consume la mudanza para evitar precisamente lo ocurrido en los últimos trece años en la azucarera Santa Victoria.
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