Secciones
Servicios
Destacamos
Víctor Vela
Miércoles, 31 de diciembre 2014, 16:02
«Me ha tocado sufrir un poco en Sierra leona y otro poco aquí», dice el misionero de Olmedo ingresado desde el pasado lunes en el hospital Río Hortega. «Pero todo está saliendo bien». La última buena noticia le ha llegado este miércoles sobre las 15:00 horas. Los segundos análisis practicados en el Instituto Carlos III han dado, de nuevo, negativo. Está libre de ébola y, por lo tanto, el equipo médico y las autoridades sanitarias podrán levantar en cualquier momento el aislamiento en el que se encuentra el religioso y la cuarentena de vigilancia a la que estaba sometidos sus padres, las dos personas con las que tuvo contacto desde el domingo, momento en el que el agustino recoleto tuvo fiebre.
El primer análisis (el martes) dio negativo por ébola. El segundo (este miércoles) lo confirma.
No es ébola. De este modo comienza a escribirse el fin del protocolo por ébola activado el pasado lunes en Valladolid. La historia comienza el 11 de diciembre, cuando el religioso, de 40 años, regresa a España para pasar la Navidad procedente de Sierra Leona, el país en el que desarrolla su labor misionera. Al tratarse de un Estado golpeado por el virus del ébola, las autoridades sanitarias españolas llevan a cabo un estrecho seguimiento de todas aquellas personas que vuelven a España procedentes de algunos de estos países.
más información
En el caso del misionero vallisoletano, permaneció durante sus primeros cinco días de estancia en España aislado en un piso de los agustinos recoletos en Madrid. Allí se le tomaba la temperatura dos veces al día. El 16 de diciembre, al no presentar ningún síntoma (fiebre, cefaleas, náuseas, vómitos) se le autoriza a viajar hasta Olmedo para pasar la Navidad con su familia.
Ya en la localidad de Valladolid, el servicio de Vigilancia Epidemiológica de la Junta de Castilla y León se encargó de su seguimiento, con llamadas diarias para controlar si presentaban algún tipo de síntoma. Nada. Nada de nada hasta el domingo por la mañana. Ese día, a las 9:00 horas, el religioso se tomó la temperatura y comprobó que tenía 37,7 grados. Dijo que se tomó un paracetamol y una pastilla contra la malaria y que la fiebre desapareció casi de inmediato. Sin embargo, a las 20:00 horas, cuando recibió la llamada de los médicos, reportó su situación. Aunque ya estaba bien, por la mañana había tenido fiebre.
El lunes por la mañana, reunido el comité médico y, por precaución, decidió activar el protocolo que prevía el ingreso hospitalario del misionero, así como el traslado al centro médico de todas aquellas personas que hubieran tenido contacto con él desde el momento en el que tuvo los síntomas. Solo eran sus padres. Los tres ingresaron en el Río Hortega (centro de referencia para el tratamiento del ébola en Castilla y León) a primera hora de la tarde del lunes.
A las 18:00 horas de ese 29 de diciembre, el consejero de Sanidad de Castilla y León, Antonio María Sáez, y el equipo médico ofrecía una comparecencia ante la prensa en la que ya aventuraban que las posibilidades de que fuera ébola eran bajísimas. Pese a ello, por cautela, se prefirió seguir adelante con el protocolo. Los dos análisis han confirmado que, efectivamente, el religioso está libre de la enfermedad.
¿Por qué tuvo entonces fiebre el domingo por la mañana? Dice el religioso que pudo deberse a algo tan sencillo como coger frío. «El sábado por la tarde estuve ayudando a mi padre en el campo. Es ganadero, tiene vacuno y ya está mayor. Así que le eché una mano. Debí coger frío. Pasé de los 30 grados de África a los bajo cero. Y me pilló con las defensas bajas». Era ya el día 18 de los 21 que la OMS ha fijado para la aparición de los síntomas por ébola, pero el religioso aseguró con rotundidad desde el primer día que no se trataba de esa enfermedad. «La he visto en Sierra Leona. He trabajado a su lado. He pasado por muchas cosas en África y sabía que lo que me pasaba a mí no era ébola».
Una vez confirmado el negativo, el equipo médico que trata al paciente (pilotado por los doctores Pablo Bachiller y Sonia Tamames) ha decidido que continuará en ingreso hospitalario hasta recibir el alta médica por parte de los facultativos que le atienden y sus dos familiares cercanos, que también habían sido ingresados al ser considerados como contactos de alto riesgo, han abandonado esta situación al confirmarse el negativo del caso en investigación.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.