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Teresa de Lapuerta
Sábado, 22 de noviembre 2014, 16:02
El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, presidió ayer la homilía con la que el pueblo de Villamuriel de Campos inauguró oficialmente las obras de restauración de la iglesia de San Pelayo, acompañado por más de seiscientos feligreses. El prelado felicitó al municipio por el compromiso con su templo, y le animó a seguir siendo «iglesia comunitaria», también en lo espiritual.
Tal y como recordó el propio Blázquez, junto a quien concelebraron otros once sacerdotes, la restauración del templo ha sido posible gracias al tesón popular y, fundamentalmente, gracias a la herencia de Jesusa Ortega Espeso, quien dejó 240.000 euros a la parroquia. Además de los familiares y amigos de la difunta, ayer estuvieron presentes otros nombres propios que han puesto su granito de arena para que San Pelayo muestre ahora toda su belleza. Entre ellos, los arquitectos Miguel Iturralde y Carlos Bernal, que se responsabilizaron de forma altruista tanto del proyecto como de la dirección de obra; Laurentino Pérez, que restauró la lámpara; las decenas de vecinos que contribuyeron anónimamente con sus donativos; el párroco, Isidro Alonso, hilo conductor de la ilusión popular; el alcalde, Anacleto Pascual, que siempre estuvo a disposición de los feligreses o Segundo Espeso Polo, patrono de la Fundación San Pelayo y San Segundo, que corrió con los gastos de la pintura del templo.
Todos ellos, vecinos, descendientes y amigos de Villamuriel, disfrutaron también de una soleada jornada otoñal y del vino español ofrecido después en las antiguas escuelas de la localidad terracampina.
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